Vox por dentro

Los votantes de este partido no se colocan en la extrema derecha, que es donde los sitúa la mayoría de la población

Acto de cierre de la campaña de Vox en las elecciones de Castilla y León, el día 11 en Valladolid.Photogenic/Iván Tomé (Europa Press)

La derecha ultra ha consolidado su espacio en España. El voto a Vox es todavía minoritario pero fiel, muy convencido y no se reconoce a sí mismo ubicado en la extrema derecha. De ahí el interés de la encuesta que publicó ayer EL PAÍS sobre Vox, la percepción que tienen de él los españoles y las relaciones que se observan entre su electorado y el del Partido Popular.

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La derecha ultra ha consolidado su espacio en España. El voto a Vox es todavía minoritario pero fiel, muy convencido y no se reconoce a sí mismo ubicado en la extrema derecha. De ahí el interés de la encuesta que publicó ayer EL PAÍS sobre Vox, la percepción que tienen de él los españoles y las relaciones que se observan entre su electorado y el del Partido Popular.

La ultraderecha sociológica no se percibe como tal —solo el 11,9% de los votantes de Vox se sitúa ahí— y no cree que las propuestas del partido de Santiago Abascal vulneren principios del Estado de derecho consagrado en la Constitución. La adhesión a Vox entre sus votantes está blindada contra toda duda y se identifican sobre todo como patriotas (43%) o nacionalistas españoles (casi un 30%). El rechazo a la inmigración, incluida la expulsión de ilegales, es el motor de adhesión más claro (55,6%), junto a la propuesta de ilegalizar a los partidos separatistas (43,7%), promover una recentralización del Estado (25%) y derogar la ley de violencia de género (25%), por encima del 17,1% partidario de suprimir la ley del aborto y la eutanasia. La inmensa mayoría identifica como elementos propios de la formación la valentía, la ruptura con el lenguaje políticamente correcto, su óptima preparación técnica y, sobre todo, la defensa de la “gente corriente”: nacionalpopulismo en estado puro.

El espacio ideológico que comparte el votante de Vox con el del PP discurre por franjas amplias que podrían propiciar un trasvase de voto. De hecho, cerca del 50% del electorado del PP se sentiría satisfecho o tranquilo con ministros de Vox en el Gobierno de España, y por encima del 30% del electorado del PP simpatiza con la posición de Vox en inmigración, ilegalización de partidos separatistas y recentralización del Estado. La encuesta se realizó al inicio de la campaña electoral de Castilla y León (entre el 27 de enero y el 1 de febrero) y aún no refleja ni la potente subida de Vox ni el estancamiento del PP en la comunidad. Tampoco la dramática situación que está viviendo en estos momentos el principal partido de la oposición en España. Esta profunda crisis de credibilidad y liderazgo que tiene abiertos en canal a los populares puede dejar huérfano a un votante conservador que, como señala la encuesta, no percibe a Vox tan alejado del PP en aspectos centrales de su oferta política.

El contraste más radical está en la distancia de esas posiciones con la población general, que no duda en situar a Vox en la extrema derecha o muy cerca de ella (lo cree más del 70%), y un 30% los identifica como fascistas. Otro dato relevante es que el 42% de los españoles (y el 70% de los votantes del PP) creen que Vox debe ser tratado “como un partido más”. Un 21% es partidario de impedir que forme Gobierno, es decir, que se le aplique el cordón sanitario o cordón democrático que excluye a los ultras de los gobiernos en países como Alemania, pero llega hasta el 47% sumando a quienes lo quieren ilegalizar o lo descartan de cualquier acuerdo.

La disparidad es flagrante entre la consideración que merece Vox a la mayoría de la población y el modo en que su votante lo percibe, incluso cómo lo percibe una parte de los votantes del PP, y esa puede resultar la mejor noticia cuando la expectativa de voto no rebasa el 13%. Vox ya está en las instituciones gracias al voto de los ciudadanos. Lo que habrá que decidir en Castilla y León es si una minoría que defiende la derogación de las leyes de apoyo a las víctimas de la violencia de género y ha exhibido posiciones claramente xenófobas debe intervenir en el Gobierno de una autonomía.

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