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Marcelo Ebrard reaparece en el acto de cierre de precampaña de Claudia Sheinbaum

El excanciller ofrece una muestra de apoyo inédita a su exrival y ganadora en las primarias de Morena, a la que acusó de irregularidades y despilfarros

Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum en el cierre de campaña de la segunda, el 18 de enero en Ciudad de México.
Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum en el cierre de campaña de la segunda, el 18 de enero en Ciudad de México.Galo Cañas Rodríguez (Cuartoscuro)
Alejandro Santos Cid

Marcelo Ebrard vuelve a escena. El exsecretario de Relaciones Exteriores ha protagonizado una imagen impensable hace unos meses, al abrazar con una sonrisa a Claudia Sheinbaum durante su acto de cierre de precampaña, este jueves en el monumento a la Revolución de Ciudad de México. El excanciller compitió contra Sheinbaum en el proceso interno de Morena para elegir un candidato a la carrera por la presidencia de la República, que se disputará en las próximas elecciones de este junio. La antigua jefa de Gobierno de la capital resultó vencedora en unas primarias que Ebrard denunció por presuntas irregularidades. En aquel momento, el veterano político estuvo a punto de romper con el partido fundado por el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador. “No nos vamos a someter a esa señora”, llegó a decir en referencia a su contrincante.

Ebrard recupera la disciplina de partido, después de meses de vaivenes e incertidumbre. Su presencia ahora en el cierre de precampaña de Sheinbaum supone una de sus primeras apariciones públicas desde aquellos días de tensión y acusaciones, el pasado septiembre. También un nuevo acercamiento a su antigua rival, pese a las acusaciones de despilfarro e irregularidades en la campaña interna que en su momento lanzó contra ella. “Acompañé a Claudia en su cierre de Precampaña en el Monumento a la Revolución. Vamos por la siguiente etapa de la 4T !! [sic]”, ha publicado Ebrard en su perfil de X (antes Twitter). Al evento también han acudido Adán Augusto López y Ricardo Monreal, contrincantes de Ebrard y Sheinbaum en la disputa.

Cuando Sheinbaum resultó elegida, Ebrard abrió la puerta a su salida del partido. “Lo que nos queda claro es que en Morena no tenemos espacio después de lo de ayer”, declaró ante el periodista Ciro Gómez Leyva. López Obrador terció para calmar las aguas entre sus dos colaboradores. “Espero que decida apoyar la transformación. Es una muy buena persona, un buen dirigente, un buen servidor público, es mi amigo”, dijo conciliador el presidente sobre el excanciller. Sheinbaum y toda la primera plana de Morena se sumaron a la llamada de unidad del dirigente para evitar que Ebrard rompiera filas.

El Monumento a la Revolución durante el cierre de precampaña de Claudia Sheinbaum, el 18 de enero.
El Monumento a la Revolución durante el cierre de precampaña de Claudia Sheinbaum, el 18 de enero.Mario Jasso (Cuartoscuro)

Aun así, Ebrard se resistió a las buenas palabras. Primero lanzó un órdago de alto calibre: amenazó con abandonar Morena si no se repetía la encuesta interna que encumbró a Sheinbaum. Dejó sus declaraciones macerando a fuego lento en el ánimo cada vez más tenso del partido y se refugió en el silencio. El farol no se materializó y el excanciller dio un volantazo al anunciar la creación de su propio movimiento dentro de las fronteras de la agrupación, una “asociación civil” llamada El Camino de México A.C. “¿Por qué formamos una asociación? Es la forma de organizarnos, somos un movimiento político, eso es lo que somos, pero necesitamos tener nuestra propia forma de organización, y los pasos que demos serán del movimiento”, justificó.

El movimiento, secundado por unas 800 personas en el primer momento, se quedó en poco más que una ocurrencia que no causó mayores efectos en el engranaje de Morena. A finales de septiembre, el excanciller escaló las amenazas y llevó la designación de Sheinbaum ante el Tribunal Electoral, un golpe, también, sin demasiado efecto. En octubre, el culebrón político por excelencia del momento escribió nuevas páginas. Ebrard se dejaba cortejar por Movimiento Ciudadano, uno de los partidos de la oposición, que veía con buenos ojos presentar al exsecretario de Exteriores como su propio candidato presidencial.

Ebrard coqueteó durante unas semanas con ellos hasta que, en noviembre, Morena se cansó de la actitud errática y lanzó un ultimátum. El excanciller tenía que elegir de una vez: o se quedaba o rompía definitivamente con el partido. Unos días después, la rebelión del hijo díscolo llegó a su fin. Ebrard enterró el hacha de guerra, negó su incorporación a Movimiento Ciudadano y anunció su permanencia en las filas del oficialismo.

Desde entonces, el silencio ha reinado sobre los movimientos del excanciller. Se dejó ver a principios de diciembre con Clara Brugada, la aspirante de Morena al Gobierno de la Ciudad de México, como una muestra de apoyo a la candidatura, y poco más. Hasta este jueves, una muestra de apoyo inédita de Ebrard hacia Sheinbaum desde la campaña interna del partido.

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Sobre la firma

Alejandro Santos Cid
Reportero en El País México desde 2021. Es licenciado en Antropología Social y Cultural por la Universidad Autónoma de Madrid y máster por la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Cubre la actualidad mexicana con especial interés por temas migratorios, derechos humanos, violencia política y cultura.

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