Europa ahorra gas
España podrá limitar el 7% del consumo de gas, la mitad que el resto de los socios más dependientes de Rusia
Después de lustros de autoengaño en la relación de la Unión Europea con Rusia, sobre todo por parte de Alemania, los 27 socios comunitarios están aprendiendo a marchas forzadas a lidiar con el presidente ruso, Vladímir Putin. Moscú había tejido durante años una red de intereses energéticos, económicos y geoestratégicos en la que Berlín se dejó atrapar, hasta el punto de poner en peligro la seguridad del continen...
Después de lustros de autoengaño en la relación de la Unión Europea con Rusia, sobre todo por parte de Alemania, los 27 socios comunitarios están aprendiendo a marchas forzadas a lidiar con el presidente ruso, Vladímir Putin. Moscú había tejido durante años una red de intereses energéticos, económicos y geoestratégicos en la que Berlín se dejó atrapar, hasta el punto de poner en peligro la seguridad del continente. Tamaña irresponsabilidad solo puede entenderse si ha habido “estupidez o corrupción”, según declaró a este diario el analista ruso especializado en energía Mijaíl Krutijin. Pero en medio de la emergencia energética que amenaza la UE, no es el momento de ponerse a depurar responsabilidades o a repartir culpas. El banquillo de la historia juzgará. Y el excanciller alemán Gerhard Schröder, y, sobre todo, la excanciller Angela Merkel, serán con toda probabilidad llamados a dar explicaciones.
Lo que toca ahora, y de manera urgente, es buscar una vía de escape y trazar un plan de emergencia para capear la temida ruptura energética con el principal suministrador de la UE. Y esa es la senda que han abierto los ministros de Energía de la UE, que en una reunión extraordinaria celebrada este martes en Bruselas han acordado una rebaja del 15% en el consumo de gas durante los próximos siete meses. Se trata de un esfuerzo solidario para rebajar la demanda, reducir la presión sobre los precios y crear unas reservas que permitan afrontar con ciertas garantías de suministro este invierno y el de 2023.
El acuerdo incluye varias excepciones para tener en cuenta las especificidades del sector energético en algunos países, entre ellos España, que ha logrado la posibilidad de reducir a la mitad el esfuerzo ahorrador, del 15% al 7%. Lo ha logrado no solo por su menor dependencia del gas ruso, sino también porque las débiles interconexiones con Francia apenas le permiten redirigir gas a otros Estados miembros.
Pero el hito importante es que por primera vez en la Unión Europea se pacta un plan conjunto de ahorro energético y, de paso, se asienta el principio de que esta crisis, como antes la sanitaria, solo puede superarse con una respuesta conjunta, coherente y solidaria por parte de los 27. Por primera vez, además, se introduce un mecanismo de alerta a nivel europeo que, de llegar a activarse, convertiría en obligatoria la reducción del 15% en el consumo de gas.
La Comisión, presidida por la conservadora alemana Ursula von der Leyen, ha vuelto a acertar al interpretar que la crisis energética pondría en peligro la integridad del mercado único europeo, auténtico motor del crecimiento del club comunitario. Y al defender que se deben esgrimir los poderes excepcionales contemplados en el artículo 122 del Tratado de funcionamiento de la UE, como se hizo para crear el histórico fondo de recuperación frente a la pandemia. El Gobierno de Pedro Sánchez, que reaccionó de manera airada contra el plan inicial que pretendía el mismo nivel de ahorro para todos los países, ha acabado aceptando la estrategia conjunta comunitaria como la mejor manera de hacer frente al chantaje de Putin, aunque se tenga en cuenta la excepcionalidad española al no depender del gas ruso. Alemania cometió el error de convertirse en rehén energético del Kremlin, pero su liberación debe ser tarea de todos los socios. Esta vez Europa sí mutualiza el sacrificio.