Exhaustos y estresados para criar
El estrés puede afectar en la crianza, las relaciones en casa y el tiempo que se pasa con los hijos. Una estrategia para combatirlo, además de pedir ayuda, consiste en buscar espacios de diálogo tranquilo que fomenten conversaciones no relacionadas con el trabajo o el colegio
Solo hay que hacer una búsqueda en internet para ver la realidad a la que se enfrentan padres, madres, abuelos e hijos. Si se googlean las palabras estrés y padres aparecen aproximadamente 23 millones de resultados. Si, además, se abre el ...
Solo hay que hacer una búsqueda en internet para ver la realidad a la que se enfrentan padres, madres, abuelos e hijos. Si se googlean las palabras estrés y padres aparecen aproximadamente 23 millones de resultados. Si, además, se abre el informe del Sistema Nacional de Salud Mental para buscar datos oficiales sobre trastornos, uno se encuentra con que la ansiedad es el más frecuente. En concreto, afecta al 6,7% de población (al 8,8% de las mujeres y el 4,5% de los hombres) y sus síntomas alcanzan al 10,4 %, según el documento. “Su frecuencia es relativamente estable a lo largo de la edad adulta: entre el 10% y el 12% de las mujeres entre 35 y 84 años tiene registrado este trastorno y alcanza el 16%-18% cuando se incluyen los síntomas”, asegura.
Además, el trastorno del sueño es el síntoma más frecuente y afecta al 5,4% de la población (sobre todo a ellas, ya que lo sufren el 15,8% de las mujeres, frente al 5,1% de los hombres). Este aparece también en niños, adolescentes y jóvenes (alrededor del 1,5% en ambos sexos), pero se incrementa con la edad, estabilizándose a partir de los 75 años. En este caso, las mujeres (13,5%) también se ven más afectadas que los hombres (11,6%). De hecho, los datos que se extraen de la gráfica del Ministerio de Sanidad evidencian que la prevalencia de estos males es mucho mayor en mujeres que en hombres en todas las edades, llegando a duplicarse en algunos rangos de edad.
El factor de género tiene mucho que ver en estos resultados. Se nota, por ejemplo, en el tiempo semanal que se dedica a las actividades de cuidados y tareas del hogar. En España, el porcentaje de mujeres de 18 y más años que en 2016 dedican al menos varios días a la semana al cuidado o educación de hijos, cocinar o hacer labores domésticas, cuidados de familiares, vecinos o amigos con discapacidad es superior en todos los casos al porcentaje de hombres de 18 y más años que realizan estas mismas tareas, según el INE.
Pero hay aspectos que son difíciles de combatir, como señala la encuesta de condiciones de vida del INE con relación a las dificultades económicas de los hogares en 2022. En ella, el 8,7% de la población manifestó llegar a fin de mes con “mucha dificultad”. Además, el 35,5% no tuvo capacidad para afrontar gastos imprevistos, frente al 33,4% del año anterior. El 33,5% de la población no se pudo permitir ir de vacaciones fuera de casa al menos una semana al año, un porcentaje 0,8 puntos superior al registrado en 2021. Si se unen ambas estadísticas, es comprensible que aumente el nivel de estrés en la familia y, como consecuencia, se vean afectados tanto los valores de crianza como las relaciones en casa y el tiempo que se pasa con los hijos.
Cómo evitar el estrés familiar
El estrés es como una lavadora, no deja de dar vueltas y a veces centrifuga y hace que todo parezca imposible de afrontar. Por eso es muy importante saber parar. En primer lugar, para que ese estrés no afecte a los hijos y, en segundo lugar, para tratar de generar en casa un ambiente positivo y relaciones no condicionadas por problemas. Para afrontar el estrés hay que pedir ayuda y acudir a un profesional que, más allá de identificar los factores estresantes, puede también reconocer los límites de cada uno. Su apoyo, además, puede ser fundamental para salir de ese efecto lavadora y disfrutar de las relaciones con la familia.
Como señala Vanessa LoBue, psicóloga en la Universidad de Virginia (EE UU), en la revista Psychology Today, “la ansiedad de los propios padres y el estrés doméstico se han relacionado con problemas emocionales en los hijos”, incluyendo problemas de comportamiento, agresión, ansiedad y depresión. “El estrés materno también se ha relacionado con factores en la infancia que predicen la ansiedad posterior a medida que los bebés crecen, a saber, un temperamento difícil o un temperamento caracterizado por muchas emociones negativas. Además, la ansiedad y la depresión maternas están asociadas con la impulsividad y los problemas de atención de los niños”, explica. Yo siempre digo que en casa tenemos que ser capaces de buscar espacios de diálogo tranquilo que fomenten conversaciones no relacionadas con el trabajo, el colegio o los deberes. Sin embargo, es sorprendente la cantidad de familias que no comen o cenan juntas y que, por tanto, tienen un déficit muy alto en una buena comunicación en el hogar.
Un factor de protección en casa ante el estrés es buscar espacios de reflexión con los hijos e hijas. Podemos llamarlos espacios emocionales donde poder hablar sin culpar o sin estar continuamente condicionados por condiciones ambientales desfavorables. Y aunque es un ejercicio difícil, no debería serlo. Además, tiene un doble beneficio, pues llevados a cabo de forma adecuada estos encuentros fomentan actitudes y percepciones positivas y de cuidado recíproco. Es decir, tanto los hijos como los padres, van a encontrar un beneficio mutuo que puede servir para relajarse y dejar el estrés alejado de esos momentos. Eso sí, hay que recordar no discutir ni afrontar las conversaciones desde la autoridad: para vencer al estrés, es importante saber dar espacio.
Estos espacios de compresión, de calma y de compartir, como pueden ser la comida, la cena o el desayuno sin el móvil o la televisión de fondo, son un buen ejercicio para afrontar el estrés en casa. Además, se puede enseñar a los hijos que esos momentos familiares son también espacios de aprendizaje, y momentos perfectos para buscar la ayuda, la confianza y el desahogo que les permita también ser ayudados a saber afrontar sus conflictos y situaciones difíciles. Salir del estrés para ayudar a quien lo necesita coloca a todos en una posición reflexiva y es algo que como padres y madres les relaja y les encanta hacer.
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