Las malas prácticas de Frontex

Un informe comunitario concluye que la agencia que protege las fronteras de la UE no solo realizó devoluciones en caliente sino que actúa de manera irregular

Una embarcación con inmigrantes navega en las cercanías de la isla de Lesbos (Grecia), frente a un buque de Frontex.Michael Varaklas (AP)

Las actuaciones policiales generan situaciones complejas en las que los derechos humanos pueden verse comprometidos y por eso se les tiene que exigir un celo especial en el cumplimiento de sus obligaciones. Su vulneración es siempre grave, pero mucho más cuando se trata de actuaciones que afectan a la integridad, la vida o los derechos de personas en situación de extrema fragilidad. Ese es el caso de los migrantes que, tras superar terribles peripecias y en plena travesía hacia Europa, son interceptados por agentes de Frontex, la agencia europea que se ocupa del control de las fronteras exteri...

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Las actuaciones policiales generan situaciones complejas en las que los derechos humanos pueden verse comprometidos y por eso se les tiene que exigir un celo especial en el cumplimiento de sus obligaciones. Su vulneración es siempre grave, pero mucho más cuando se trata de actuaciones que afectan a la integridad, la vida o los derechos de personas en situación de extrema fragilidad. Ese es el caso de los migrantes que, tras superar terribles peripecias y en plena travesía hacia Europa, son interceptados por agentes de Frontex, la agencia europea que se ocupa del control de las fronteras exteriores. Un demoledor informe de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude constata que la agencia tuvo conocimiento y amparó devoluciones en caliente en alta mar que no solo implicaron una vulneración de los derechos humanos, sino que pusieron en riesgo la vida de los migrantes. También constata un funcionamiento interno anómalo y poco transparente que ha propiciado casos de humillación, acoso y abuso contra los propios colaboradores de la agencia.

Las conclusiones del informe suponen un grave descrédito para la dirección ejecutiva de la agencia europea que cuenta con mayor presupuesto (754 millones de euros en 2022) y que cuando termine su expansión tendrá más de 10.000 agentes a su cargo. En 2020 varias organizaciones humanitarias denunciaron que se estaban produciendo operaciones de devolución sin garantías de ningún tipo en las que se habrían empujado hacia Turquía embarcaciones que ya se encontraban en aguas griegas, violando así la normativa europea sobre asilo. Las denuncias incluían unas grabaciones que las autoridades turcas habían hecho llegar a la dirección de Frontex y que, al no obtener respuesta, dirigieron al Parlamento Europeo. La comisión que este puso en marcha concluyó en julio de 2021 que se habían producido expulsiones irregulares, pero no halló pruebas concluyentes sobre la responsabilidad de la agencia. Sí observó “graves deficiencias” en la transparencia interna y en los mecanismos de supervisión de los derechos humanos, y una estructura de mando muy centralizada y carente de controles.

El informe de la agencia europea concluye que Frontex realizó devoluciones en caliente y que sus mandos conocían las prácticas irregulares de sus agentes y colaboradores. Esto provocó en abril pasado la renuncia del director ejecutivo —en el cargo desde 2015—, pero esta dimisión no es suficiente. Que la investigación encontrara tanta resistencia y que tardase tanto tiempo en aclarar lo ocurrido indica que el problema no solo atañe al modo de operar de la dirección saliente, sino a la estructura de mando de la propia agencia. Las autoridades europeas deben garantizar un modelo de gestión transparente y controlable, de manera que no vuelva a suceder que quien tiene que aplicar la ley se dedique a vulnerarla.

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