El fiasco de los trenes

El grave error de diseño en las dimensiones de los convoyes se salda con dos dimisiones de alto nivel

La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, durante una rueda de prensa el pasado lunes en el ministerio.Kiko Huesca (EFE)

Las dimisiones del presidente de Renfe y de la secretaria de Estado de Transportes (tras los ceses preventivos de dos cargos técnicos de Renfe y Adif) llegan como respuesta a un grave error con tintes de tebeo. Pese a los ...

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Las dimisiones del presidente de Renfe y de la secretaria de Estado de Transportes (tras los ceses preventivos de dos cargos técnicos de Renfe y Adif) llegan como respuesta a un grave error con tintes de tebeo. Pese a los avisos recibidos, siguieron adelante los planes de Renfe de construir unos trenes cuyo tamaño hacía inviable que pasasen por los túneles que les esperaban. El contrato con la empresa vasca CAF de 31 convoyes destinados a la red de cercanías de Cantabria y Asturias se verá postergado al menos durante dos años largos, pero no por el relevo de los altos cargos —ya nombrados sus sustitutos— sino por una gestión mal fiscalizada y conducida durante dos años de pasividad, cuando el error ya había sido detectado en febrero de 2021.

Y dos años sin hacer nada son muchos años. Eso es lo que sucedió desde que el fabricante de los trenes adjudicados informó de que el contrato no contenía las especificaciones correctas de las dimensiones de los convoyes (según reveló una información periodística del pasado 25 de enero). La contundencia de la respuesta política (y la altura de los cargos cesantes) habla bien de la necesaria rendición de cuentas de los poderes públicos tantas veces reclamada, pero también puede leerse en el contexto preelectoral de los comicios del próximo 28 de mayo que se celebrarán en las dos comunidades afectadas. Muy razonable es, y compensatoria, la medida paliativa de prolongar la gratuidad en los servicios de cercanías en las dos comunidades afectadas hasta que se entreguen los nuevos trenes, en principio en 2026.

El fiasco ha puesto en evidencia una descoordinación general entre organismos públicos, con el agravante de pertenecer no solo a la misma Administración sino al mismo departamento. El Ministerio de Transportes reaccionó el pasado sábado y ha hecho frente al vacío normativo que ha dado lugar al error, para permitir la aplicación del llamado método comparativo en el diseño y fabricación de los nuevos trenes, es decir, utilizar las medidas de los trenes en circulación para la fabricación de los nuevos modelos. Por delante queda ahora la financiación del proyecto, tras el anuncio de la ministra de añadir otros siete trenes a los 31 pendientes de entrega. Aunque hasta el momento no se ha efectuado ningún desembolso, Renfe ha comunicado el embrollo al Banco Europeo de Inversiones, sin que sea necesario renegociar el acuerdo de financiación del proyecto (que implica un préstamo de 150 millones de euros), pese a la elevación actual de los costes de las materias primas.

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