Por qué es necesario mejorar la comprensión lectora de los niños
Los malos números en España sobre esta disciplina pueden deberse a un mal enfoque dentro del terreno escolar y a una escasa concienciación de las familias
Los datos sobre comprensión lectora se miden en informes como PISA, PIRLS o TIMMS, y estos dejan ver que en España existen importantes ejes de mejora. Ester Trigo Ibáñez es profesora del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de ...
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Los datos sobre comprensión lectora se miden en informes como PISA, PIRLS o TIMMS, y estos dejan ver que en España existen importantes ejes de mejora. Ester Trigo Ibáñez es profesora del Departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Cádiz: “Si nos fijamos en la infancia, los datos indican que los niños y niñas de España parecen tener bien desarrollado el hábito lector desde el punto de vista del disfrute de la obra literaria (cuentos, poemarios, novelas cortas, etc.) Sin embargo, en paralelo se detecta un problema de comprensión lectora, es decir, que no entienden lo que leen. Si no se atiende a este problema de comprensión lectora trabajando desde la lectura intensiva e integrando de forma coordinada la lectura en todas las asignaturas, poco a poco, los niños y niñas van abandonando el hábito lector”.
El profesor de Lengua y Literatura de Secundaria y Bachillerato Juan Santiago Mellado nos habla claro: “Los niños y los adolescentes tienen tan mala comprensión lectora porque cada vez nos resulta más innecesaria en nuestra vida cotidiana. En realidad nos basta con dejar en visto libros, artículos, mensajes de texto o hilos de Twitter, para pasar a otra cosa. Pararse a comprender un texto es un ejercicio de estilo muy siglo XX, como escuchar un disco completo o ir al cine. Experiencias ya para académicos o snobs. Hoy en día nos han convertido en unos yonquis del impacto. No es raro que vaya consolidándose una neolengua plagada de oxímoron: hechos alternativos, posverdad, fake news, feminismo liberal, crecimiento negativo, inmigración ilegal”.
Los malos números sobre la compresión lectora pueden deberse, según la profesora Trigo Ibáñez, a un mal enfoque dentro del terreno escolar y a una escasa concienciación de las familias acerca de la importancia de aprovechar todas las situaciones cotidianas para leer y escribir con sus hijos e hijas: “Realizar la lista de la compra, localizar los productos en el supermercado, cocinar en equipo, leer las instrucciones de los juguetes, jugar a juegos de mesa, repasar oralmente lo que ha ocurrido en el día, en la jornada escolar, leer antes de dormir, aunque ya los niños y las niñas puedan leer solos. Tendemos a abandonar estas prácticas que, además de muy placenteras, son muy efectivas para el desarrollo de la comprensión lectora y la educación literaria”.
Prosigue el profesor Santiago Mellado: “Por mi parte, dedico muchas horas a poner en práctica la lectura intensiva del texto, como en el siglo XII. Leemos y hablamos de lo que leemos. Tengo a mi favor que en mi materia utilizamos textos literarios y periodísticos en los que -en palabras de Terry Eagleton- aparecen reflejadas intuiciones significativas sobre la experiencia humana. Y eso ayuda. Hablar de los textos que no nos impactan al final nos deja un poco fríos, pero hablar de los textos que nos importan nos vincula de un modo especial, caliente. Esta experiencia de comprensión lectora, que yo llamaría genuina, es insustituible, y una vez experimentada anima a ser compartida y comunicada. Los griegos le llamaban a esto, entusiasmo -tener a un dios dentro, algo asombroso. Un truco es empezar por el impacto, algo que les obligue a prestar atención, e ir bajando hacia lo que de verdad (te) importa. Todas mis alumnas han leído las novelas de la tetralogía After y abominan de la serie de Amazon por superficial. A su manera sienten -como Pizarnik- el asombro de que la comprensión lectora es como sentir que parte de ti un barco llevándote. Y esto es así, lo diga Agamenón o Anna Rene”.
El profesor de lengua y literatura de Secundaria y Bachillerato José Luis Merino nos habla de las nuevas corrientes pedagógicas que “han llegado a muchos centros a golpe de presentación de PowerPoint y fichas de colores. En ocasiones se está sustituyendo la transmisión del conocimiento y las tareas mecánicas (y tediosas) por juegos que se quedan en lo superficial, pero que quedan muy bien en las redes sociales y con los que los chicos se lo pasan bien. Las horas de lectura que los maestros antes hacían diariamente en clase ahora han (casi) desaparecido y a nadie parece molestarle demasiado”.
El profesor José Luis Merino se muestra en contra del bilingüismo: “Invito a ver el documental La chapuza del bilingüismo, el bilingüismo supone convertir la lengua de un porcentaje relevante de las materias del currículo en inglés. Si lo poco que leen los chicos lo hacen en clase y se reducen las horas en las que lo hacen en español, ¿cómo podemos esperar que su comprensión lectora, gramática o su vocabulario no se vea afectado?”. Merino considera que no es necesario tanto inglés en las aulas, “quizá sea más importante que tengan un buen nivel de comprensión y expresión en español que les permita desenvolverse en el mundo y luego, ya veremos cómo aprenden otros idiomas”.
“El tiempo libre de los más jóvenes es muy limitado entre las clases de chino, los entrenamientos, ir a pintura o piano, pero entre todas esas actividades la lectura debe estar presente. La lectura debe estar presente en nuestras casas como un hábito recurrente, al igual que comer frutas y verdura, estar en contacto con la naturaleza o visitar a la familia y amigos”, concluye el profesor José Luis Merino.
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