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Licencia menstrual para estudiantes en Ciudad de México: cómo funciona el permiso por dolor incapacitante

Las alumnas de educación básica y media superior pueden ausentarse desde este curso sin que suponga una falta injustificada

Tener una menstruación dolorosa es ya una razón suficiente para no ir a clase de forma justificada en Ciudad de México. La capital ha implementado en este ciclo escolar 2025-2026 la licencia menstrual para alumnas de educación básica (primaria y secundaria) y media superior que reconoce el derecho a justificar ausencias por dolores menstruales incapacitantes sin que ello implique sanciones académicas o disciplinarias.

“Hasta ahora, las ausencias por menstruación eran motivo de castigo. Para muchas estudiantes significaba acumular faltas injustas que afectaban sus calificaciones y, además, ser señaladas como irresponsables”, dice a EL PAÍS Anahí Rodríguez, cofundadora de Menstruación Digna México. Si bien reconoce la reforma como un avance significativo, advierte que su aplicación plantea importantes retos.

De acuerdo con la Primera encuesta nacional de gestión menstrual en México (2022), los dolores intensos y el temor a manchar la ropa son las principales razones por las que adolescentes dejan de realizar actividades durante su periodo. El problema no es menor: un informe de la organización Mexicanos Primero halló que el 43% de las estudiantes prefiere no asistir a la escuela durante la menstruación; el 20% se ha ausentado al menos una vez y el 30% ha tenido que improvisar con papel de baño ante la falta de productos adecuados. Estas condiciones se reflejan en el ausentismo escolar—lo que abre brechas en el aprendizaje—, deserción de actividades deportivas e, incluso, en los casos más graves, abandono definitivo de los estudios.

En qué consiste la licencia menstrual

Se trata de una reforma al Artículo 111 de la Ley de Educación de la Ciudad de México, mediante la incorporación de la fracción XIII Bis, que reconoce el derecho de las alumnas a justificar sus faltas de asistencia a clase cuando estas se deban a dismenorrea (dolores menstruales tan severos que impiden llevar una vida normal).

Al respecto, la activista señala: “Hay cosas que deben considerarse. Primero, si existe una ausencia recurrente por dolores muy fuertes, estamos ante un problema de salud que requiere atención médica y esa parte aún no está contemplada en la reforma. El otro pendiente es la reposición académica. ¿Cómo garantizar que los conocimientos impartidos ese día en el salón de clases lleguen también a la alumna? Si no, persistirá la desigualdad”. La ley deja a las escuelas la creación de los protocolos para evitar que las jóvenes se atrasen o pierdan aprendizajes durante su ausencia.

Además, el ausentismo escolar durante la menstruación no solo responde a los cólicos. “Hay niñas que dejan de ir a la escuela porque no tienen los productos de gestión menstrual adecuados o la infraestructura (como baños seguros, agua corriente...)”, agrega la activista. Una de las luchas de Menstruación Digna justamente ha sido que el Gobierno garantice la gratuidad de productos de gestión menstrual.

No es la primera vez que el tema de la licencia menstrual se encuentra en la agenda legislativa. En febrero de 2024, el Congreso de Ciudad de México envió al Congreso federal dos iniciativas a efecto de reformar la Ley Federal del Trabajo y la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado para que los empleadores otorguen dos días al mes con goce de sueldo a trabajadoras que “presenten dismenorrea en grado incapacitante”. En el Estado de Hidalgo, la Ley de los Trabajadores al Servicio de los Gobiernos Estatal y Municipales también reconoce el derecho a ausentarse con goce de sueldo. En Colima se garantizan las licencias menstruales tanto en el ámbito profesional en el Servicio del Estado y en Municipios de Colima como en el ámbito estudiantil.

¿Cómo funciona? Una propuesta: gestoras menstruales en cada escuela

La licencia menstrual garantiza que las estudiantes puedan reprogramar evaluaciones, tareas, exámenes o proyectos que coincidan con los días de ausencia por menstruación incapacitante, sin recibir penalización alguna. No se requiere presentar un comprobante médico: basta con el respaldo de tutores para justificar la falta.

La reforma tampoco establece un límite fijo de días, ya que reconoce que cada cuerpo y cada ciclo menstrual son distintos. Si bien la recuperación académica está prevista de manera general, la forma de aplicarla dependerá de cada institución, pues no todas cuentan con los mismos recursos para evitar que las alumnas queden rezagadas.

Ante ese escenario, Anahí Rodríguez propone la figura de gestoras menstruales en las escuelas. “Parece una locura, pero ojalá se pueda implementar. Sería como las brigadas de protección civil: una persona designada a quien niñas, niños y adolescentes puedan acercarse para recibir información, asesoría y productos de gestión menstrual”, explica. La activista insiste en que es clave que la Secretaría de Educación Pública (SEP) emita lineamientos generales para la aplicación de la licencia, de modo que la medida no se quede solo en el papel.

¿Cómo se solicita?

Aunque la ley ya está en vigor para el presente ciclo escolar, varios aspectos quedan en manos de cada escuela. Corresponde a cada institución definir los lineamientos internos para hacer efectiva la licencia menstrual. Esto incluye, por ejemplo, el procedimiento para presentar la solicitud, la forma de comunicación entre la alumna y los docentes, así como la manera de documentar la ausencia —ya sea con una nota de madres, padres o tutores, o mediante un aviso verbal—, lo que puede variar de un plantel a otro.

“No basta con que la norma exista. Lo que necesitamos es que docentes y personal administrativo la apliquen con empatía y sin prejuicios, y eso requiere un proceso de sensibilización”, concluye Rodríguez.

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