Ucrania, Rusia y las mentes sutiles

La postura de cierta izquierda, con un componente sentimental, no es una novedad. Moscú representa lo contrario al Occidente capitalista

Putin, durante la videoconferencia con el Consejo de Seguridad de Rusia, el viernes.ALEXEI NIKOLSKY / KREMLIN POOL / (EFE)

Emmanuel Carrère ha escrito sobre la tiranía de las mentes sutiles: “esa gente que piensa que está más informada y es más inteligente que el lector medio de periódicos”. Tienen visiones paradójicas, obsesionadas por lo políticamente correcto. Tienden al conspiracionismo, esa mezcla de escepticismo hacia la prensa convencional y los datos oficiales y de extrema credulidad hacia las explicaciones fantasiosas.

La extrema izquierda y la extrema derecha son variantes de esa visión. No es una sorpresa su postura en el co...

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Emmanuel Carrère ha escrito sobre la tiranía de las mentes sutiles: “esa gente que piensa que está más informada y es más inteligente que el lector medio de periódicos”. Tienen visiones paradójicas, obsesionadas por lo políticamente correcto. Tienden al conspiracionismo, esa mezcla de escepticismo hacia la prensa convencional y los datos oficiales y de extrema credulidad hacia las explicaciones fantasiosas.

La extrema izquierda y la extrema derecha son variantes de esa visión. No es una sorpresa su postura en el conflicto entre Ucrania y Rusia. Una parte de la izquierda apoya a Putin, tras la máscara del pacifismo: “No a la guerra”, dicen, lo que quizá haga que Putin recapacite y retire sus tropas.

Es una paradoja de nuestro tiempo que combinen un antiamericanismo casi reflejo con la fascinación por sus modas académicas y productos culturales. Y también lo es que se definan como progresistas y muestren indulgencia o simpatía hacia un régimen que encarcela o asesina disidentes, que persigue la homosexualidad y el feminismo, que defiende unos valores “cristianos” y un nacionalismo agresivo y expansionista. En sus países se oponen, al menos retóricamente, a versiones más diluidas de esas ideas, pero parece que su desprecio a Occidente es más fuerte. Reivindican la soberanía nacional en unos sitios y la esfera de influencia rusa en otros.

George Orwell los describió: “La mayoría de los pacifistas pertenecen a oscuras sectas religiosas o tienen un espíritu humanitario que se opone a cobrarse una vida y no quiere ir más allá. Pero hay una minoría de pacifistas intelectuales, cuyo motivo real aunque no reconocido parece ser el odio a la democracia occidental y una admiración por el totalitarismo. La propaganda pacifista a menudo se resume en decir que un lado es tan malo como el otro, pero si miras con atención a lo que escriben los jóvenes intelectuales pacifistas, ves que en ningún sentido expresan una desaprobación imparcial sino que se dirigen casi por completo contra el Reino Unido y Estados Unidos”.

La postura de cierta izquierda, con un componente sentimental, no es una novedad. Rusia representa lo contrario al Occidente capitalista: son como la abuela de Goodbye, Lenin. Resulta más coherente que parte de la extrema derecha se sienta cerca de un tirano como Putin: al menos, parecen conocer mejor el régimen repugnante que defienden. @gascondaniel

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