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Cinco consejos para ayudar a tu hijo pequeño a superar la timidez

No obligar al menor a actuar o hablar, ni hacerlo por él, y respetar el ritmo que necesita para desarrollar sus habilidades sociales y comunicativas es fundamental para que aprenda a desenvolverse con confianza en diferentes entornos

La extrema timidez que algunos niños manifiestan durante la infancia puede llegar a generar preocupación y estrés en sus familias. El sentimiento de falta de confort, aprensión o incomodidad que experimenta el menor ante nuevas situaciones o en entornos donde no siente confianza puede llevarlo a evitar el contacto social, permanecer en silencio incluso cuando desea participar o depender excesivamente de la presencia de un adulto para sentirse seguro. Muchos padres y madres sienten mucha inquietud al ver que su hijo se muestra inseguro ante situaciones cotidianas como hablar con otras personas, participar en clase, enfrentarse a nuevas experiencias o comunicar lo que necesita. Esta actitud, que con frecuencia se confunde con una simple muestra de vergüenza, puede despertar en los adultos sentimientos de duda, culpa o incluso frustración.

Sentir vergüenza no es algo negativo. Al contrario, se trata de una emoción natural que cumple con una función importante en el desarrollo social y emocional del niño. La vergüenza actúa como una señal interna que le ayuda a reconocer límites, a ser prudente y a adaptarse a las normas del entorno. En dosis adecuadas, favorece la empatía y el respeto hacia los demás. El problema surge cuando esta emoción se vuelve excesiva y limita o impide al menor disfrutar de experiencias cotidianas, como jugar con otros niños en el parque o asistir a una fiesta de cumpleaños.

El acompañamiento del adulto será fundamental para que el niño se sienta seguro y comprendido en su proceso de crecimiento. Más que resolverle las dificultades, el adulto debe validar sus emociones, servirle de guía y regalarle su apoyo incondicional creando un buen vínculo. Mantener rutinas claras en casa, establecer límites con afecto y ofrecer respuestas predecibles regala al niño la estabilidad y seguridad que necesita para superar su timidez. Cuando el entorno familiar se convierte en un espacio de confianza, el niño se irá atreviendo a explorar, expresarse y relacionarse sin miedo.

A ello, se suman cinco reglas básicas para ayudar a un menor a superar la timidez.

  1. No se debe obligar al niño a que hable o actúe de una determinada manera cuando no se sienta preparado. Observarlo de forma excesiva o presionarlo para que salude o diga alguna cosa únicamente servirá para aumentar sus niveles de recelo y malestar, reforzando así su inseguridad. El adulto deberá ofrecerle un entorno de calma, acompañamiento y confianza, dándole el tiempo que necesite para adaptarse a la situación a la que se está enfrentando. Es fundamental respetar su ritmo y celebrar pequeños avances, por mínimos que parezcan, ya que cada paso que da hacia la apertura y la seguridad emocional es un logro significativo.
  2. El adulto no debe responder a las preguntas que le hagan al niño. Hablar por él solo aumentará su creencia de que no es capaz de hacerlo por sí mismo y reforzará su inseguridad. En lugar de intervenir, es mejor darle el tiempo que necesite para encontrar las palabras que debe usar. El papel del adulto debe ser de apoyo y estímulo, mostrando mucha paciencia y serenidad durante el proceso, sin anticiparse ni corregirlo constantemente. Estas actitudes fortalecen la autonomía y la autoestima del pequeño.
  3. Es importante ayudar al niño a ejercitar sus habilidades sociales y comunicativas junto a personas cercanas, en un entorno en el que se sienta cómodo y seguro, como puede ser con algún familiar, vecino o amigo del colegio. Estas interacciones cotidianas, aunque parezcan simples, le permiten practicar la expresión de ideas, emociones y necesidades sin sentir presión o miedo al juicio. De esta forma, poco a poco irá trasladando esa seguridad a otros contextos más amplios, como la escuela o las actividades extraescolares.
  4. Reforzar la autoestima del niño será clave para ayudarlo a superar su inseguridad y timidez. El adulto debe reconocer sus logros, esfuerzos y pequeños progresos, evitando las críticas poco constructivas o las comparaciones con otros. Cuando el pequeño siente que se respeta su ritmo de desarrollo y que se le valora por lo que es, fortalece su confianza interior y se anima a enfrentarse a nuevas situaciones con mayor seguridad y serenidad.
  5. Los niños aprenden mucho más de lo que observan que de lo que se les dice. Si ven que sus padres se relacionan con naturalidad con las personas de su entorno, expresan sus emociones con calma y afrontan las situaciones sociales correctamente, tenderán a imitar esas actitudes. Explicar al pequeño que los adultos también sienten nervios o incomodidad en ciertos momentos, pero que han aprendido a gestionarlo con la experiencia, le enseñará que la timidez no es un defecto, sino una emoción a la que se debe hacer frente.

En resumen, acompañar desde la aceptación y el respeto es la mejor forma de ayudar a un niño a sentirse valorado y desarrollar sus habilidades sociales y comunicativas al ritmo al que necesita para que pueda superar la timidez y desenvolverse con confianza en diferentes entornos sociales.

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