Columna

Formas de prestar atención

Quizá estamos teniendo debates muy acalorados sobre cuestiones que no conocemos bien

Estatua del que fuera presidente del Gobierno en la República, Francisco Largo Caballero, vandalizada a principios de octubre.RRF (Europa Press)

Hace unos días una encuesta de GAD3 decía que el 60% de los jóvenes no identificaba a Miguel Ángel Blanco, asesinado por ETA en 1997. La ignorancia de ese y otros datos sobre el terrorismo ha causado cierta perplejidad: revela que algo falla en nuestra educación cívica.

Pero también plantea otras preguntas: si tanta gente no tiene una idea clara sobre algo que ocurrió hace relativamente poco, ¿vamos a ser capaces de distinguir entre los ...

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Hace unos días una encuesta de GAD3 decía que el 60% de los jóvenes no identificaba a Miguel Ángel Blanco, asesinado por ETA en 1997. La ignorancia de ese y otros datos sobre el terrorismo ha causado cierta perplejidad: revela que algo falla en nuestra educación cívica.

Pero también plantea otras preguntas: si tanta gente no tiene una idea clara sobre algo que ocurrió hace relativamente poco, ¿vamos a ser capaces de distinguir entre los comportamientos de Indalecio Prieto y Largo Caballero? Quizá estamos teniendo debates muy acalorados sobre cuestiones que no conocemos bien. Se podría argumentar que por eso precisamente debemos hablar de esos temas. Pero no parece que las disputas a las que asistimos busquen conocer mejor el pasado, sino afianzar identidades ideológicas.

Se habla de un silencio pero muchas de esas cosas se estudiaban. Lo que pasa es que no todos prestamos atención a las mismas cosas. Hubo cineastas y novelistas que a mitad de su carrera vieron que necesitaban hablar de la Guerra Civil, un asunto que en otro momento no les había interesado como material narrativo. Con motivo del día de las escritoras, algunos lamentaban que no se les hubiera hablado de Rosalía de Castro o Emilia Pardo Bazán. Por supuesto, las escritoras han estado postergadas y la reivindicación es necesaria, pero muchos ejemplos que se ponen son de autoras canónicas, que aparecían en los planes de estudio. Lo importante es llegar a las cosas; eso cuenta más que el momento. Aunque una cierta prudencia nos haría plantearnos la posibilidad de que otros lleven un tiempo en el Mediterráneo que acabamos de descubrir.

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Muchas veces nos fascina un autor o un tema y haciendo memoria vemos que nos habíamos encontrado con él otras veces y no nos había interesado. Se habla a menudo de la economía de la atención —algo que en castellano se presta, en inglés se paga, en francés se hace—, pero Iris Murdoch escribía en Contra la aridez que la moralidad también tenía que ver con ella. “Necesitamos un nuevo vocabulario de la atención”, decía Simone Weil, y Murdoch añadía: “Debemos apartar la atención de la consoladora necesidad de sueño del romanticismo, del símbolo seco, del individuo fraudulento, del todo falso, y dirigirla hacia la persona humana real e impenetrable. Que esa persona es sustancial, impenetrable, individual, indefinible y valiosa es el principio fundamental del liberalismo”. @gascondaniel

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