Mestizos

En Cataluña han ganado los mestizos. Ya era hora, porque eran mayoría desde hacía mucho tiempo. La diferencia con otros momentos es sustancial, y es que antes ganaban con un gran sentimiento de inferioridad, porque pensaban de sí mismos algo que siguen pensando los soberanistas, que eran catalanes de segunda. No fue lo mismo ganar con lo más granado del catalanismo, con alguien como Pasqual Maragall de jefe, que ...

En Cataluña han ganado los mestizos. Ya era hora, porque eran mayoría desde hacía mucho tiempo. La diferencia con otros momentos es sustancial, y es que antes ganaban con un gran sentimiento de inferioridad, porque pensaban de sí mismos algo que siguen pensando los soberanistas, que eran catalanes de segunda. No fue lo mismo ganar con lo más granado del catalanismo, con alguien como Pasqual Maragall de jefe, que con gente cualquiera, como ahora.

Bueno, pues resulta que no son de segunda. Y tan de segunda no son que los independentistas han firmado un papel por el que se han comprometido a no llegar a ningún acuerdo de gobierno con ellos. No ha estado mal Salvador Illa al comparar ese acuerdo con la foto de Colón. Supongo que formaba parte de su denuncia una cosa que estaba en la cabeza de todos los que escuchaban el mensaje independentista: al hacer el documento que liquidaba a los del PSC como posibles socios de gobierno, se estaba en realidad marginando a todo lo que pudiera oler a español. Y en la candidatura ganadora, la de Illa, la mestiza, hay demasiadas cosas que huelen a España. Y muy pocas que huelan a señoritos fundadores. Es todo algo más natural.

En eso, aunque no lo haya mencionado en sus primeros discursos, puede residir, si se consolida, la primera victoria de Illa: se va a poder ser español con naturalidad en Cataluña. Español sin renegar de la otra identidad, la tan potente catalana. Los que defienden ahora el programa del PSC no son fácilmente caricaturizables como lo eran antes, con mal acento andaluz y flotador en la playa más hortera de Barcelona.

Más difícil lo va a tener la derecha catalana para limpiarse las chaquetas de la pelusa que deja el pujolismo, de las canciones como el Virolai, de ese olor rancio que deja el franquismo distanciado que nació en 1959.

Y muy difícil también lo va a tener la derecha española, que no solo tiene que vender la sede de Génova, para recomponerse después de lo de Cataluña, reducida allí a un floreciente engendro político que es franquista, como Vox, o casi no es. La derecha española en Cataluña es lo que quiera que sea la derecha catalana.

¿No ha pasado nada en Cataluña tras las elecciones? Hay muchos analistas que piensan que no.

Pero ha ganado Joan Margarit y ha perdido Joan Maragall.

Pasa que han ganado los mestizos.