Así es el posparto para la mayoría de las madres (más aún si son primerizas)
Una pista: la parte emocional juega un papel mucho más importante de lo que te han contado. Y eso es solo el principio…
Hasta hace bien poquito al hablar de la maternidad y del posparto, el imaginario colectivo nos devolvía una imagen casi idílica. Una madre siempre feliz —salvo casos muy excepcionales y generalmente rechazados por la sociedad— cuidaba a su bebé sin más problemas que el relativo cansancio de no dormir las horas necesarias. De un tiempo a esta parte y con la llegada de las redes sociales y las...
Hasta hace bien poquito al hablar de la maternidad y del posparto, el imaginario colectivo nos devolvía una imagen casi idílica. Una madre siempre feliz —salvo casos muy excepcionales y generalmente rechazados por la sociedad— cuidaba a su bebé sin más problemas que el relativo cansancio de no dormir las horas necesarias. De un tiempo a esta parte y con la llegada de las redes sociales y las instagramers, esa imagen se ha hecho aún más bonita. Rostros conocidos de aspecto impecable, bien peinadas y maquilladas, se plantan sus vaqueros de antes de dar a luz solo unos días después del ‘feliz’ acontecimiento.
Por suerte, casi al mismo tiempo, voces de madres reales cuentan en libros, podcast y conversaciones cotidianas la realidad de lo que significa el postparto: un cúmulo de sentimientos y emociones; un cansancio físico y emocional inigualable; tristeza y felicidad a partes —más o menos y según el día— iguales; un terror a veces paralizante a hacerlo mal... Y todo ello junto con desagradables dolores del puerperio, hemorroides, mastitis, grietas en los pezones, incomprensión, sentimiento de soledad, presión social para ser felices y delgadas… Todo eso mezclado con infinito amor.
Mal de muchas, nos acompaña
Oír y leer a otras mujeres que han sufrido lo mismo que hemos sufrido o estamos sufriendo, no únicamente nos reconforta, sino que nos hace sentirnos acompañadas, nos hace entender que no somos la excepción. La empresaria Marta Aguiar es una de esas mujeres. Ella lanza sus mensajes a través de la web We are mammas, en la que explica, a través de una guía postparto que cubre todas las áreas, en qué consiste el postparto real, algo de lo que cada vez se habla más, pero en lo que “aún queda mucho por hacer”.
Quizás, como esta empresaria afirma, parte de la responsabilidad sea un poco nuestra. Porque aún nos cuesta mucho reconocer nuestras debilidades y miserias: “Cuando hablamos entre nosotras tendemos a minimizar los problemas del postparto porque los vivimos desde la vergüenza y la sensación de fracaso. En nuestra sociedad actual, si no gestionas tu postparto como Marie Kondo, dejas de proyectar el estereotipo de mujer perfecta: madre perfecta, amante perfecta, amiga perfecta, trabajadora o jefa perfecta, que tiene la casa limpia, hace yoga y juega al ajedrez. Esta presión es una bomba de relojería para las madres durante el postparto inmediato”.
El hecho de que se considere que el postparto dura 40 días tampoco es una buena idea: De hecho, se aleja bastante de la realidad. Lo confirma Elena Pajuelo, matrona, divulgadora de temas de maternidad, autora del podcast Maternidad real y del libro Todo lo que nadie te ha contado sobre el posparto: “Cada mujer sentirá cuándo es el momento en el que ha terminado de transitar por la etapa del puerperio. Es un tiempo de transformación, de reencuentro con una misma, de aceptación de todos los cambios que han llegado; y, en medio de todo, hay que amar el cambio, el caos, y abrazar a la nueva mujer”.
En efecto, aunque las primeras semanas son fundamentales, lo que se llama el postparto inmediato, como asegura Aguiar, “el primer año es clave para la recuperación física y emocional”. Y no siempre es fácil tomárselo con la tranquilidad necesaria, con una baja maternal de 16 semanas. Para Pajuelo también ese es un hándicap importante: “Parece que si quieres elegir cuidar a tu bebé, te tienes que quedar en casa y renunciar a tu trabajo (excedencia, reducción). Si quieres seguir progresando en lo laboral, necesitas trabajar muchas horas y que tu bebé pase al cuidado de un tercero. Faltan políticas de conciliación reales y accesibles a todas las familias”, afirma.
En ese sentido, ambas entienden que hubo un gran cambio durante el siglo pasado. Aguiar viaja a la transformación social tras la II Guerra Mundial para explicarlo: “A partir de ese momento las familias dejan de vivir en comunidad, los jóvenes migran a las ciudades y se alejan de los núcleos familiares. La información que pasaba de madres a hijas; de tías a sobrinas —que no era escrita sino oral— se diluye y desaparece”. Y nosotras nos empezamos a encontrar más solas y sin respuestas.
Porque ya no tenemos una comunidad que nos acompañe, como dice la matrona: “En una sociedad en la que vivimos más separados de nuestras familias, en la que nos juntamos cada vez menos en grupos, criar se hace muy complicado. Y para criar a un niño, como dice un proverbio africano, hace falta una tribu. En nuestra sociedad hay pocas tribus, mucho trabajo y muchas preocupaciones que hacen que las mujeres se sientan más solas, perdidas y poco acompañadas”. Y es así a pesar de tener al lado a los padres, incluso cuando están cien por cien entregados a la crianza.
Porque seamos sinceros y empáticos. Ellos también se sienten a menudo desubicados. Lo confirma la creadora de WeAreMammas: “Los padres están igual o más perdidos que las madres, sobre todo porque entre hombres generalmente no se genera el sentimiento de tribu. Hablan menos de los sentimientos que les genera la paternidad; y a veces viven la experiencia desde una posición de incomodidad por no saber encontrar su espacio en la nueva estructura familiar”. Hay que implicarles y hacerles entender lo vital de su papel.
Pajuelo: “La madre es la que ha gestado al bebé, la que vive en primera persona todos los cambios físicos, hormonales… es con la que el bebé se va a vincular fuertemente al inicio y durante los primeros meses. La madre y el bebé crean un binomio inseparable, el bebé necesita a su madre 24 h al día y la madre se siente unida a él mamíferamente. Y este binomio hay que protegerlo y cuidarlo. Aquí entra el papel del acompañante o pareja: estar al lado de mamá y bebé, siendo soporte, sostén. Brindando cuidados, calor, contención, cariño. Estando atento a que las necesidades de ambos estén cubiertas.” Para que sea así es esencial hacerle partícipe de cada momento y etapa, desde el embarazo. Pero también saber comunicarse y pedir ayuda siempre que sea necesario.
Las ocho dimensiones del primer año de vida
Marta Aguiar y su equipo de WeAreMammas creen que en el postparto hay ocho dimensiones de la salud física y emocional de la mujer a las que hay que prestar especial atención. Eso sí, teniendo en cuenta que el proceso dura aproximadamente un año, dividido en dos etapas.
En el postparto inmediato:
- Salud Mental: educar en la detección precoz de problemas y ofrecer acompañamiento temprano.
- Autocuidado: información y herramientas para lidiar con las molestias más comunes, sin ningunearlas con la frase “es normal”.
- Lactancia materna y cuidados del bebé: asegurando asesoramiento desde el inicio.
- Necesidades nutricionales: lo que comemos marca muchísimo la recuperación de la mamá durante el postparto y la salud del bebé a largo plazo.
En los siguientes meses:
- Suelo pélvico: es el gran olvidado y se normalizan problemáticas que tienen solución, como las perdidas de orina o los prolapsos.
- Bienestar sexual: la recuperación de la vida sexual es, a menudo, un factor de estrés para las parejas.
- Bienestar emocional: los nuevos roles familiares, la presión por todas las tareas extras y agotamiento físico pueden desestabilizar el bienestar emocional.
- Incorporación a la vida laboral: un drama que mejoraría con un cambio de legislación…
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