Impotencia

Los lectores escriben sobre las condiciones de trabajo de los sanitarios, las agresiones sexuales, la amnistía a Puigdemont, y sobre los traumas que causan en los maquinistas accidentes como el de Montmeló en el que murieron cuatro jóvenes

Una enfermera en un hospital de la Comunidad de Madrid.Andrea Comas

He tenido la experiencia de pasar la noche del pasado 13 de septiembre en el servicio de urgencias de un gran hospital de Madrid porque tengo ingresado a un familiar muy cercano y querido y con muy pocas opciones de recuperación. La profesionalidad, la atención y el cariño de todo el personal han sido en todo momento inmejorables. De madrugada se puso a llover y como por arte de magia se iniciaron varias goteras, en algunos casos caía el agua de manera contundente, y por lo que escuchaba se estaba inundando lo que con tanto cariño llamaban “el quirofanito” y su almacén adyacente. El personal s...

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He tenido la experiencia de pasar la noche del pasado 13 de septiembre en el servicio de urgencias de un gran hospital de Madrid porque tengo ingresado a un familiar muy cercano y querido y con muy pocas opciones de recuperación. La profesionalidad, la atención y el cariño de todo el personal han sido en todo momento inmejorables. De madrugada se puso a llover y como por arte de magia se iniciaron varias goteras, en algunos casos caía el agua de manera contundente, y por lo que escuchaba se estaba inundando lo que con tanto cariño llamaban “el quirofanito” y su almacén adyacente. El personal se puso a retirar a los pacientes y a desenchufar algunos aparatos para evitar males mayores, otros corrían a ayudar a sus compañeros para salvar del agua algunos materiales del almacén. Cuando todo acabó, la enfermera que se ocupaba de nuestra área se quedó observando la gotera y se puso a llorar, me miró y me dijo: siempre pasa lo mismo, este hospital está hecho un desastre.

José Ignacio Vallejo Caldera. Madrid

No quiero entenderlo

A mí también me tocaron las nalgas por la calle. Ocurrió mientras esperaba a mi pareja en la boca del metro. Él siguió bajando las escaleras mientras yo le gritaba: “¡¿Qué haces, asqueroso?!”. Intimidada, se lo conté a mi pareja en cuanto llegó. Esa noche al tocarme él cariñosamente, como acto reflejo le golpeé la mano. “Perdón. Hoy no me toques”, le dije. Aún sentía el asco. “Lo entiendo”, me contestó, y me abrazó. Y yo entendí lo que se debe sentir tras sufrir una agresión mayor. Y no entiendo con qué derecho se creen. No quiero entenderlo. Quiero, queremos que ellos nos entiendan a nosotras. Y que se siga haciendo justicia.

Marta Zubiría Medina. Madrid

Amnistía

La amnistía es una medida tan excepcional que son entendibles y deseables para el debate todos los puntos de vista que están surgiendo. Algunas de estas opiniones discrepan abiertamente de la amnistía entendiendo que ésta es una medida que debilita nuestra democracia. Pero quienes defienden esto parecen no tener en cuenta que tenemos una democracia consolidada y que ésta puede demostrar su fuerza justamente perdonando incluso a aquellos que la han querido destruir.

Javier Jiménez Montes. Barcelona

Maquinistas

Todos los que conducimos trenes sabemos lo terrible que es arrollar a alguien que se encuentra —intencionadamente o no— en las vías del tren. El domingo pasado, un tren arrolló a cuatro jóvenes en Montmeló. Algo horrible, vaya por delante mi pesar a sus amigos y familiares. Pero ahí, como siempre, iba un maquinista, del que muy pocas veces nos acordamos y al que le toca vivir una experiencia traumática, de las peores que va a vivir en su vida. Esta vez, en EL PAÍS y la Cadena SER mencionaron al maquinista y su estado. Aunque fuera breve, gracias por hacerlo.

Miguel Yunquera Pérez. Madrid

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