Que llueva, que llueva

Los lectores escriben sobre la falta de lluvias y el malgasto de agua, los problemas de salud mental en los jóvenes y el exceso de emisiones de gases contaminantes

Varios agricultores recorren una zona de campo casi yerma por la sequía en Alcoy (Alicante).MORELL (EFE)

Muchos días, al levantarme, miro a través de la ventana de la habitación deseando ver cómo cae la lluvia y busco en mi memoria la letra de aquella canción infantil que tarareaba con mis amigas en el patio de la escuela cuando era pequeña: “Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva. Los pajaritos cantan, las nubes se levantan. Que sí, que no, que caiga un chaparrón, que rompa los cristales de la estación”. Me parece mentira que lo que era u...

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Muchos días, al levantarme, miro a través de la ventana de la habitación deseando ver cómo cae la lluvia y busco en mi memoria la letra de aquella canción infantil que tarareaba con mis amigas en el patio de la escuela cuando era pequeña: “Que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva. Los pajaritos cantan, las nubes se levantan. Que sí, que no, que caiga un chaparrón, que rompa los cristales de la estación”. Me parece mentira que lo que era un juego en mi niñez ahora cobre realidad y sea un clamor ante uno de los cambios de incalculables consecuencias que podría producirse en los albores del siglo XXI, los grandes periodos de sequía que pueden poner en riesgo la vida de millones de personas. Fue en el agua donde comenzó la vida en la Tierra, y todo ser vivo de este planeta azul la necesita. Es triste y muy cierto este proverbio inglés que reza: “No se aprecia el valor del agua hasta que se seca el pozo”.

Gema Abad Ballarín. Reus (Tarragona)

Ayudar a los jóvenes

Cada vez son más los jóvenes que sufren de problemas como depresión, ansiedad, estrés y otros trastornos relacionados con la salud mental. El colegio, la universidad o incluso las redes sociales crean un ambiente de constante comparación entre los jóvenes. Y esto se une a sentimientos de inadecuación y baja autoestima. Todos, desde los líderes de la comunidad hasta los amigos y familiares, deben trabajar juntos para crear un entorno en el que los jóvenes puedan prosperar emocionalmente y alcanzar su máximo potencial personal y para nuestra sociedad.

Aitor Regaño Monllor. Valencia

Actuar

La semana pasada, tanto Jordi Amat como Fernando Vallespín pusieron el foco en la falta de una gestión política pertinente en materia de cambio climático y de sequía en España. Un país que no tiene un plan para luchar contra los efectos de la crisis climática que se nos viene anunciando desde hace años es un desastre. La población no tiene un espejo donde mirarse porque las administraciones (tanto estatales como las de las comunidades y ayuntamientos) dan palos de ciego, gastan agua a mansalva en las fugas y no saben nada o fingen no saber nada de una evidencia de la que hasta las personas más ignorantes son conscientes. Hay muchas medidas que se podrían poner en marcha ya, pero tenemos a unos políticos a los que solo les interesa no perder votos, o dirigentes a los que la cuestión no interesa. Ya es hora de ayudar a que las futuras generaciones puedan tener un porvenir en esta Tierra. Para eso, es necesario actuar cuanto antes y dejarse ya de cuentos.

Eloísa Justo Villalobos. La Garriga (Barcelona)

Lo malo es el exceso

El dióxido de carbono no es tan malo, dice el vicepresidente de Castilla y León, Juan García Gallardo. Y no le falta razón. De hecho lo llevan todas las bebidas gaseosas: el cava y los vinos espumosos, la cerveza, los refrescos de cola, los de naranja y limón, la soda, el sifón, la tónica... Lo peor es que el abuso de estas bebidas nos provoca eructos y flatulencias desagradables. Los excesos siempre son malos, señor vicepresidente, también el exceso de dióxido de carbono en la atmósfera.

Carmen Alonso Núñez. Madrid


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