Sondeos y el voto a la extrema derecha
Los lectores escriben sobre la subida de Vox en las intenciones de voto del 23J, las residencias de mayores en la Comunidad de Madrid, el hecho de emigrar a otro país, y sobre el uso de ciertos valores propios de la izquierda por los partidos de derecha
Los sondeos de intención de voto muestran desde hace algún tiempo una desviación no menor con respecto al resultado real. El fenómeno coincide con el concurso electoral de populismos de extrema derecha que, además, suelen recibir una parte importante del “voto oculto”. Se me ocurre que una razón para ocultar el voto pueda ser la vergüenza. ¿Por qué elegir una opc...
Los sondeos de intención de voto muestran desde hace algún tiempo una desviación no menor con respecto al resultado real. El fenómeno coincide con el concurso electoral de populismos de extrema derecha que, además, suelen recibir una parte importante del “voto oculto”. Se me ocurre que una razón para ocultar el voto pueda ser la vergüenza. ¿Por qué elegir una opción que en el fondo se considera censurable? Temo que la respuesta sea que lo que cause vergüenza sea solo una parte del discurso, mientras que el resto les resulte suficientemente atractivo. Y ahí está el engaño: las políticas que realmente implementarán estos partidos al entrar en gobiernos son precisamente las que causan vergüenza (llevamos tiempo viéndolo en Castilla y León), mientras que las propuestas que pudieran resultar atractivas a según qué electores no prosperarán, ya que ofrecen soluciones ridículamente simplistas a problemas complejos (uno de los pilares del populismo). Es como aquello de tener que comprar todo el cerdo queriendo únicamente un bocadillo de jamón.
David Barbas García. Pamplona
Jugar con la salud
Sigue pasando, ha vuelto a pasar y si nada cambia seguirá pasando. El otro día escuché la noticia de la sanción que la Comunidad de Madrid ha impuesto a la empresa concesionaria, entre otros servicios, del suministro de comidas a una residencia de mayores, al descubrirse en una inspección que servían comida caducada. No es la primera vez que esa misma empresa es sancionada y no es el único caso. Está claro que las multas que les imponen no son suficientemente disuasorias, más bien pareciera un hacer que hacemos, un paripé, y mientras tanto son empresas que siguen jugando con la salud, la vida y el bienestar de nuestros mayores. ¿Es que no se pueden aplicar otras medidas que les quiten las ganas de seguir riéndose de todos?
M. Luz Álvarez Aumente. Boadilla del Monte (Madrid)
Emigrantes
Mi familia ha emprendido varias veces el camino de la emigración. Soy nieto, hijo y padre de emigrantes. Mi hijo ha marchado hace unos meses a la República Checa; las dificultades que ha sorteado con la Administración checa no tienen nada que envidiar al Josef K de Kafka. Pero lo que más me indigna ha sido el trato (o la falta de él) de la Embajada española en Praga, que al parecer no tiene entre sus funciones la atención, el apoyo o el asesoramiento a jóvenes que como él han tenido que salir de su país para buscarse la vida.
Manuel Domínguez Ferro. Pontedeume (A Coruña)
¿A favor del cambio?
Cuando los defensores de la Constitución, en los tiempos de las Cortes de Cádiz, exigían “libertad” y “cambio”, los reaccionarios respondían gritando “¡vivan las cadenas!” en defensa de su “santa tradición”. Todo estaba claro: lo que significaba cambio y los argumentos en contra de los reaccionarios. Hoy, sin embargo, escuchamos hablar de cambio y libertad a quienes se oponen a toda ampliación de derechos de la ciudadanía, sea la igualdad de género sin discriminaciones, la reforma laboral contra la precariedad, el derecho de expresión sin ley mordaza, o la defensa de un medio ambiente saludable sin negacionismos anticientíficos. Por favor, no traten de engañar: sigan gritando su verdad en favor de las cadenas y de las discriminaciones insolidarias.
Daniel Gil Pérez. Alboraia (Valencia)