Europa aprende
Es muy actual la frase del padre fundador, Jean Monnet: “Europa se forjará en las crisis y será la suma de las soluciones adoptadas para afrontar esas crisis”
Europa aprende. Aprende mucho con esta desgraciada invasión de Ucrania. Bien. Nadie nace sabio, sagaz, completo. Es muy actual la frase del padre fundador, Jean Monnet: “Europa se forjará en las crisis y será la suma de las soluciones adoptadas para afrontar esas crisis”.
En realidad, aprender de los reveses, las derrotas, los errores, las crisis, es...
Europa aprende. Aprende mucho con esta desgraciada invasión de Ucrania. Bien. Nadie nace sabio, sagaz, completo. Es muy actual la frase del padre fundador, Jean Monnet: “Europa se forjará en las crisis y será la suma de las soluciones adoptadas para afrontar esas crisis”.
En realidad, aprender de los reveses, las derrotas, los errores, las crisis, es un viejo principio. Aplicable a casi cualquier empeño humano: sea la obtención de la paz, una creación federal o la descolonización. Lo que ocurre es que la frase de Monnet es feliz, alivia y anima a esforzarse, porque se derrama sobre la experiencia de un continente cuya historia siempre era la más triste, porque terminaba mal, como nos enseñó Jaime Gil de Biedma sobre la de España.
Pero renacer de la crisis es la base del método científico, de aprehensión de la verdad por sucesivos fiascos. Aprendemos más de los desastres porque retenemos más en qué, cómo y cuándo adoptábamos las malas decisiones. Es más perverso el éxito: nos enfatua, nos ensoberbece, nos adormece, nos anula.
La brutalidad contra Ucrania ha urgido a la Unión de los europeos a tomarse en serio la política exterior común; a complementar su flower power poniendo cañones a sus claveles; a concluir que el suministro y el precio de la energía era más común de lo que imaginaban; a verificar que los refugiados necesitaban amparo inmediato y colectivo... y que todo eso necesitaba nuevas políticas. Y recursos ingentes.
Así como en la pandemia aprendimos que la competencia sanitaria común no podía ser solo de acompañamiento, sino esencial, y que la recesión debía enterrar el lema de que “eurobonos, jamás mientras yo viva” de la —por otra parte respetable— canciller. Así aprendemos ahora. Hay muchas ideas y propósitos en este empeño. A veces soterradas. El Movimiento Europeo español acaba de celebrar una jornada de reflexión sobre los imperativos que Ucrania plantea a la Conferencia sobre el Futuro de Europa, un cónclave desigual que lleva cinco plenarios y que podría concluir en la necesidad de reformar el Tratado para hacer viable el lema Más Europa, mejor Europa.
Ideas como acabar con el veto individual y dificultarlo mediante un veto colectivo reforzado (de tres países); densificar el Servicio de Acción Exterior común; crear un centro de inteligencia; afianzar la Europa social; expandir el Erasmus; acelerar el Pacto Verde; convertir en permanente el mecanismo de emisión de eurobonos. Y muchas más. Si siguen la web de esa dinámica organización, encontrarán nutrientes para ese aprendizaje.