Luces de Esperanza: Nuevo León mejora la calidad de su educación con energía limpia y trabajo en equipo
En el marco de la primera fase del programa Luces de Esperanza en el estado de Nuevo León, Iberdrola México, en mancuerna con el gobierno estatal, instala sistemas solares en siete centros educativos
Actualmente, el éxito y la calidad de un sistema educativo se refleja en una sociedad más diversa, incluyente, moderna, justa y sostenible en el largo plazo, en la que el trabajo en equipo es un valor que se debe potenciar desde las infancias tempranas para lograr un mejor desarrollo y liderazgo, a nivel tanto individual como colectivo.
Una educación de calidad, de acuerdo con la UNESCO, debe priorizar el crecimiento y las fortalezas plenas, con la visión de que una persona contribuya al desarrollo de la sociedad transmitiendo y compartiendo sus valores y cultura.
Para Iberdrola México, el trabajo en equipo y la calidad van más allá del éxito personal, en tanto también promueven el beneficio de todas las personas, siendo este uno de los valores que sostienen el ADN de su negocio, centrado en brindar soluciones energéticas limpias que contribuyan a un futuro más sostenible e impulsando alianzas con diferentes actores para tal fin.
Un ejemplo reciente de este propósito de la empresa lo refleja el encendido de la primera etapa de su programa Luces de Esperanza en el estado de Nuevo León, que en su primer año beneficia ya a 187 personas, entre alumnos y maestros de siete escuelas en tres municipios de la entidad (Monterrey, China y Galeana).
Durante la ceremonia de encendido en la escuela Preescolar Dr. José Eleuterio González (comunidad de Las Diligencias, en Monterrey), Paola Martínez Castro, directora de Comunicación y RSC de Iberdrola México, aseguró que con la implementación de paneles solares en las escuelas elementales menos favorecidas del estado se mejoran las condiciones y herramientas en las que los más pequeños estudian -computadoras, proyectores, clima, audio-, y se potencian otros aspectos vitales como la seguridad y la protección del medio ambiente, así como la sensibilización y el conocimiento que se traslada del aula a los hogares, estimulando con ello un círculo virtuoso.
“Para Iberdrola México es un orgullo poder trabajar de la mano de todos ustedes para impulsar el desarrollo de este gran estado, que además tiene un significado muy especial para la compañía. Nuevo León supuso la puerta de entrada de Iberdrola en el país, cuando en 1999 iniciamos operaciones en México. Desde entonces hemos crecido y evolucionado con Nuevo León, un estado conformado por gente trabajadora y emprendedora”, dijo Paola Martínez en el evento, el cual contó con la presencia de la titular de la Secretaría de Educación de Nuevo León, Sofialeticia Morales, quien resaltó que la donación de estos paneles solares son una muestra de cómo los esfuerzos compartidos pueden tener un impacto positivo a gran escala.
“A partir de hoy, esta escuela y las seis más beneficiadas por Luces de Esperanza se convierten en un agente transformador para promover el uso de tecnologías limpias, entre las familias y fuera de las paredes de la escuela”, enfatizó la titular de Educación estatal.
A 155 kilómetros de la escuela José Eleuterio González se encuentra el Jardín de Niños María Curie, ubicado en San Rafael (Galeana, Nuevo León), en una comunidad de poco más de 2.500 habitantes. Este colegio se ha visto vulnerado en más de una ocasión, ya sea por la escasez de recursos, el covid-19 o las inclemencias naturales. Sin embargo, las dificultades sólo han fortalecido los lazos comunitarios, entendiendo que la calidad de la educación y el futuro de los más pequeños es un trabajo en equipo entre maestras, gobiernos, familiares e iniciativa privada.
La escuela Preescolar María Curie, cuyo principal problema hasta ahora había sido la intermitencia del suministro eléctrico, es el centro educativo de mayor número de alumnos y docentes beneficiados en esta primera etapa de Luces de Esperanza en la entidad (89). Hoy, las primeras infancias pueden bailar, saltar y realizar actividades físicas con música, entender mejor los temas con refuerzo en video, además de tener iluminación constante, internet y recursos que dependen de herramientas cuya fuente es la electricidad (impresoras, teléfonos, computadora, entre otras).
Marlenne Carolina Pequeño Tristán, directiva del plantel, cuenta que previo a la llegada de Luces de Esperanza a la comunidad, el trabajo para solventar las necesidades educativas derivadas de la falta de luz eléctrica incorporaron esfuerzos y movilizaciones conjuntas entre los padres de familia y vecinos de San Rafael, fortaleciendo los lazos y objetivos comunes.
La llegada de Iberdrola México y sus aliados estratégicos a la escuela María Curie es, en palabras de Pequeño Tristán, “un plus” que se traduce en tiempo efectivo y de calidad a nivel educativo. “Nos facilita mucho la vida porque, por ejemplo, cuando es necesario el uso de videos o del proyector, pues ya lo tenemos al alcance. Ahora se nos facilita mucho más la enseñanza porque ya tenemos estas herramientas dentro de la escuela. Ya no hay que salir o usar algún otro medio”, explica la directiva.
Marlenne subraya que el cuidado de los sistemas solares y la mejora continua de la educación para los más pequeños es, en su institución y hoy más que nunca, fruto del trabajo en equipo entre el Gobierno de Nuevo León, Iberdrola México y las propias familias. “Yo siempre les digo a los padres y madres que el plantel no es mío, ni de los docentes: es de los papás y de la comunidad’”.
Durante esta primera etapa de Luces de Esperanza en el estado de Nuevo León se realizó una inversión de siete millones de pesos en sistemas fotovoltaicos y baterías, que hoy ya brindan energía verde en estas siete escuelas de nivel preescolar, primaria y secundaria en los municipios de China, Monterrey y Galeana, mientras que se prepara una nueva fase para el próximo año.
“Yo creo que con este proyecto (Luces de Esperanza) se está haciendo una muy buena labor y con una muy buena causa también. Ojalá sigan haciendo estas labores tan bonitas, beneficiando a muchos niños y a los planteles que más lo necesitan. Yo veo que a los niños esto se les queda como una lección. Mi nieta, por ejemplo, llegando a casa me habla del sol”, dice Claudia Morales Rojas.
Con estas palabras, ella pone en valor los beneficios que su nieta -una de los 935 personas beneficiadas en un periodo de cinco años en esta primera etapa del programa- tiene desde que llegó la energía limpia y sostenible a sus aulas.
Ahora, como recuerda una de las maestras, los estudiantes pueden bailar “La Cucaracha”, iluminar con una lámpara solar los rincones más oscuros de la clase y, sobre todo, entender mejor los temas aprendidos en el salón, gracias a las proyecciones de video y juegos interactivos, promoviendo entre todos no solo el uso de fuentes limpias, sino también la importancia del trabajo en equipo, de las alianzas, para lograr un mejor mundo.