Paremos la homofobia

Los lectores escriben de los delitos de odio contra las personas LGTBI, de la necesaria inversión en educación y sanidad, la factura de la luz y la ampliación del puerto de Valencia

Protesta en Madrid contra la LGTBIfobia.OSCAR DEL POZO (AFP)

Qué triste que todavía haya países en el mundo donde la homosexualidad sea un delito, que se castiga incluso con pena de muerte. En España se están dando casos donde el odio al colectivo LGTBI llega hasta tal punto que acaba en tragedia, como el asesinato de Samuel en Galicia, y otros casos que si no acaban en muertes de las víctimas del odio al colectivo homosexual, estos sufren agresiones muy violentas e inhumanas. A pesar de todo, la sociedad españo...

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Qué triste que todavía haya países en el mundo donde la homosexualidad sea un delito, que se castiga incluso con pena de muerte. En España se están dando casos donde el odio al colectivo LGTBI llega hasta tal punto que acaba en tragedia, como el asesinato de Samuel en Galicia, y otros casos que si no acaban en muertes de las víctimas del odio al colectivo homosexual, estos sufren agresiones muy violentas e inhumanas. A pesar de todo, la sociedad española ha cambiado mucho en los últimos años y es más tolerante. Solo las mentes retrógradas y cerradas no aceptan la diversidad. Ni la sexual, ni otro tipo de diversidades como las minorías étnicas o las ideologías diferentes a las suyas. Son mentes con un perfil discriminatorio peligroso y anacrónico. Una sociedad justa se debe construir en valores humanos no en ideologías violentas. Se debe de rechazar cualquier tipo de violencia y los casos de homofobia e intolerancia deben de acabar de una vez por todas.

Elena Sáiz Sepúlveda. Cuenca

La verdadera riqueza

No encontraremos mejor destino para buena parte de los fondos europeos que la enseñanza. Para ganarse la vida, pero sobre todo para inculcar el hábito de razonar ante tanto dogma y tradición sin futuro. Si queremos encontrar soluciones a nuestros problemas más complejos como individuos y como sociedad, elijamos financiar a fondo perdido la ciencia básica. Pero nada es posible sin salud. Son valores de efectos beneficiosos inmediatos: más docentes y sanitarios, menos investigadores en paro o emigrados, nueva construcción y mejoras en centros educativos y sanitarios, etcétera. Nada hay más ecológico, que produzca más riqueza y un futuro mejor.

Juan Alonso Saiz. Madrid

Otro problema de la confrontación

La electricidad está cara. Muy cara. Pero dentro de cada periodo de facturación existen varios conceptos que intervienen significativamente en el precio final de cada factura de turno. Hay tasas que fija el Gobierno, aparte de los impuestos a la electricidad y el IVA. Por lo tanto, el Gobierno puede intervenir desde hoy en el precio final de la factura, con carácter paliativo y a corto plazo. También puede asegurar el servicio a los más vulnerables, interviniendo en la cuantía a abonar en cada periodo de facturación de manera similar a como se asigna el precio a pagar en la farmacia por la medicación que cada pensionista necesita, a través del Ministerio de Hacienda. La electricidad es otro problema insoportable que se alarga por la confrontación política.

Federico Sierra Benítez. Algeciras

¿Ampliar el puerto de Valencia?

A propósito de la ampliación de El Prat, leímos en un editorial de EL PAÍS esta semana: “El debate es lo suficientemente serio como para que lo atraviese el cortoplacismo político, perdiéndonos la reflexión profunda sobre cómo caminar hacia la sostenibilidad”. Eso es válido también para la proyectada ampliación del puerto de Valencia, contra la que han argumentado geógrafos, ecólogos y urbanistas, que reclaman un debate sosegado en profundidad. Los movimientos ciudadanos hacen suya esta fundamentada petición para evitar el impacto negativo e irreversible que dicha ampliación tendría sobre la ciudad y su entorno.

Daniel Gil Pérez. Alboraia (Valencia)


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