La guerra en palabras

Los lectores escriben sobre la guerra en Ucrania, la crisis del PP, el 23-F y la sequía en España

Una columna de humo sale desde los alrededores del Ministerio de Defensa de Ucrania, tras el ataque autorizado por Vladímir Putin.VALENTYN OGIRENKO (REUTERS)

La guerra paraliza a las personas, nos convierte en víctimas potenciales, pero moviliza al grupo. Esa es la principal herramienta de los manipuladores populistas, la más efectiva: al renovar el enfrentamiento entre nosotros y ellos, los líderes proverbiales, carismáticos e iluminados se convierten en imprescindibles. Aparece de forma inmediata y consecuente la coartada humana más execrable, la barbarie, como forma de exclusión o exterminio del otro. “Condenamos este ataq...

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La guerra paraliza a las personas, nos convierte en víctimas potenciales, pero moviliza al grupo. Esa es la principal herramienta de los manipuladores populistas, la más efectiva: al renovar el enfrentamiento entre nosotros y ellos, los líderes proverbiales, carismáticos e iluminados se convierten en imprescindibles. Aparece de forma inmediata y consecuente la coartada humana más execrable, la barbarie, como forma de exclusión o exterminio del otro. “Condenamos este ataque bárbaro y los argumentos cínicos usados para justificarlo”, ha dicho Ursula von der Leyen. La barbarie se crea y recrea por los actos y actitudes de aquellos que arrojan a otros fuera de la humanidad. Es bárbaro aquel que designa a otros como tales y obra en consecuencia. La asunción acrítica de esta dinámica organizativa tan excluyente nos embarca en un bucle de vuelta al primitivismo más oscuro y egoísta, aquel que niega la posibilidad a cualquier otro tipo de organización social alternativa.

Luis Fernando Crespo. Las Rozas de Madrid

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Hipocresía monumental del PP

Como cabía esperar, Pablo Casado se despidió del Congreso de los Diputados. La presión a la que ha sido sometido esta última semana por los pesos pesados del partido no le ha dado opción. Los mismos que lo apoyaron hace unos días le han señalado la puerta de salida. Solo han mostrado su adhesión hasta el final el vicesecretario de Comunicación, Pablo Montesinos, la presidenta del PP de Navarra, Ana Beltrán, y el diputado por Madrid y vicesecretario del partido Antonio González Terol, acompañándolo desde el Hemiciclo hasta su despacho en el Congreso. El resto ha mirado para otro lado desde que vieron la brújula mareada. Por eso, el minuto y ocho segundos de aplausos que, puesta en pie, le dedicó su bancada al término del discurso de despedida me pareció un acto de hipocresía monumental.

Mario Suárez. Pilas (Sevilla)

¡Qué tarde la de aquel 23-F!

Los que fuimos secuestrados por aquellos que como depositarios de las armas de los españoles las volvieron contra sus representantes no olvidamos varias cosas: la cobardía de unos soldados de un Ejército obsoleto y decrépito y la irrupción del Ejército de la España democrática —del que todos nos sentimos orgullosos— personificado en la insigne figura del general Gutiérrez Mellado, que supo enfrentarse a la felonía de un oficial que traicioneramente lo atacó por la espalda queriéndolo humillar, tirándolo al suelo. El 23-F fue un día para la historia en la que tanto los representantes de la soberanía nacional, como secuestrados, como la sociedad española supieron reaccionar con sensatez a la provocación insensata de una parte de aquellas otras Fuerzas Armadas obsoletas.

Pedro Bofill Abeilh. Madrid

Sequía

Volvemos a tener problemas de escasez de agua para la agricultura, para los humedales y los animales, para nuestro consumo. Nadie se acuerda de que hace pocos meses las compañías eléctricas vaciaron algunos embalses para mantener alto el precio de la luz. Es un crimen que no se resuelve con unas multas ridículas; es mucho el daño.

María Teresa Díaz-Tendero. Madrid

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