¿Qué defiende Kamala Harris? Una agenda progresista económica y social; continuismo en política exterior

La vicepresidenta promete construir a partir del legado de Biden, pero yendo más lejos en asuntos como el aborto o el clima. Su gran punto ciego: la decepcionante gestión que hizo de la crisis migratoria

Kamala Harris, este martes durante su primer mitin como candidata a la designación demócrata, en West Allis (Wisconsin).Jim Vondruska (Getty Images)

Una agenda económica más progresista que la de Joe Biden, una abierta defensa del derecho al aborto sin la reserva moral del presidente, un católico practicante de 81 años; continuismo en ...

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Una agenda económica más progresista que la de Joe Biden, una abierta defensa del derecho al aborto sin la reserva moral del presidente, un católico practicante de 81 años; continuismo en política exterior y guiños a la gratuidad de la educación universitaria, así como a los votantes de minorías perjudicados en su derecho al sufragio por decisiones del Tribunal Supremo y por los límites impuestos por los legisladores republicanos. El programa de Kamala Harris, si es elegida candidata a la presidencia y alcanza la Casa Blanca en noviembre, se construirá sobre el legado de Biden y, en función del equilibrio de fuerzas en el Congreso, con políticas más ambiciosas en cuestiones económicas y sociales, la primera de ellas la salud sexual y reproductiva, aborto incluido.

Aborto

Es tal vez el tema en el que más cómoda se siente. El mismo día de la primavera de 2023 en el que la candidatura Biden-Harris se oficializó, ella participó en un acto en defensa de la libertad sexual y reproductiva de las mujeres en su alma mater, la histórica universidad afroamericana de Howard, en Washington. En sus dos primeras intervenciones desde la retirada de Biden, ha insistido en sendos actos electorales en la defensa del aborto. “Quienes creemos en la libertad reproductiva, haremos lo posible para tumbar los vetos extremos de [Donald] Trump [candidato republicano]. Confiamos en que las mujeres son capaces de tomar decisiones sobre su propio cuerpo y no [creemos en] que su Gobierno les diga lo que tienen que hacer”, advirtió el martes en Milwaukee.

Kamala Harris, en un mitin en Phoenix (Arizona), el pasado 24 de junio, día del segundo aniversario de la decisión de Supremo que tumbó 'Roe contra Wade'. Rebecca Noble (REUTERS)

Desde que el Tribunal Supremo tumbara el precedente de Roe contra Wade (1973) y con él, la protección federal del aborto, este se ha convertido en un tema que hace ganar y perder elecciones. Por eso, los republicanos insistieron en la convención que celebraron la semana pasada para aclamar a Trump como líder absoluto en el último argumentario: no persiguen una prohibición federal del aborto, sino ser fieles al espíritu de lo que el fallo del Supremo dictaminó y que el asunto pasara a ser regulado por los Estados. Allá donde se han hecho consultas populares en las urnas, los electores han decidido blindar la libertad de decidir de las mujeres.

Israel, Gaza y la política exterior

Si resulta elegida, es de prever que mantenga en gran medida la política sobre Gaza. Como vicepresidenta, ha reiterado su apoyo a la seguridad y el derecho a la defensa de Israel, al tiempo que ha expresado la necesidad de acabar con el sufrimiento de los civiles palestinos. En diciembre dijo: “Mientras Israel persigue sus objetivos militares en Gaza, creemos que Israel debe hacer más para proteger a los civiles inocentes”. Ese mismo mes viajó a Dubái para mantener contactos con líderes árabes. El 4 de marzo, pidió una tregua inmediata y añadió que Israel debía ampliar el flujo de ayuda humanitaria al enclave. Este lunes, en vísperas de su encuentro con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, uno de sus asesores resumió su postura: “Es hora de que la guerra termine de una manera en la que Israel esté seguro, todos los rehenes sean liberados, el sufrimiento de los civiles palestinos en Gaza termine y el pueblo palestino pueda disfrutar de su derecho a la dignidad, la libertad y la autodeterminación”. Kamala Harris fue la encargada de reunirse con miembros de la comunidad árabe de Míchigan, descontentos con el firme apoyo a Israel de la Administración demócrata y que en las primarias propinaron un varapalo a Biden. En foros proisraelíes como el de AIPAC, el principal lobby judío estadounidense, no ha ocultado su apoyo a Israel.

Con respecto a otros conflictos, como la invasión rusa de Ucrania o la tensión con China respecto a Taiwán, es de prever también el continuismo. Harris apoya firmemente el derecho a defenderse de Ucrania frente a Rusia y el papel de la OTAN, incluida la vigencia de su Artículo 5 de defensa colectiva. En junio se reunió con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, en Suiza. En Asia, coincide con el mandatario estadounidense en la necesidad de contrarrestar la hegemonía de China en la región. Donde más ha cambiado su postura ha sido en lo relativo a la India, el país de origen de su madre. En 2019, la revocación por parte de Narendra Modi de la autonomía de Cachemira provocó duras críticas de Harris. Luego, ya en la Casa Blanca, reconsideró su postura sobre la India, como puntal para frenar a China. En 2023, alabó públicamente el liderazgo del primer ministro, Narendra Modi.

La frontera

Es el flanco más descubierto de la candidata. Al principio de la legislatura, Biden le cedió la gestión de la frontera con México y de la crisis migratoria. Se interpretó entonces como un voto de confianza en un asunto crucial, pero también, para no poner en riesgo el capital político del presidente en un asunto espinoso. En su primera salida al mundo, Harris viajó a México y a Centroamérica y pronunció dos palabras que definieron el arranque de su vicepresidencia: “No vengan”, les dijo a los migrantes guatemaltecos, cosechando duras críticas por ello.

La vicepresidenta en Ciudad de Guatemala, el 7 de junio de 2021, cuando exigió a los migrantes que no viajaran a Estados Unidos.Carlos Barria (REUTERS)

Los cruces irregulares han batido récords durante estos últimos tres años y medio y los republicanos quieren que cristalice el mensaje de que gran parte de la culpa en la deficiente gestión de la crisis migratoria es de Harris, a la que han pasado a llamar, con Trump en cabeza, la “zarina de la frontera” (pese a lo que la etiqueta tiene de exageración sobre sus atribuciones reales en el asunto). En una inusual llamada con periodistas que tal vez hable de su inquietud ante el entusiasmo inicial que ha provocado entre los suyos el cambio de candidata, el expresidente y ahora candidato Trump dijo el martes: “Si llega a ser presidenta, la invasión [de inmigrantes] empeorará”. Y añadió: “Tal como lo hizo con San Francisco [donde fue fiscal de distrito], y tal como lo hizo con la frontera, destruirá permanentemente el país”. El candidato republicano prometió también: “Sellaré la frontera, detendré la invasión y mantendré Estados Unidos a salvo”.

Las encuestas indican que la crisis migratoria es una de las preocupaciones principales de los votantes registrados, y que estos culpan de ella mayoritariamente a Biden.

Economía

La agenda económica de Harris podría ser más progresista que la denominada Bidenomics. Como candidata a la presidencia en las primarias demócratas en 2020, la entonces senadora por California abogó por subir los impuestos y aumentar las inversiones en vivienda. Calificó la reforma fiscal de Trump de 2017 de “regalo para los ricos”, argumentó que el auge del mercado de valores estaba dejando atrás a la clase media y advirtió de que su imprudente agenda comercial, marcada por la guerra con China, estaba perjudicando a los agricultores del país. “Esta economía no está funcionando para la gente trabajadora”, dijo en 2019. Es de esperar que, si llega a la presidencia, su agenda se formule en parecidos términos, pero en un contexto muy distinto, marcado por la inflación, que incendió los precios en 2022. Como fiscal general de California, se mostró partidaria de la regulación para proteger los derechos de los consumidores.

Harris ha defendido con ardor la política económica de Biden, con iniciativas tales como el plan de rescate de 2021 para superar los estragos de la pandemia y la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, en sus siglas inglesas) de 2022, con un marcado tono verde. Pero como fiscal general y senadora, fue más progresista que el presidente, impulsando la sanidad universal al tiempo que pedía beneficios fiscales más generosos para los estadounidenses de clase trabajadora a costa de mayores subidas de impuestos a las empresas.

Clima

La posición de Harris con respecto al reto climático se ha situado tradicionalmente más a la izquierda que la de Biden, un presidente cuyo logro legislativo más perdurable seguramente haya sido lograr la aprobación de la Ley de Reducción de la Inflación, tras cuyo anodino nombre se esconde el paquete legislativo más importante de la historia de Estados Unidos en su compromiso con la lucha contra el calentamiento global, una norma que trajo consigo también la mayor inversión climática.

Cuando fue fiscal general de California, Harris creó una oficina de justicia medioambiental y persiguió a las empresas contaminantes; en su tiempo como senadora impulsó el llamado Green New Deal; y cuando se presentó a presidenta en 2020 abogó por prohibir el fracking, la técnica de fracturación hidráulica para obtener hidrocarburos, una postura de la que después se tuvo que retractar en un debate vicepresidencial.

En este asunto, el contraste con la campaña rival es abismal. Trump, cuyos simpatizantes celebran sus coqueteos con el negacionismo climático, ha rescatado el viejo y pegadizo eslogan republicano “Drill, baby, drill” (perfora, nena, perfora) para indicar que si regresa a la Casa Blanca, desmontará todos los avances de a Administración de Biden en pos de un futuro de energías limpias. En la Convención Republicana de la semana pasada en Milwaukee, el candidato prometió en su discurso de aceptación que Estados Unidos será energéticamente autosuficiente. “Tenemos más oro líquido bajo nuestros pies que cualquier otro país; nosotros, como nación, haremos una fortuna con el petróleo y el gas”, aseguró.

Educación y universidades

En este capítulo se percibe el talante más progresista de Harris. Ha defendido la condonación de préstamos y la gratuidad de los estudios universitarios, al tiempo que denunciaba el afán de lucro de algunas universidades. Como senadora, firmó una ley para que las universidades públicas fueran gratuitas (fue también una propuesta de Biden) y para ayudar a las universidades a cubrir las necesidades básicas de los estudiantes, como la comida, la vivienda y el transporte. Antes de eso, como fiscal general de California, descubrió prácticas abusivas en algunas universidades con ánimo de lucro e impulsó la cancelación de los préstamos contraídos por estudiantes estafados por dichas instituciones.

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