Una cuestión de actitud

Los lectores escriben sobre la búsqueda de la felicidad, las críticas al Gobierno y la pederastia en la Iglesia católica

Un niño expresa con su sonrisa la felicidad que siente cuando juega.Unsplash

¿Por qué queremos lo que no tenemos y por qué apreciamos más las cosas cuando las perdemos? Todos deberíamos reflexionar sobre esto. Lo más curioso es que, cuando consigues lo que no tenías, ya no le das tanta importancia. Parece ridículo ir detrás de algo tanto tiempo para, cuando lo tienes, no darle el valor que se merece. Tenemos que apreciar más pequeñas cosas que se nos pasan por alto y aprender a valorar todo lo que nos rodea. No necesitas grandes cosas para estar a gusto contigo mismo. Al fin...

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¿Por qué queremos lo que no tenemos y por qué apreciamos más las cosas cuando las perdemos? Todos deberíamos reflexionar sobre esto. Lo más curioso es que, cuando consigues lo que no tenías, ya no le das tanta importancia. Parece ridículo ir detrás de algo tanto tiempo para, cuando lo tienes, no darle el valor que se merece. Tenemos que apreciar más pequeñas cosas que se nos pasan por alto y aprender a valorar todo lo que nos rodea. No necesitas grandes cosas para estar a gusto contigo mismo. Al fin y al cabo, todo es cuestión de actitud. La vida no va a cambiar por ti, pero lo que podemos hacer es cambiar de actitud. No es necesario hacer cosas extraordinarias para disfrutar la vida. Se puede encontrar la felicidad en las cosas más simples que habitualmente se te pasan por alto. Y es que tu actitud es poder. Nuestra actitud lo es todo al enfrentarnos a la vida y de ella depende que podamos ser realmente felices. Así que ¿por qué no empiezas a fijarte en el maravilloso mundo que te rodea e intentas ver la belleza en las pequeñas cosas?

Judit Moreno Galdón. Alcoy (Alicante)

Equidistancia injustificable

Hace meses que leo con atención el espacio de la sección de Opinión cuando escribe Juan Luis Cebrián y es hoy cuando me decido a darle réplica a su artículo Puñales contra la democracia.

Parece impecable el análisis en el contexto norteamericano, pero me sorprende la equidistancia injustificable que manifiesta entre el Gobierno y la oposición en el caso español; la oposición no es leal y define bien las razones, pero acusar al Gobierno de desleal con la Constitución sólo porque haya partidos que legítimamente defiendan un cambio de modelo y que aboguen por una reforma de la misma, me parece que es querer confundir intencionadamente al lector.

Recuerde, señor Cebrián, lo que decía su mentor, Jesús de Polanco, en tiempos de José María Aznar (poco ha cambiado el Partido Popular desde entonces): con este PP no. Eso le valió un acoso desmedido y que los lectores de este periódico aún recordarán.

Para que la crítica (al Gobierno) tenga valor, a lo mejor sería bueno que usted aportara alguna alternativa, para que no parezca que solo se trata de desprecio y antipatía sin más. Lea la encuesta de 40dB.

Helena Marín Muñoz. Madrid

Denunciar sin estigmatizar

Como suscriptor del periódico, me congratula el esfuerzo hecho por EL PAÍS para investigar detectar y denunciar abusos sexuales perpetrados por religiosos a lo largo de la historia reciente.

Ojalá ningún crimen, tan atroz y abominable como la agresión sexual a un menor, pueda prescribir jamás ni quedar impune.

Y ojalá que seamos capaces de informar sin excesivo sesgo ideológico y, sobre todo, sin afrentar ni estigmatizar, aunque sea indirectamente, a los miles de educadores cristianos de vida honrada, decente e íntegra que también existen.

Jesús Gallegos López. Granada


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