Votar desde la coherencia y la autocrítica

Estamos llamados a ejercer el derecho a votar ya que vivimos en democracia. Votar es decidir. Decidir es un acto individual con repercusión en el futuro de la comunidad afectada. La no participación implica dejar nuestra responsabilidad en manos de quienes pueden defender intereses contrapuestos. Me pregunto cómo evitar estos efectos perniciosos al tiempo que fortalezco el Estado democrático. Mi respuesta es contrastar mis apetencias individuales con las propuestas partidistas y obtengo un campo clarificador. Si defiendo lo ...

Estamos llamados a ejercer el derecho a votar ya que vivimos en democracia. Votar es decidir. Decidir es un acto individual con repercusión en el futuro de la comunidad afectada. La no participación implica dejar nuestra responsabilidad en manos de quienes pueden defender intereses contrapuestos. Me pregunto cómo evitar estos efectos perniciosos al tiempo que fortalezco el Estado democrático. Mi respuesta es contrastar mis apetencias individuales con las propuestas partidistas y obtengo un campo clarificador. Si defiendo lo individual se imponen unas propuestas. Si defiendo el bien común en educación, sanidad, derechos sociales, ecologismo, feminismo y gestión, son otras las que se imponen con fuerza. Votaré desde la coherencia y la autocrítica para, más allá de la votación, poder exigir a los votados que están en política para servir y no servirse de ella, al tiempo que les recuerdo que por muchos votos que obtengan no quedan legitimados para adueñarse del complejo y rico país en el que vivimos y queremos seguir viviendo sin crispación.

Emilio Cubera Pereira. Santiago de Compostela

Un país al que no me gustaría volver

Ahí los tenéis, la derecha española más la extrema derecha española, ellos mismos se están retratando, ya están haciendo de las suyas: convertir España en un país atrasado, donde no importa la tecnología, donde no importan los nuevos tipos de relaciones humanas, donde no importan las nuevas formas de las familias, donde no importa la violencia de género, donde no importa la sanidad pública, donde no importa la educación abierta, donde no importa el cambio climático ni el medio ambiente, un país que se hará cada vez más pobre en todos los sentidos, un país donde solo importará que la riqueza que ya tienen algunos siga en aumento, concediéndoles becas, subvenciones, ayudas, rebajas fiscales, etcétera, etcétera. Un país hecho a la imagen y semejanza de unos pocos privilegiados.

Juan Carlos López Cherino. Madrid

Van a por nosotras

Nos están matando. Nos están violando. Una manada otra vez. Vidas de niñas y mujeres que se rompen para siempre. Nos agreden en el transporte público, en la discoteca, en la universidad. ¿Estamos dormidas? ¿Por qué no volvemos a salir a la calle? No podemos permitir el blanqueamiento de la violencia machista. No podemos permitir el ataque masivo a los derechos adquiridos. No podemos permitir la falta de protección y amparo, el fallo del sistema. Movilicémonos. Van a por nosotras.

Belén Saavedra Cervera. Barcelona

Islas masificadas

Escribió Ursula K. Le Guin que las islas se encuentran, por definición, fuera del mundo ordinario. Pero cuando el mundo ordinario es un mundo capitalista no deja cabos sueltos. En un fin de semana, durante la temporada alta, en Mallorca suelen aterrizar cientos de aviones, lo que se puede traducir como a vuelo por minuto. Algo absurdo y demencial. Por desgracia, Ursula, las islas no consiguen escapar de la fantasía del progreso. Ahora están monitorizadas, y los isleños domesticados y sofisticadamente entrenados para que un vuelo por minuto, en lugar de una salvajada, nos suponga el maná.

Dalena Serra Vicens. Cerdanyola del Vallès (Barcelona)