Más barato, pero menos privado: cinco motivos a favor y en contra de celebrar el cumpleaños de tu hijo en un parque
Tras haber sobrevivido a muchas fiestas infantiles, propias y ajenas, aquí van unas pautas a tener en cuenta a la hora de decidirse a organizar o no una celebración infantil en un jardín público
Casi todos los niños quieren celebrar mucho su cumpleaños con muchos invitados. Y el reto anual de cada padre es filtrar ese torrente de deseos y concretarlo en algo asumible, sobre todo en un momento donde todos los precios se han disparado a lo bestia. Por eso, en vez de tener a los críos corriendo por tu piso con el subidón de azúcar, tarde o temprano te verás valorando la posibilidad de celebrar el cumpleaños en un parque público cer...
Casi todos los niños quieren celebrar mucho su cumpleaños con muchos invitados. Y el reto anual de cada padre es filtrar ese torrente de deseos y concretarlo en algo asumible, sobre todo en un momento donde todos los precios se han disparado a lo bestia. Por eso, en vez de tener a los críos corriendo por tu piso con el subidón de azúcar, tarde o temprano te verás valorando la posibilidad de celebrar el cumpleaños en un parque público cercano a casa.
Después de haber sobrevivido a muchas fiestas infantiles, propias y ajenas, en parques públicos, os dejo cinco motivos a favor y cinco en contra para ayudaros a decidir si montar ahí o no la próxima fiesta infantil.
A favor
- Es más barato. Según la ciudad, el barrio, el día y el horario, alquilar en exclusiva una sala de fiestas infantil puede salir de media entre 100 y 300 euros… ¡Solo el espacio! Sin contar ni comida, ni bebida, ni decoración, ni maquillaje para niños, ni el regalito final para los invitados, ni todas esas chorradas innecesarias que acaban sumando un pastizal. En cambio, el alquiler del parque es cero.
- Es más espacioso. Por mucho que pagues, cuesta encontrar una sala más amplia y mejor ventilada que cualquiera de los parques públicos de tu entorno.
- No te rompen nada de casa. Siempre puede haber un accidente desafortunado, sobre todo tratándose de niños pequeños que se alborotan. Pero todos sabemos que hay muchos padres que se desentienden totalmente de sus pequeños cuando llega una fiesta y solo se centran en charlar y comer. Para que no te toque hacer de guardia a tiempo completo ni tampoco contemplar cómo te rompen a cámara lenta tus preciadas posesiones (piensa en la ilusión que les hace a los niños jugar siempre cerca de las teles), mucho mejor estar en un parque donde todo está a prueba de niños.
- Los vecinos no se quejan. Durante décadas, los cumpleaños se celebraban en casa, con ganchitos, bocadillos triangulares y Fanta y no pasaba nada. Bueno, sí, los vecinos te miraban mal un par de días después del evento. Con el comodín del parque, esto te lo evitas.
- Todo el mundo lo conoce. Si es el típico parque de siempre, todos los padres saben llegar a pie, no hay pérdida.
En contra
- No puedes controlar el clima. A menos que seas Tormenta de los X-Men, es difícil controlar la meteorología. Así que por mucho que hayas cocinado y llenado el carro de la compra de banderolas y globitos para adornar con todo el cariño la celebración de tu hijo, si llueve os vais a mojar. Y si hace sol, os vais a achicharrar.
- No es privado. Si no se pueden poner puertas al campo, tampoco puedes asegurarte la privacidad del cumpleaños en un espacio público. Es más, seguramente la fiesta que celebráis coincidirá con tres o cuatro cumpleaños más. Nadie te robará el pastel, porque hay varios para robar, pero tendrás que compartir ese día especial con decenas de desconocidos que estarán chutando balones a tres metros de tu mesita de bocatas. Y, además, lo que sí puede ocurrir es que varios de los niños conocidos no invitados vayan por casualidad a jugar a ese parque y se produzca un momento incómodo entre familias.
- Los niños lo tienen muy visto. Si el parque está cerca de tu casa o del colegio, lo más seguro es que hayas ido muchísimas veces. Así que el espacio no será muy especial para los niños porque se lo conocen de memoria.
- Tienes que montar el circo tú. Algunos parques sí que tienen alguna mesa (normal o de ping pong, que puede tunearse), pero lo más normal es que si no quieres depositar la comida y la bebida en el suelo tengas que traer el chiringuito desde casa. Mesas y sillas para una mínima logística, además de platos, vasos, cubiertos, comida, bebida… Cuando vayas cargado con el carrito hasta los topes será difícil mantener la sonrisa. Y, por supuesto, prepárate para las tendinitis.
- No tienen lavabos. Cuando juntas a un montón de críos y un montón de cuarentones con mucha bebida gratis lo normal es que a la hora se estén meando muchos. Y a los adultos no les puedes poner en un árbol, que es feo y te clavan multas. Quizá diréis: “Que vayan a un bar”… Es que, a veces, no hay bares cerca o están cerrados o los niños la lían si el adulto desaparece un momento…
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