‘Valemadrismo’, el desinterés de los mexicanos que la RAE ha incluido en el diccionario
En México existe una fijación léxica por la madre, que cuando vale significa que se descompuso, se echó a perder, o nos importa poco
De las 3.836 novedades que ha presentado este jueves la Real Academia Española (RAE), de México se quedó plasmada la indiferencia del indolente, pero también de lo que se echó a perder, lo que fue derrotado, lo que se terminó… lo que valió madres. Según el nuevo diccionario, se trata de ...
De las 3.836 novedades que ha presentado este jueves la Real Academia Española (RAE), de México se quedó plasmada la indiferencia del indolente, pero también de lo que se echó a perder, lo que fue derrotado, lo que se terminó… lo que valió madres. Según el nuevo diccionario, se trata de “importar muy poco o nada”, como verbo añadido a las madres, mientras que un valemadrista es “una persona que muestra indiferencia, desinterés o pasividad”.
Valer madre (o madres, en plural) es una expresión altamente extendida en el español que se usa en todo México, desde Tijuana hasta Cancún. Tanto es así, que basta hacer una búsqueda rápida en Google para darse cuenta de que unas gotas herbolarias que incluyen valeriana, pasiflora y manzanilla llevan ese nombre, justamente para que el estrés y la ansiedad nos valgan madre. O bien, esta frase es un mantra mexicano recomendado por el fundador de una clínica de meditación para mandar a volar las preocupaciones y dejar de valer madres.
En el país hay una fijación con la idea de la madre que se expresa abiertamente en la lengua. “Tiene procesos de cambio lingüístico muy interesantes”, dice Georgina Barraza Carbajal, académica de la UNAM y gramática de la comisión de consultas de la Academia Mexicana de la Lengua. “Produce mucho léxico de manera positiva, como la expresión a toda madre, pero también de modo muy negativo como el valemadrismo o valer madre”, refiere. Quizá por eso no sea coincidencia que la popular ‘youtuber’ YosStop haya escrito en su biografía de Twitter que ella dice lo que piensa y “le vale madres” lo que piensen. En su momento, ese valemadrismo le costó estar cinco meses en prisión acusada de violencia de género.
Por un lado, la tristemente célebre ley del menor esfuerzo que aplica buena parte de las personas para desempeñar una tarea, también puede aplicar para las decenas de razones que pueden explicar que algo, o alguien, valga madres. “Es muy interesante la relación con la madre, porque mientras el concepto de padre tiene connotaciones positivas, cuando se trata de conceptos asociados a la mujer, tienen significado peyorativo o de tabú”, comenta Barraza.
Y es que a la madre se le puede tratar con respeto o bien nos puede valer madre los buenos modales y hacer que mentemos madres a la menor provocación. El uso de este concepto entre los hablantes mexicanos se ha extendido sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, aunque antes de eso las personas también se rompían la madre con las expresiones. “Se empezó a tener registro escrito porque los autores empezaron a documentar la forma en que se hablaba cotidiana o coloquialmente en la literatura”, dice la gramática.
Madre solo hay una
Aunque en México veneramos cada 10 de mayo a las madres, también las usamos para insultar o denostar, con las inflexiones de la palabra hablada. “Una persona puede decir, yo le ayudo madrecita para referirse a una persona mayor, pero si dices esa madrecita de dónde salió probablemente estás refiriéndote a una persona pequeña”, comenta Barraza.
Buena parte de nuestras expresiones están cargadas de doble sentido, tabúes y desde luego, referencias machistas. Mientras que utilizar la palabra madre para insultar puede no ser visto como explícitamente grosero, existen palabras ligadas cien por cierto a lo masculino que se usan de modo muy altisonante para ofender, como la palabra verga.
Lo cierto es que los mexicanismos y otros americanismos ya no pasan desapercibidos para la RAE, quien desde hace algunos años ha incluido expresiones muy locales. “Es muy importante que se incluyan las voces regionales, se amplía el criterio, incluyendo voces que no necesariamente están en la península ibérica, y se reconoce el trabajo panhispánico de las academias y el impacto léxico de la lengua”, concluye Barraza. O bien, podría decirse que el español de México ya no está valiendo madres en los diccionarios.
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