Cómo prevenir la muerte súbita del lactante
Es la causa principal de fallecimiento infantil entre el primer mes y el año de vida en los países desarrollados, con una máxima incidencia entre los dos y los tres meses de edad
A veces se escucha decir a los padres primerizos que los bebés deberían nacer con un “manual de instrucciones” debajo del brazo para poder consultar todas las dudas que surgen cuando eres un novato en estas lides. Un libro que diera contestación a las mil y una preguntas que aparecen en el mismo momento en el que se entra en casa con el nuevo miembro de la familia. Muchas son las incertidumbres que se presentan a los recién estrenados papás y mamás: ¿deberá comer cada tres horas, tendría que dej...
A veces se escucha decir a los padres primerizos que los bebés deberían nacer con un “manual de instrucciones” debajo del brazo para poder consultar todas las dudas que surgen cuando eres un novato en estas lides. Un libro que diera contestación a las mil y una preguntas que aparecen en el mismo momento en el que se entra en casa con el nuevo miembro de la familia. Muchas son las incertidumbres que se presentan a los recién estrenados papás y mamás: ¿deberá comer cada tres horas, tendría que dejarle el chupete, qué temperatura será la más idónea para que descanse, mejor muy abrigado o poco abrigado o cuál será la posición más idónea en la que debe dormir? Porque, según señalan los pediatras, la manera en la que duermen los niños y niñas durante sus primeros meses de vida resulta una información necesaria para los primogénitos, entre otras cosas, para poder evitar que el bebé pueda sufrir el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL). Una manifestación que es la causa principal de muerte infantil entre el primer mes y el año de vida en los países desarrollados, con una máxima incidencia entre los dos y los tres meses de edad.
El SMSL se define como la muerte repentina e inesperada de un niño menor de un año que no tiene explicación tras una investigación completa del caso que incluye análisis del lugar del fallecimiento, autopsia y revisión detallada de la historia clínica. Se trata de un hecho imprevisible. Un tema que ha sido objeto de estudio recientemente y que se ha plasmado en el documento Síndrome de muerte súbita del lactante: ¿siguen las familias las recomendaciones?, desarrollado por Irene Ruiz Botía, pediatra del Hospital Universitari General de Catalunya, Sant Cugat del Vallès, Barcelona, junto a algunos especialistas de la Universitat Internacional de Catalunya, Barcelona. Esta investigación ha analizado la posición durante el sueño de los lactantes como principal factor a modificar para evitar el SMSL y, a la vez, ha evaluado el cumplimiento de otras recomendaciones que son factores de riesgo modificables por parte de las familias.
Carmen García Rebollar y Carmen Villaizán Pérez, pediatras de FAPap (plan de Formación Continuada Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria), señalan que para evitar el SMSL es necesario que “el niño duerma en decúbito supino (boca arriba) durante el primer año de vida, nunca en decúbito prono (dormir boca abajo) o en decúbito lateral (dormir de lado), ya que esta posición también implica más riesgo”. Además, ambas pediatras señalan también otros elementos que pueden resultar “protectores” frente al SMSL como son: “la lactancia materna y el uso del chupete, utilizando este a partir del mes de vida para que no interfiera con el establecimiento de la LM. También, evitar el tabaco en la gestación y después, el ambiente caluroso en el dormitorio, los colchones blandos, arroparlos en exceso y cubrirles la cabeza, y eliminar accesorios en la cama -almohadas, chichoneras, antivuelcos, peluches, etcétera-.”
Ambas pediatras manifiestan que “los pediatras seguimos las recomendaciones de Previnfad, grupo de trabajo de la AEPap (Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria) integrado por pediatras, ligado a la organización PAPPS (Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud), basados en datos extraídos de estudios científicos y valorados con criterios de evidencia científica”.
La elección de la posición de decúbito supino para el descanso del bebé frente a las demás, explica Irene Ruiz Botía, “se debe a que permite una mayor rotación de la cabeza del bebé sin esfuerzo. Si se le coloca en esta posición y sin almohadas directamente bajo la cabeza, su cuerpo se alinea y sus fosas nasales y su boca quedan despejadas”. Si el bebé presenta mucosidad nasal por un resfriado o tiende a regurgitar, continúa esta pediatra, “se recomienda a los padres que coloquen una almohada, un cojín o una manta en la zona de la cabeza, pero, y muy importante, siempre debajo del colchón, que debe ser duro. De esta manera, la inclinación es progresiva y no generamos una flexión del cuello, que podría propiciar el colapso (obstrucción) de la tráquea”. Irene Ruíz Botía apunta que “la posición del bebé mientras duerme es el factor modificable que más influye en el riesgo de síndrome de muerte súbita del lactante y el decúbito supino es la posición que confiere mayor protección, por delante del decúbito lateral y, sobre todo, de la posición en decúbito prono”. Esta última es la posición de mayor riesgo, “porque reduce la libertad de movimiento del bebé dificultándole cambiar la orientación de su cara si entre ella y el aire ambiente se interpone un objeto, puesto que el peso de la cabeza del bebé pesa proporcionalmente más y no tiene ni tanta fuerza ni tanta coordinación”.
Los mecanismos fisiopatológicos de este problema, es decir, qué sucede para que un bebé fallezca repentinamente y sin explicación mientras duerme y otros no, no se conocen con exactitud. Hay diferentes hipótesis y probablemente los factores que lo desencadenen no sean los mismos en todos los casos. Irene Ruiz Botía incluye, entre otros, la lactancia materna o la succión no nutritiva con chupete durante el sueño como posibles elementos protectores frente al SMSL. En el primer elemento, esta investigadora, comenta que “la leche materna contiene inmunoglobulinas, que son unas moléculas dirigidas contra microorganismos patógenos, y otros componentes relacionados con el sistema inmunitario.” En cuanto al uso del chupete, Ruiz Botía explica que “podría estar relacionado con la hipótesis de que, al no estar suficientemente desarrollado el sistema nervioso central de los bebés, las zonas relacionadas con la vigilia y la respiración no son capaces de activarse cuando se requiere. De alguna manera los movimientos de succión al dormir con el chupete les podría mantener en un estado más proclive a tener microdespertares y/o no dejar de respirar”. Jesús Ruiz Contreras, jefe del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario 12 de Octubre y catedrático de pediatría de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), ofrece otra explicación del por qué el chupete actúa como prevención frente al SMSL y sería por “un efecto mecánico que sucede, porque cuando el niño se coloca mal, el chupete se le cae, le molesta en la cara y consigue levantar el rostro y tomar esa bocanada fresca de aire”. Asimismo, este catedrático de pediatría añade otro elemento que puede favorecer el SMSL en el bebé, “el tabaquismo, sobre todo el materno durante el embarazo y también en presencia del niño, que pueda hacer que el bebé tenga un mayor riesgo de sufrir muerte súbita”.
Para evitar este síndrome en el bebé, Jesús Ruiz Contreras pide “que se dé más información sobre las causas que pueden favorecerle”. Una opinión con la que coincide Irene Ruiz Botía, quien reclama más campañas de información, “como las que hay sobre prevención de drogodependencia o de accidentes de tráfico, pero desde un punto de vista positivo y no dramático, haciendo más hincapié en los factores protectores, ya que de otra forma podría causar angustia excesiva en los padres. También se podrían plantear otras medidas como establecer la obligatoriedad de adjuntar a las instrucciones de montaje de las cunas fabricadas en España un folleto informativo de las recomendaciones”.
Sobre el papel que juegan los sanitarios, el jefe de servicio de Pediatría del Hospital Universitario 12 de Octubre considera necesario que “tanto los pediatras como los médicos de familia jueguen un papel más activo. En mi hospital, los informes clínicos de lactantes salen con esa normativa; creo que son cosas que deberían establecerse casi como rutina para que los padres no lo perdieran de vista, porque al final esto es repetición, repetición y repetición.”
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