¿Qué hace una vaca detrás de Brad Pitt?

Una escena de ‘Babylon’ nos muestra los límites de nuestra atención

La vaca que pasa detrás de Brad Pitt en 'Babylon'.

Yo tampoco vi la vaca de Babylon. Me explico: Doctor Frusna es una cuenta de Twitter especializada en cine que hace unos días recuperó un vídeo de la promoción de esta película. El director, Damien Chazelle, cuenta que hay un momento en el que detrás de Brad Pitt aparece una vaca. Chazelle lamenta, con indignación más o menos fingida, q...

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Yo tampoco vi la vaca de Babylon. Me explico: Doctor Frusna es una cuenta de Twitter especializada en cine que hace unos días recuperó un vídeo de la promoción de esta película. El director, Damien Chazelle, cuenta que hay un momento en el que detrás de Brad Pitt aparece una vaca. Chazelle lamenta, con indignación más o menos fingida, que nadie se fija en la vaca, “ni los montadores de la película”, porque todo el mundo se queda mirando la cara de Brad Pitt.

Tiene un poco de trampa: aunque muge y todo, la vaca sale de fondo y borrosa en medio de la fiesta más excesiva jamás rodada. Pero la escena y la indignación de Chazelle recuerdan a un experimento clásico sobre nuestra atención. En 1999, Daniel Simons y Christopher Chabris grabaron un vídeo en el que dos equipos, uno de negro y otro de blanco, se pasaban una pelota de baloncesto, y luego pidieron a los participantes que contaran los pases que daba el equipo de blanco. Todo muy fácil, pero la mitad no se dio ni cuenta de un pequeño detalle: una persona disfrazada de gorila se pasea entre los jugadores con toda tranquilidad e incluso se para a golpearse el pecho.

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Esto tiene sentido e incluso es bueno: como explica el ensayista y divulgador Michael Shermer en The Believing Brain (“El cerebro que cree”), no podríamos concentrarnos de forma eficaz en ninguna tarea si estuviéramos pendientes de todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Por eso no vemos ni la vaca ni el gorila, y por eso, como apuntan algunos comentaristas del vídeo de Doctor Frusna, tampoco nos damos cuenta de la mayoría de errores en las películas, como esos vasos de whisky que se vacían y se llenan de plano a plano o, en el caso de Misión imposible: Fallout, ese bolsillo que aparece en la camisa de Henry Cavill.

Pero esto también puede tener consecuencias negativas, más allá de la ceguera vacuna. Como recuerda Kathryn Schulz en su libro En defensa del error, los límites de nuestra atención pueden causar accidentes de tráfico, están detrás de lo poco fiables que son los testigos presenciales y resultan una buena herramienta para los carteristas: por ejemplo, mientras un compinche desvía nuestra atención, el otro desvía nuestro móvil hacia su bolsillo.

Los magos también saben aprovechar estos despistes: el propio Shermer ponía un ejemplo en su cuenta de Twitter este sábado, al hilo de un número de magia del Mago Pop en el que parece teletransportar a cuatro personas. Shermer no desvela el secreto, pero sí el mecanismo psicológico que hay detrás. Lo hace con un juego clásico de internet: en un tuit muestra unos naipes y nos pide que escojamos uno de ellos. En el siguiente tuit ha hecho desaparecer justo la carta que habíamos seleccionado.

Funciona porque no se repite ninguna de las cartas en ninguno de los dos tuits: no desaparece solo la nuestra, sino que lo hacen todas, reemplazadas por otras muy parecidas. No nos damos cuenta porque no estábamos atentos a todos los naipes, sino solo a uno de ellos.

Esto no significa que debamos prestar siempre más atención a todo. Nos perderíamos en un maremoto de detalles que acabaría por volvernos locos a cambio de ver una vaca cada, qué sé yo, ¿2.000 películas? Pero quizás sí merezca la pena prestar atención a las cuestiones que algunos nos plantean: por ejemplo, en el vídeo del gorila se nos pide que contemos pases porque es mucho más fácil ver al animal si no nos dan instrucciones. Es decir, si alguien quiere ocultar algo, a menudo le basta con centrar nuestra atención en otros asuntos y dejar que el gorila se pasee tan tranquilo. Y, en fin, no quiero pensar mal, pero a lo mejor por eso llevamos meses sin saber cuánto cobra Feijóo. A ver si se anima estos días, aprovechando que todo el mundo está de vacaciones.

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