Futuro peligroso

El informe de la ONU urge a actuar ya para evitar el peor escenario climático

Un residente de la localidad de Pefki, en la isla de Eubea, hace un gesto mientras sostiene una manguera de agua vacía durante un intento de extinguir los incendios forestales que golpean a Grecia desde hace días.ANGELOS TZORTZINIS (AFP)

Los efectos del cambio climático son reales, están sucediendo ahora, algunos son irreversibles y durarán siglos incluso en el mejor escenario. Las conclusiones del último informe el Panel Internacional sobre el Cambio Climático (IPCC), el grupo de expertos vinculado a la ONU, son una alerta roja para l...

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Los efectos del cambio climático son reales, están sucediendo ahora, algunos son irreversibles y durarán siglos incluso en el mejor escenario. Las conclusiones del último informe el Panel Internacional sobre el Cambio Climático (IPCC), el grupo de expertos vinculado a la ONU, son una alerta roja para la humanidad. Presentado ayer, es el informe más completo y preciso hasta la fecha, y cierra contundentemente la puerta a los escépticos que llevan tres décadas agarrándose a los márgenes de error de la ciencia para cuestionar lo que ven sus propios ojos. Por primera vez, el IPCC afirma que no hay absolutamente ninguna duda de que es la actividad humana, principalmente a través de la quema de combustibles fósiles, la que provoca la acumulación de gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera y elevan la temperatura del planeta. Ese debate, si alguna vez fue relevante, se acabó ayer.

El IPCC asegura que la temperatura media del planeta ha aumentado 1,1 grados centígrados desde los niveles previos a la industrialización, a mediados del siglo XIX. Es el aumento de temperatura más rápido en 2.000 años. Fenómenos extremos similares a las inundaciones de Alemania y China, o los incendios en Grecia y el oeste americano, son consecuencia de esa evolución. Siete de los diez incendios más grandes de California, por ejemplo, han sucedido en los últimos cinco años.

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Además, el informe asegura que los cambios a largo plazo ya están en marcha. El IPCC considera inevitable que, haga lo que haga la humanidad, el calentamiento llegue a 1,5 grados a mediados de este siglo. En ese mundo, sequías que sucedían un par de veces cada siglo empezarán a suceder un par de veces cada década. El nivel del mar aumentará al menos 40 centímetros. Las instituciones, y toda la sociedad, deben empezar a prepararse para defender las costas más frágiles de inundaciones cada vez más frecuentes. El debate no es si sucederá o no. El debate es si llegaremos a tiempo de adaptarnos a ese mundo y si somos capaces de mitigarlo.

Porque ese sería el mejor escenario, si se produjera un recorte de emisiones verdaderamente agresivo e inmediato. Para lograrlo, las economías más contaminantes del mundo (China, EE UU y la UE, principalmente) deben liderar al planeta en marcarse y cumplir objetivos de reducción de emisiones que dejen de añadir gases a la atmósfera hacia 2050. La oportunidad será en la Cumbre Mundial del Clima, el próximo noviembre en Glasgow. Para todos los niveles de administración, la transición hacia una economía de mínimas emisiones contaminantes debe ser un objetivo troncal y transversal, que impregne todas las políticas públicas.

Para ello, debería ser suficiente incentivo el futuro que dibuja el informe del IPCC si no se hiciera nada. La temperatura podría aumentar hasta cuatro grados de media en este siglo, derritiendo de manera irreversible el Ártico y haciendo imposible la vida humana tal como la conocemos en buena parte del planeta. Las consecuencias de nuestras acciones las padecerán al final de este siglo los niños que nazcan en esta década. Los expertos repiten que lo que está en peligro no es la Tierra: es la humanidad, apenas una anécdota en la historia de este planeta. Para que no desaparezca antes de tiempo, la generación de líderes que debe actuar es la que hoy gobierna. El momento de evitarlo es ahora. No habrá otro.

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