Los tres plenos cruciales

Confiar el discurso al fracaso previsto de Feijóo ha permitido darle a septiembre una apacible sombra que se proyectaba sobre La Moncloa y Ferraz para negociar sin focos. La sombra se agota el 1 de octubre

La bancada del PP aplaude a Alberto Núñez Feijóo tras su discurso de investidura, este martes en el Congreso.CLAUDIO ÁLVAREZ

A días, parece que la política española haya quedado atrapada en dos plenos de los que no se ha podido despegar y que explican mejor las cosas. Esto de ahora, y lo que vendrá, se entiende distinto si uno recuerda la moción de censura que hizo presidente a Pedro Sánchez, que sirvió de cimiento para la coalición de izquierdas y que dejó en sectores del PP la sensación de que les arrebataban de mala manera lo que les pertenecía; la que ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

A días, parece que la política española haya quedado atrapada en dos plenos de los que no se ha podido despegar y que explican mejor las cosas. Esto de ahora, y lo que vendrá, se entiende distinto si uno recuerda la moción de censura que hizo presidente a Pedro Sánchez, que sirvió de cimiento para la coalición de izquierdas y que dejó en sectores del PP la sensación de que les arrebataban de mala manera lo que les pertenecía; la que llevó a hablar de Gobierno ilegítimo a quienes esta vez sostienen que sería una anomalía democrática si se cumple la Constitución y sigue en el Gobierno el que más escaños reúna. Si los reúne.

Había un hilo invisible que conectaba a Alberto Núñez Feijóo con aquel Mariano Rajoy desalojado, que tuvo en ese Congreso lo mismo que tiene ahora Feijóo: una mayoría en contra. Con una diferencia, porque es Feijóo quien ha tomado la decisión ideológica más trascendente en años para el centroderecha español, que lo distingue de los conservadores alemanes o franceses: su alianza con Vox, con la que se ha cerrado las demás puertas y por la que acumula un amplio poder territorial.

El otro pleno fundamental sucedió en el Parlament la tarde en que la mayoría independentista proclamó la independencia, antes de que los miembros del Govern temieran ser detenidos allí mismo o poco después por la Guardia Civil. Carles Puigdemont, que apenas miró a Oriol Junqueras en aquella sesión en la que compartían escaño, se fugó de España mientras su socio era arrestado, juzgado, condenado e indultado. La enemistad —y a menudo el odio— entre ERC y Junts también explica el escenario y la actual carrera por demostrar cuál de los dos condiciona más al PSOE. Puigdemont paladea su oportunidad mientras Junqueras ha encontrado la fórmula de mantener el protagonismo: filtra lo que puede sobre la amnistía. Es ERC quien ha dicho que el PSOE acepta la medida y que está de hecho en su fase técnica. El PSOE apenas dice, dejando que los demás le vayan haciendo el marco.

Pero el PSOE sabe que habrá de decir y que, ante la trascendencia del dilema, una investidura de Sánchez se convertiría en el tercer pleno que defina nuestro momento político. La intervención sorpresa de Óscar Puente puede que haya sido efectiva si la estrategia era evitar que Feijóo ganase el pleno, como si no hubiera unas votaciones al final que resolvieran el malentendido y decidieran quién gana y quién pierde los plenos. Ese telediario, en cualquier caso, ha pasado ya. Confiar el discurso al fracaso previsto de Feijóo ha permitido darle a septiembre una apacible sombra que se proyectaba sobre La Moncloa y Ferraz para negociar sin focos. La sombra se agota esta misma semana, y ha querido el capricho del calendario que la semana termine el domingo: 1 de octubre.

Sobre la firma

Más información

Archivado En