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La paridad de género deja en el aire la candidatura de Morena en Ciudad de México

El partido gobernante se enfrenta al dilema de sacrificar la candidatura de Omar García Harfuch, puntero en las encuestas, y dar preferencia a Clara Brugada por los criterios de paridad ordenados por el INE

Omar García Harfuch y Clara Brugada
Omar García Harfuch y Clara Brugada, el 2 de agosto en Ciudad de México.Galo Cañas Rodríguez (Cuartoscuro)

Ha llegado el momento para que Morena decida quién será su candidato o candidata en Ciudad de México en las elecciones del próximo año. Cinco aspirantes llegan como finalistas en la encuesta interna, cuyos resultados se darán a conocer el próximo viernes, aunque se anticipa una contienda entre dos punteros. El partido de Andrés Manuel López Obrador tendrá que decidir entre Omar García Harfuch, exsecretario de Seguridad Pública, o Clara Brugada, exalcaldesa de Iztapalapa. El Instituto Nacional Electoral (INE) ordenó a los partidos postular al menos cinco mujeres en los nueve Estados que eligen gubernaturas en 2024, pero les ha permitido decidir cómo repartirán las candidaturas. Morena deberá resolver un dilema de repercusiones políticas enormes: optar por Harfuch, el preferido para gobernar la capital según la gran mayoría de las encuestas, o sacrificar su candidatura y apostar por Brugada para reivindicar la deuda histórica de igualdad para las mujeres en política. Todo apunta a que la decisión será tomada con cálculo político y en una ardua negociación entre ambos aspirantes.

Los mexicanos saldrán a las urnas en 2024 con casi 20.000 cargos en disputa a nivel local y federal, con la presidencia, la renovación del Congreso y las nueve gubernaturas como los cotos más codiciados. Tras el triunfo de Claudia Sheinbaum en la carrera por la candidatura de Morena a Palacio Nacional, las miradas están puestas en quién va a tomar el bastón de mando en Ciudad de México. Por su peso político y económico. Por ser la segunda entidad con el mayor número de votantes. Porque es el lugar que deja vacante quien está llamada a suceder a Andrés Manuel López Obrador. Y porque la oposición, después de conseguir varias alcaldías clave hace tres años, quiere romper con casi tres décadas de hegemonía de la izquierda en la capital. El partido gobernante, en cambio, busca defender la joya de su corona y pieza clave para definir cómo se verá el futuro de la Cuarta Transformación sin López Obrador.

Morena ha llegado a este punto decisorio no sin heridas abiertas en el camino. Harfuch fue objeto de una campaña soterrada de parte de un sector de Morena inconforme con su participación en la contienda interna. Pesos pesados del partido, entre fundadores e ideólogos, criticaron el perfil policíaco del exsecretario de Seguridad capitalina, su historial como funcionario en la Policía Federal y la Fiscalía bajo administraciones del PAN y el PRI, y su nulo pedigrí como militante en los movimientos de izquierda. Esos mismos cuadros emprendieron una operación política a favor de Brugada, en quien ven no solo a una buena administradora pública, sino también a una guardiana de los valores del movimiento obradorista. Desde el cuarto de guerra de Harfuch son conscientes de esta guerra intestina en contra del aspirante, y por ello han intentado dotar al exjefe policiaco de un discurso parecido al de López Obrador en el sentido de preocuparse por los pobres y de atender las causas sociales de la inseguridad y la violencia.

Clara Brugada protesta frente a la Suprema Corte por la violencia de género en Iztapalapa, en agosto de 2009.
Clara Brugada protesta frente a la Suprema Corte por la violencia de género en Iztapalapa, en agosto de 2009.Rodolfo Angulo (Cuartoscuro)

Sheinbaum amarró la candidatura presidencial al presentarse con éxito como la candidata preferida de López Obrador y construir la imagen de que ella era la elegida para tomar las riendas en el próximo sexenio. “Es Claudia”, rezaba su eslogan de campaña. Tanto García Harfuch como Brugada han buscado replicar la fórmula. “La ruta es Clara” y “El bueno es Harfuch” parten de la premisa de que tienen las credenciales y la venia de Sheinbaum para conducir el movimiento en Ciudad de México. Ambos se presentan como los candidatos de Claudia. El exjefe de la Policía se promociona como el artífice de los resultados en seguridad en la capital y quien le ayudó a mantener la gobernabilidad. La exalcaldesa da un paso al frente, defiende su gestión a favor de los marginados en Iztapalapa y reivindica una frase que se convirtió en el grito de batalla de Sheinbaum: “Es tiempo de mujeres”.

Fuentes del entorno de Sheinbaum se empeñan en asegurar que la abanderada presidencial no tiene un favorito para sucederle en el Gobierno capitalino. Señalan que si bien tiene una inclinación por Harfuch, con quien colaboró exitosamente en su gestión en la ciudad, no se trata de una postura inamovible. “La exmandataria no está dispuesta a forzar la imposición de Harfuch a costa de la unidad del partido”, han afirmado. El equipo de Brugada también se ha hecho eco de esta posición, y ha señalado que la versión de que Harfuch es el favorito de Sheinbaum viene, precisamente, del cuarto de guerra del exsecretario de Seguridad. Los dos aspirantes han hecho apariciones públicas en las que se dejan fotografiar juntos y sonrientes, mientras debajo de la mesa, es decir, en las redes sociales y entre las bases, los golpes han estado a la orden del día.

Los últimos días la pugna ha sido vertiginosa, a medida que se acerca el momento de revelarse la decisión del partido. Originalmente, los resultados se darían a conocer el 30 de octubre, pero la cúpula morenista anunció un aplazamiento, al 10 de noviembre, próximo viernes. Lo que se ha visto en el intermedio es la gravedad de la división interna por la ciudad, todo en una sola semana. Primero, la dirigencia local del Partido Verde, aliado de Morena, advirtió de que rompería los acuerdos si Harfuch no era el elegido (aunque después fue forzado a recular). Luego, se divulgó un audio en el que se oye al jefe de Gobierno de Ciudad de México, Martí Batres, dar instrucciones de “bajar a Harfuch” y apoyar a Brugada; el mandatario aseguró que se trataba de un audio falso, creado con inteligencia artificial. Por último, en un periódico se publicó un desplegado de apoyo al exjefe de la Policía, firmado por decenas de consejeros de Morena; varios de estos se deslindaron, acusaron que su firma fue tomada sin su permiso y declararon su apoyo a Brugada.

De cara a la fecha decisiva, los estrategas de Harfuch apuestan a ganar la encuesta para tener argumentos en la negociación, y aseguran que la brecha entre el primer y el segundo lugar no ha hecho más que crecer. Una encuesta reciente de Enkoll para EL PAÍS sitúa al exjefe policiaco 12 puntos arriba de la exalcaldesa de Iztapalapa. En el bando de enfrente, para contrarrestar esa narrativa, los asesores de Brugada han mostrado a este periódico mediciones en las que la aspirante se coloca en empate técnico con el puntero, “encuestas de consumo interno que no están cuchareadas”.

¿Paridad mata encuesta?

Al margen de la guerra de popularidad, el proceso interno de Morena se enfrenta al reto de cumplir con los lineamientos de paridad, aprobados esta semana por el INE, para impulsar la participación de mujeres en los próximos comicios. Esos criterios tendrán un papel clave en cómo se verá la boleta en 2024, aunque todavía pueden ser impugnados por los partidos ante el Tribunal Electoral. Cada partido debe avisar al árbitro electoral dónde postulará mujeres y explicar qué criterios va a aplicar en sus procesos internos para cumplir con un reparto equitativo de las candidaturas en los nueve Estados en disputa. No pueden, por ejemplo, poner exclusivamente a mujeres en entidades donde son poco competitivas. Las nuevas reglas del juego añaden una capa de complejidad en las negociaciones de los partidos, porque cada fuerza política tendrá que decidir cómo aterrizar internamente las órdenes dictadas por el INE. Morena, al adelantar su contienda a los tiempos previstos en la ley para las precampañas, será la primera formación política que anuncie cómo va a implementar esos criterios.

“Evidentemente puede haber conflictos en Ciudad de México y otras entidades involucradas”, explica Luz María Cruz Parcero, académica de la UNAM. La especialista señala que en la medida que haya hombres bien posicionados y metidos de lleno en sus campañas, la decisión de bajarlos de la contienda interna será motivo de roces, no solo en Morena, sino en todos los partidos. “Les causa incomodidad porque estos criterios se convierten en una camisa de fuerza y los partidos tienen que hacer un ejercicio más fino de revisión de sus listas de candidaturas para cumplir con estos requisitos”, agrega. “No está muy asentada la cultura de la paridad y los partidos no terminan de asumirlo como una obligación”.

García Harfuch en un evento proselitista en la alcaldía Azcapotzalco, el 13 d eoctubre.
García Harfuch en un evento proselitista en la alcaldía Azcapotzalco, el 13 d eoctubre.Nayeli Cruz

Lo que para un bando es un sacrificio, para el otro es una oportunidad. Un sector de la dirigencia de Morena favorable a Brugada ha empujado internamente un criterio que prevé que si la encuesta arroja un resultado cerrado entre un hombre y una mujer, de menos del 5%, se dé preferencia a la candidata. Si este escenario sucediera en Ciudad de México, Brugada sería la abanderada. De ahí su apuesta a reducir la brecha respecto de Harfuch, no necesariamente a rebasarlo. Entre más remonte en las preferencias, más demostrará su competitividad y más razonable será que se le entregue la nominación. Pero, si la brecha se mantiene tan grande como muestra hasta ahora la mayoría de las encuestas, una determinación contraria a Harfuch puede abonar a la polémica y provocar inconformidad.

Al menos tres fuentes involucradas en la contienda interna reconocen que ha habido diálogos en torno a la brecha del 5%, aunque no se ha alcanzado un acuerdo. Las mismas fuentes sostienen que será el viernes cuando el partido tome una determinación con los aspirantes involucrados, no solo en la capital, sino también en los otros ocho Estados en disputa. El partido estudia, en caso necesario, postular a candidatas ubicadas incluso en terceros lugares de las preferencias, a fin de cubrir los cinco puestos obligatorios para mujeres. Lo harán con los resultados de las encuestas por delante, viendo qué tan competitivos son frente a otras fuerzas políticas y, previsiblemente, buscando acomodos para quienes no lleguen a la boleta.

A pesar de que la negociación se anticipa ardua, ambos punteros afirman que no hay riesgo de ruptura, como sí ocurrió en la definición de la candidatura presidencial con la rebelión de Marcelo Ebrard. Harfuch ha afirmado en varias ocasiones que, si el partido le ordena hacerse a un lado para dejar el camino libre a Brugada, acatará la decisión y apoyará a la nueva abanderada. De trasfondo está el hecho de que el exjefe policíaco da por descontado que tendrá un sitio en el Gabinete de Sheinbaum como titular de una cartera de seguridad. Por su parte, los asesores de Brugada también descartan una fractura en caso de no ganar, y aseguran que la unidad del partido está firme. Será el viernes cuando Morena empiece a despejar las dudas.

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