Homofobia en Italia

Meloni recrudece la persecución de las parejas homosexuales al abolir el actual registro municipal de sus hijos

Cientos de personas se manifiestan en defensa de los derechos de las familias homosexuales, el pasado día 18 en Milán.GABRIEL BOUYS (AFP)

El Gobierno de ultraderecha presidido por Giorgia Meloni en Italia ha dado un paso alarmante hacia la asfixia de los escasos derechos reconocidos en el país al colectivo LGTBI. Hasta ahora una solución informal para el registro de los hijos de parejas homosexuales consistía en una falsa alternativa que permitía inscribirlos como hijos adoptados por uno de los miembros de la pareja en los ayuntamientos que lo habilitaron (siempre de corte progresista). ...

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El Gobierno de ultraderecha presidido por Giorgia Meloni en Italia ha dado un paso alarmante hacia la asfixia de los escasos derechos reconocidos en el país al colectivo LGTBI. Hasta ahora una solución informal para el registro de los hijos de parejas homosexuales consistía en una falsa alternativa que permitía inscribirlos como hijos adoptados por uno de los miembros de la pareja en los ayuntamientos que lo habilitaron (siempre de corte progresista). Ese resquicio vergonzante ha sido suspendido mientras la Abogacía del Estado presenta recursos para borrar los registros con la consecuencia inmediata de quedar vinculado el hijo a un único progenitor.

El alcance de las medidas adoptadas por el Gobierno de Hermanos de Italia es transfronterizo porque también el Senado ha rechazado la aprobación del certificado europeo que homogeneizaba ese tipo de registros y protegía a las familias de progenitores homosexuales que residieran temporalmente en Italia. La consecuencia es que tras asentarse en el país pierden el reconocimiento legal de los hijos. La única vía disponible es volver a esa vejatoria solución de fingir una adopción para el miembro de la pareja que no es padre o madre biológico para los llamados casos particulares, lo cual pasa por distintas entrevistas donde deben acreditar su idoneidad para adoptar a quien es ya su hijo. Y también las parejas de mujeres están obligadas legalmente a salir fuera de Italia para recurrir a la inseminación artificial.

Meloni ha cumplido con lo anunciado en campaña electoral. La aberración es tan disparatada como cruel y en buena medida ajena a las convicciones de gran parte de la población. En España pudimos oír a Meloni en un arrebatado discurso en apoyo de Vox en la campaña electoral andaluza —de cuyo tono encendido luego se desdijo— en defensa excluyente de la familia tradicional. No hay agenda oculta alguna en la decisión del Gobierno de Meloni, como no la hay en algunas de las posiciones más reaccionarias de Vox en el único Gobierno en el que hasta ahora participa de la mano del PP, el de Castilla y León, como la propuesta de que los médicos ofrezcan escuchar el latido fetal a las mujeres que hayan decidido interrumpir el embarazo. Pese a que el camino recorrido en España en reconocimiento de derechos ha sido mucho mayor que en Italia, donde la izquierda no ha sido capaz de asumir con firmeza la representación de los derechos LGTBI, el espejo de la gestión de Hermanos de Italia puede ser un buen lugar donde anticipar las políticas regresivas de Vox. La reciente moción de censura fracasada volvió a ser hace unos días el escaparate para escuchar una compacta concepción de un único modelo de familia.

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