Laura Baena: “La eme de madre no puede aplastar a la eme de mujer”
Malasmadres celebra, junto a la cantante Rozalén, un acto en el que distintas expertas debaten sobre conciliación, corresponsabilidad y autocuidado
“Me han llamado mala madre, mala hija, mala amante, por no querer renunciar a mis sueños, a mis planes, a mí misma y a mis dudas; a mi alma, a mis locuras, a mi propia identidad...”. Así reivindica Rozalén en su canción Yo no renuncio la faceta más personal de tantas mujeres que se resisten a renunciar a su vida personal y profesional solo por el hecho de ser madres. “Para que la eme de madre no aplaste a la eme de mujer”, como afirmó Laura Baena, fundadora del ...
“Me han llamado mala madre, mala hija, mala amante, por no querer renunciar a mis sueños, a mis planes, a mí misma y a mis dudas; a mi alma, a mis locuras, a mi propia identidad...”. Así reivindica Rozalén en su canción Yo no renuncio la faceta más personal de tantas mujeres que se resisten a renunciar a su vida personal y profesional solo por el hecho de ser madres. “Para que la eme de madre no aplaste a la eme de mujer”, como afirmó Laura Baena, fundadora del Club de Malasmadres, en el acto celebrado este miércoles junto a la cantante manchega y frente a más de 400 asistentes en el Centro Cultural Eduardo Úrculo de Madrid, dentro de la gira Malasmadres on Tour, y que tras Málaga y Madrid visitará también Valencia (26 de julio) y Barcelona (17 de noviembre).
Conciliación, corresponsabilidad y autocuidado: los tres vértices del triángulo que hoy circunscribe gran parte de las reivindicaciones de quienes reclaman el derecho a ser madres sin verse por ello penalizadas, rechazadas o discriminadas de facto en su entorno familiar y profesional. No en vano tres de cada cuatro mujeres han visto cómo su vida laboral se veía afectada negativamente tras declarar estar embarazadas o después de ser madres, según el estudio Las invisibles que Malasmadres realizó en 2020. Algo paradójico cuando se piensa que la tasa de natalidad, fundamental para la sostenibilidad del sistema, es en España inferior a los 1,3 hijos por mujer, una de las más bajas de la Unión Europea.
“La igualdad es perversa porque, más que un proceso de igualdad, hemos vivido uno de asimilación, para ser como ellos. Porque las mujeres llegaron a los puestos de responsabilidad, pero las reglas ya estaban puestas: este es el equipo, este es el árbitro, esto lo que vas a cobrar (un poco menos) …”, afirmaba la periodista y escritora Nuria Labari en la mesa redonda que tuvo lugar durante el evento. Junto a ella, Isabel Cuesta, creadora de Una madre molona y experta en disciplina positiva; Ámbar Muñoz, fundadora de Kotidiano; Laura Baena; y Raquel Sualdea, directora de DKV Madrid: el tema de Rozalén se enmarca dentro del proyecto activista de la firma de seguros Canciones para los que no quieren escuchar. “Antes éramos minoría, y no podíamos cambiar las reglas del partido. Pero es que ya no lo somos, y queremos el poder para cambiar las cosas de verdad”, remachaba Labari.
¿Qué falta para conciliar?
Conseguir logros significativos en la conciliación laboral y familiar pasa, necesariamente, por lograr avances en la corresponsabilidad familiar, el autocuidado y el muchas veces omnipresente sentimiento de culpa que sienten muchas madres. “Yo estuve 18 años trabajando en una multinacional, y pude conciliar por iniciativa propia, aunque ahora me doy cuenta de que era una conciliación a medias. Si me llamaba mi familia porque me necesitaba, no dudaba en coger el bolso e irme, pero para eso tienes que tener claras tus prioridades. Para mí, era mi familia”, reflexionaba Ámbar Muñoz. “Y eso se hace creyéndote que el cambio comienza por ti misma, y sobre todo gestionando muy bien el sentimiento de culpa”.
Para avanzar en la corresponsabilidad es necesario involucrar a todos los miembros de la familia: “La corresponsabilidad se mama en casa, poco a poco, y no a futuro, sino ya mismo: es la llave del cambio de cómo se relacionarán en el cole los hijos con el resto de compañeros y con sus profesores”, sostenía Isabel Cuesta, quien también quiso recordar cómo, durante la pandemia, los que menos importaron fueron la infancia y la adolescencia: “Nos hacen falta más adultos que no hayan olvidado que una vez fueron niños. Porque esta sociedad no tendrá futuro si no se cuida a la infancia”. Pero también evitar las divisiones entre las mujeres —“no podemos permitir que el feminismo nos separe y nos divida”, declaraba sobre el escenario Baena— y unir fuerzas con los hombres, “que han de ocupar muchas veces esos roles femeninos que tenían olvidados”, recordaba Labari, para quien es necesario que los hombres entiendan que la maternidad y el feminismo también es cosa suya: “El permiso de paternidad ha ayudado muchísimo y, además, ellos mismos pueden así tener el lujo de disfrutar del apego con sus hijos”.
El autocuidado, esencial
A este respecto, los datos que ofrece la asociación Yo No Renuncio hablan por sí solos: las madres tienen una media de 54 minutos libres al día, y solo el 10 % están satisfechas con el tiempo dedicado a su autocuidado. Se trata de un aspecto cuya importancia no conviene minusvalorar, como recuerda Ana Asensio, psicóloga de Vidas en Positivo que también participó en el reciente evento de Malasmadres: “Cuidarse es importante, porque sin autocuidado no hay cuidado. Es vital hacernos cargo de nosotras y saber que, desde que somos madres, lo que más hacemos es cuidar y dar, y para eso es necesario tener la batería interior bien cargada. Porque cuidarse no es un acto egoísta, sino un gran acto de responsabilidad social”.
Para la experta, la gestión del tiempo juega un papel fundamental en el bienestar de las madres y, por ende, de toda la familia: “Cuando se es madre, poco a poco y sin darte cuenta, es muy fácil caer en estar siempre disponible para otros, en anteponer sus necesidades a las tuyas, en dar sin medir y en no parar. Para que nuestra salud mental no se vea afectada (y, por consiguiente, nuestro estado emocional y psicológico), es importante saber parar y tomar consciencia de cómo estamos, qué necesitamos, cómo o a quién pedir ayuda y comprender que, si las madres no están bien, será muy difícil que sus hogares lo estén”.
Los beneficios de cuidarse son numerosos, empezando por el efecto positivo directo que tiene mimarse a nivel de alimentación, sueño y descanso en la salud mental y general, “además de la sensación que obtiene el cerebro de la experiencia de ser tú misma quien te está cuidando. Y eso es de los mayores actos de amor que podemos recibir: donde hay cuidado y amor, hay salud psicológica y emocional”, incide Asensio.
Consejos para el autocuidado
La psicóloga Ana Asensio ofrece una serie de recomendaciones para mejorar la calidad y cantidad de tiempo que es necesario dedicar al autocuidado. Porque, afirma, "es imprescindible vaciar un poco las agendas, rebajar la exigencia y la creencia de que la productividad es el camino del éxito. Es importante crear y producir, pero siempre acompañado de sentir". Estos son algunos de esos consejos:
- Crea un espacio, momento y tiempo para ti en el día a día. Aunque inicialmente te resulte extraño y artificial, te genere culpa y no puedas disfrutar, este hábito también se crea y poco a poco podrás ir descubriendo cómo es para ti tu autocuidado.
- Pide ayuda a todas las personas que tengas cerca y asume que no es sano ni real que puedas con todo. Una cosa es que te gustaría poder con todo, otra es qué está beneficiando realmente a tu salud.
- Delega funciones en casa. Practica durante unas semanas a jugar a "delegar" y conecta con aligerar la carga. No es recomendable buscar la perfección.
- Haz equipo y lleva la maternidad acompañada de padres corresponsables, de parejas colaboradoras, de amigas y amigos entregados, o de personal pagado. Encuentra la fórmula y comparte tu maternidad; tu salud lo agradecerá.
- Descansa cada día, y anótalo en la agenda si es necesario, pero descansa: tanto el cuerpo como la mente necesitan descansar. La maternidad es una actividad de alta demanda y necesita reposo para el cuerpo y cambio de actividades para el descanso de la mente.
- Haz todo lo posible por ser feliz. Tus hijos siempre tendrán esta imagen de ti y será sana, porque habrás elegido quererte para poder dar y amar en coherencia con la vida real.
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