Sor Juana no quería ser santa, quería ser sabia
Este domingo en ‘Americanas’ recordamos el aniversario de la muerte de sor Juana Inés De la Cruz, poeta barroca del siglo XVII. Una mujer adelantada a su tiempo
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Este domingo recordamos el aniversario de la muerte de sor Juana Inés De la Cruz, poeta barroca del siglo XVII. Justo ayer se cumplieron 327 años de su fallecimiento y queremos aprovechar la efeméride para contarles algunos datos interesantes de una de las poetas más insignes del Barroco.
Adelantada a ...
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Este domingo recordamos el aniversario de la muerte de sor Juana Inés De la Cruz, poeta barroca del siglo XVII. Justo ayer se cumplieron 327 años de su fallecimiento y queremos aprovechar la efeméride para contarles algunos datos interesantes de una de las poetas más insignes del Barroco.
Adelantada a su tiempo y mucho antes de que existiera el feminismo, esta mujer tuvo la osadía de romper esquemas. Eligió consagrar su vida al conocimiento y no al matrimonio, la casa y los hijos. Como acaban de leer. Una mujer en pleno siglo XVII consiguió decidir sobre su futuro, en aquella época en la que la escritura y el estudio eran un privilegio que solo estaba al alcance de unos pocos hombres. Desde muy pequeña, cuando todavía la llamaban Juana Inés de Asbaje, fue una niña prodigio. Aprendió a leer y a escribir a los tres años, a los ocho escribió su primera loa eucarística y en unas pocas lecciones aprendió latín.
Antes de que Virginia Woolf pusiera en palabras la importancia de una habitación propia y reflexionara sobre las mujeres y la literatura, sor Juana construyó en su celda del convento de las Jerónimas una gran biblioteca a la que acudían un sinfín de intelectuales, artistas y pensadores. Teología, astronomía, pintura, lenguas, filosofía, música… no había rama que la pensadora no tratase. Esa fue una de sus grandes obsesiones en la vida: que las mujeres pudieran estudiar. “En Primero Sueño, uno de sus poemas más importantes, Sor Juana analiza que su conocimiento no tiene que ver con ser hombre o mujer. Ahora tenemos la posibilidad de acceder al conocimiento, antes las mujeres lo tenían más complicado”, señalaba Alejandra Arévalo, experta en la obra de la poeta.
Sor Juana lo sintetiza de esta manera en sus escritos: “Vivir sola... no tener ocupación alguna obligatoria que embarazase la libertad de mi estudio, ni rumor de comunidad que impidiese el sosegado silencio de mis libros”.
“No creo que fuera aventurado que muchas mujeres optaran por la religión y el convento para no estar con hombres”, afirmaba Arévalo, en entrevista con este periódico.
Decía Octavio Paz en Sor Juana Inés o las trampas de la fe que siempre fue una “poeta intelectual” y que “tuvo que hacerse monja para poder pensar”. Antes de eso ya había tenido otros comportamientos radicales para la época. Se hizo pasar por hombre para poder estudiar en la universidad, algo que Paz denomina “neutralizar su sexo para poder acceder al ansia de conocer”. La escritora Margo Glantz lo sintetizó muy bien hace unos años en un encuentro de en la FIL de Guadalajara: “Sor Juana no quería ser santa, quería ser sabia”.
Más de treinta años después del libro de Octavio Paz, la editorial Flores Raras nos ha descubierto otra faceta de la monja de la que no se había hablado tanto. En Un amor ardiente, coordinado por Sergio Téllez-Pon, se trata el afecto mutuo que se profesaban la monja y la virreina de México María Luisa Gonzaga Manrique De Lara, condesa de Paredes, protectora de la escritora y promotora de su obra. En entrevista con Ferrán Bon, Téllez-Pon aseguraba que ambas mujeres tuvieron una relación intensa pero casta. Sin embargo, en más de 50 poemas que sor Juana dedicó a la virreina queda claro el amor que sentía por ella:
“Yo adoro a Lisi, pero no pretendo
que Lisi corresponda mi fineza;
pues si juzgo posible su belleza,
a su decoro y mi aprehensión ofendo”.
La fascinación por la obra de la poeta ha llevado a nuevas lecturas de su obra y a considerarla parte del corpus literario de las personas no heterosexuales. “Mi propósito es invitar al lector que ya conoce la obra de sor Juana o que se acerca por primera vez, a que la lea sin una venda en los ojos, sin prejuicios ni tabús sexuales”, señalaba Téllez-Pon. Entre esas nuevas lecturas, se ha producido una nueva reivindicación de su figura por parte del movimiento feminista en México. Prueba de ello son esta cuenta de Twitter y el trabajo de esta Lily Cursed, una artista mexicana que trabaja el esténcil y el paste up. Aquí puedes ver su Instagram y la reinterpretación que hace del poema Hombres necios, uno de mis favoritos.
“Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis (...)”
En 1695, sor Juana murió presa del tifus y fue sepultada bajo el coro de la Iglesia del templo de San Jerónimo, donde hoy se ubica la universidad que lleva su nombre: el Claustro de Sor Juana, en Ciudad de México.
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Algunas sugerencias:
📽️ Una película
La fotoperiodista de EL PAÍS México Adriana Kong nos recomienda Petite Maman, de Céline Sciamma. Una película de una gran ternura sobre el duelo infantil y que aborda con misterio el amor de una madre por su hija. “En la primera secuencia la niña protagonista se despide de las ancianas de una pulcra residencia. Recorre un largo pasillo diciendo adiós a cada residente hasta que en la última habitación ya no hay nadie a quien despedir”, dice la reseña sobre la cinta que publicó EL PAÍS.
📷 Una fotógrafa
Gladys Serrano, también de la redacción de EL PAÍS México, nos recomienda el trabajo de su colega Sonia Madrigal, una fotógrafa procedente de Ciudad Nezahualcóyotl. No se pierdan su serie: “La muerte sale por el Oriente”
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