Mantener el contacto con los padres, clave en el desarrollo del lenguaje de los prematuros
Las carencias en el habla más frecuentemente identificadas en los bebés corresponden al área del procesamiento y producción del sonido de la voz
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año nacen en el mundo, aproximadamente, 15 millones de bebés prematuros, aquellos que llegan al mundo sin alcanzar las 37 semanas completas de gestación (37 semanas + 0 días), periodo a partir del cual el nacimiento de un bebé está dentro de la normalidad. No obstante, Adelina Pellicer, jefa del servicio de Neonatología Hospital Universitario La Paz, considera que “es importante diferenciar a la prematuridad por estratos, no so...
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año nacen en el mundo, aproximadamente, 15 millones de bebés prematuros, aquellos que llegan al mundo sin alcanzar las 37 semanas completas de gestación (37 semanas + 0 días), periodo a partir del cual el nacimiento de un bebé está dentro de la normalidad. No obstante, Adelina Pellicer, jefa del servicio de Neonatología Hospital Universitario La Paz, considera que “es importante diferenciar a la prematuridad por estratos, no solo por la condición biológica que presentan los bebés al nacer y los recursos materiales y humanos necesarios para atenderles, sino por la necesidad de intervención y consumo de recursos después del alta”. En este sentido, prosigue la jefa del servicio de Neonatología del Hospital Universitario La Paz, “hay que hablar de prematuro extremo (menor de 28 semanas), muy prematuro (menor de 32 semanas) y prematuro tardío (los nacidos a partir de las 32 semanas de gestación completas)”.
En España, según datos ofrecidos por la Sociedad Española de Neonatología (SENEO), los nacimientos prematuros han aumentado en un 36% en los últimos 20 años. Además, el Instituto Nacional de Estadística señala que, en 2017, nuestro país registró 26.410 partos prematuros, que representa un 5,7% del total de nacimientos en ese año.
La prematuridad, dependiendo de la semana de nacimiento, peso, condiciones de atención pre y posnatales, puede provocar, según los expertos, la aparición de diferentes secuelas que van desde el retraso psicomotor y problemas de conducta hasta discapacidad. El lenguaje es una de las funciones que, en ocasiones, puede verse afectada en el futuro desarrollo de estos niños y niñas. Para profundizar más en la relación prematuridad-lenguaje, un grupo de investigadores en desarrollo infantil pertenecientes a la Universidad Casa Grande en Guayaquil (Ecuador), la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir y Utah State University en Utah (EEUU), con la colaboración del centro de desarrollo infantil Kinderzentrum (ONG), han publicado el trabajo “Intervención basada en rutinas como apoyo a la participación familiar para el desarrollo del lenguaje en bebés prematuros”, que muestra la incidencia que puede presentar una intervención basada en rutina (IBR) en la participación familiar para el desarrollo del lenguaje de sus bebés prematuros.
Marcela Frugone, docente investigadora de la Universidad Casa Grande y una de las personas que ha participado en esta investigación, afirma que, desde un enfoque sociocontextual, “el desarrollo de los bebés prematuros no solo está ligado a su prematuridad, sino a la calidad de los contextos y experiencias que viven. Tanto es así que los procesos de hospitalización y atención médica que los separa de sus padres, les genera elevados niveles de estrés. Al igual que en sus familias, quienes también enfrentan estrés por las condiciones del nacimiento y cuidados posteriores”. Esta investigadora sostiene que “la literatura sobre prematuros abunda en señalar los problemas de desarrollo que pueden derivarse, pero hay poca investigación sobre la intervención y apoyo que bebés y familias deben recibir, considerando que la calidad de los servicios es un factor determinante”. Por eso, continúa Marcela Frugone, “nos interesaba conocer los efectos de una intervención basada en Prácticas Centradas en la Familia (PCF) en el desarrollo del bebé y en la familia, la que integra activamente a la familia, se provee y potencia los entornos naturales (hogares en lugar de consultorios) por un profesional único que recibe apoyo de un equipo transdisciplinario”. El estudio mantiene que la puesta en práctica de modelos de intervención que brinde a las madres información sobre las características del desarrollo de los bebés por la prematuridad es especialmente valorado para poder interactuar de acuerdo al momento de su hijo (edad corregida) y no a su edad cronológica. Por ello, concluye Marcela Frugone, “toda esta interacción tiene un efecto en el desarrollo general de los niños y de manera específica en los intercambios comunicativos que son la base para el lenguaje”.
La doctora Adelina Pellicer apunta que “las carencias del lenguaje más frecuentemente identificadas en prematuros corresponden al área del procesamiento y producción del sonido de la voz. Sin embargo, este tipo de trastornos son reversibles si se instaura una terapia adecuada con foniatra-logopeda”. No obstante, continúa la doctora Pellicer, “hay casos en los que persisten en la adolescencia disfunciones en el control oromotor y del habla, como dificultades en la precisión de los movimientos individuales y combinados de los labios, mandíbula, cara y lengua, que no necesariamente se acompañan de problemas motores a otros niveles”.
Para evitar que la prematuridad del bebé le pase factura en el ámbito del lenguaje durante su desarrollo, la doctora Marcela Frugone considera necesario que “los adultos a cargo de estos entornos naturales centrales para el desarrollo del niño o la niña, es decir, la familia, la escuela e incluso los hospitales, en caso de niños que requieren continuas hospitalizaciones, fomenten interacciones continuas con los niños a través de las diversas experiencias y actividades cotidianas. Es decir, deben hablarles, cantarles, responder a sus sonidos. No hay que pensar que el encargado del desarrollo del lenguaje es sólo el logopeda durante su sesión. La misión de este profesional es apoyar a que los adultos se vuelvan competentes para enriquecer el entorno diario del niño o la niña”. Una visión, sobre el valor que tiene el entorno familiar para garantizar y optimizar el desarrollo del bebé, que comparte la doctora Carmen Pallás, Jefe de Servicio de Neonatología del Hospital Universitario 12º de Octubre de Madrid. Para esta experta, existen dos aspectos fundamentales en el desarrollo de los niños muy prematuros, la integridad del sistema nervioso central y el entorno familiar. “Un entorno cultural de la familia favorable y un adecuado vínculo de los padres con sus hijos ayudarán a mejorar la evolución de los niños. Por tanto, es esencial trabajar en las unidades neonatales para eliminar las barreras que mantienen separados a los padres y a los niños. Los padres tienen que estar el mayor tiempo posible en la unidad, asumiendo el papel de cuidadores principales, aunque el niño esté en cuidados intensivos. Para ello es importante que la arquitectura de las unidades neonatales se adapte a las necesidades de los niños y de las familias. Este aspecto influirá en el futuro de los niños”, explica la doctora Carmen Pallás.
Cada vez hay más evidencias científicas en torno a las alteraciones del lenguaje que indican que estas se pueden prevenir hablando en la lengua materna a los niños prematuros desde el nacimiento. La jefe de Servicio de Neonatología del Hospital Universitario 12º de Octubre de Madrid manifiesta que “lo ideal es que escuchen la voz de la madre porque es la que están más acostumbrados a oír dentro del útero y son capaces de reconocerla. En las unidades de cuidados intensivos neonatales con mucha frecuencia hay mucho ruido, de aparatos y de las voces de los profesionales, este ruido no ayuda a madurar, aunque sean voces humanas, porque no van dirigidas al niño”. Sin embargo, prosigue esta neonatóloga, “las voces de la madre y del padre tienen un impacto muy positivo; por eso, aunque el niño sea muy prematuro y pese muy poquito, 500-600g, se les dice que le hablen al niño y les aconsejamos que les lean cuentos. Leer cuentos es una de las intervenciones que mejor resultado tiene sobre los niños prematuros y a término en cuanto al desarrollo del lenguaje”. Hay muchos estudios que han mostrado el impacto positivo de la lectura de cuentos y por tanto sería recomendable que todos los padres leyeran a sus hijos, aunque sean siempre las mismas lecturas. En uno de los estudios se les regalaba un cuento a un grupo de niños cuando iban al pediatra y a otro grupo no. Se les evaluó un tiempo después y el grupo de niños que habían recibido los cuentos tenían un mejor desarrollo”.
La doctora Adelina Pellicer expone que “todos los recién nacidos de más riesgo, y en ellos incluimos los bebes nacidos muy prematuros, tienen un seguimiento multidisciplinar, que incluye a neonatólogos, neuropediatras, psicólogos, terapeutas ocupacionales y logopedas”. Asimismo, considera necesario realizar un seguimiento sobre estos bebés mediante una evaluación auditiva que valore objetivamente su agudeza auditiva. También un seguimiento oftalmológico, para establecer la agudeza visual y descartar problemas de visión central. “Incorporando estos protocolos y manteniendo una vigilancia estrecha y medidas de intervención antes de que deficiencias estructurales o funcionales impidan el correcto desarrollo y adquisición de habilidades del niño, desde el punto de vista del aprendizaje y la integración social”, finaliza esta experta en Neonatología.
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