Sumar apura los últimos cartuchos en Andalucía en su campaña más difícil frente a PSOE y Podemos
Yolanda Díaz tira del discurso más izquierdista y se vuelca en la comunidad, que libra una de las batallas fundamentales en el espacio, con los de Irene Montero al alza en las encuestas
A las cuatro de la tarde, el termómetro marca los 29 grados en Málaga. En la avenida del Puerto, cerca de la playa de la Malagueta, los carteles de Teresa Ribera, aspirante del PSOE en los comicios del domingo, se mezclan con la promoción de la última exposición del Museo Thyssen de la ciudad, Modernidad latente. Entre centenares de turistas llegados de los últimos cruceros, una camarera reconoce que el debate político no está en las conversaciones de los clientes.
Sin embargo, Andalucía se ha convertido en esta campaña en epicentro de la ...
A las cuatro de la tarde, el termómetro marca los 29 grados en Málaga. En la avenida del Puerto, cerca de la playa de la Malagueta, los carteles de Teresa Ribera, aspirante del PSOE en los comicios del domingo, se mezclan con la promoción de la última exposición del Museo Thyssen de la ciudad, Modernidad latente. Entre centenares de turistas llegados de los últimos cruceros, una camarera reconoce que el debate político no está en las conversaciones de los clientes.
Sin embargo, Andalucía se ha convertido en esta campaña en epicentro de la disputa por el voto entre las candidaturas a la izquierda de los socialistas, con un Podemos que los sondeos internos muestran al alza y el espacio muy dividido en las grandes ciudades, según reconocen los partidos. Consciente de lo difícil de estos comicios —por la batalla con Irene Montero, pero también por la fuga de votos hacia el PSOE— y lo importante de un resultado que permita dar estabilidad al proyecto, la vicepresidenta Yolanda Díaz ha recalado este jueves, a apenas 24 horas del cierre de campaña, en Granada y Málaga. En total, la líder de Sumar ha arropado a sus candidatos en hasta cuatro ocasiones en Andalucía, tres de ellas sin la cabeza de lista, Estrella Galán, que este jueves se concentra en el debate de RTVE que se celebrará por la noche.
La titular de Trabajo, que ha sido interrumpida en el mitin de la tarde por un grupo de estudiantes propalestino, ha tirado de un discurso netamente de izquierdas y ha llamado a votar “con orgullo” a su formación en un acto con gran presencia de IU. “El próximo 9-J va a ganar la clase trabajadora (…) ha llegado el momento de que subamos los salarios y reduzcamos la jornada laboral”, ha incidido.
Tan fundamental es la pelea que se libra en la comunidad entre las izquierdas, que la vicepresidenta ha coincidido durante la jornada —aunque a distintas horas— con Pablo Iglesias, que también ha multiplicado su presencia en la recta final de la campaña con mensajes muy duros contra sus antiguos compañeros de coalición. El exlíder de Podemos, que en Málaga ha reivindicado el apoyo a su formación para obtener “la hegemonía del espacio”, está recorriendo el país para movilizar a los suyos y activar el voto más identitario en una contienda donde la candidatura que lidera Montero ha ido tomando impulso.
Un dirigente andaluz de Sumar reconoce que en esta autonomía existe un electorado “más escorado a la izquierda” que se puede sentir tentado a votar al partido de Ione Belarra, más aún cuando los anticapitalistas de Teresa Rodríguez (y su partido, Adelante Andalucía) no se presentan a estos comicios. Mientras desde Podemos las alusiones directas o veladas a la coalición de Díaz son constantes, la vicepresidenta ha decidido ignorarlos en su discurso, poniendo en valor su papel en el Gobierno, y siendo mucho más crítica con los socialistas, una estrategia dirigida a marcar perfil propio.
”¡Arriba, arriba, arriba, todas a votar, que el domingo con Irene, la sorpresa vamos a dar!“, animó a cantar el telonero en el acto con Iglesias a mediodía. Frente a una campaña que, aun siento modesta ha conseguido levantar los ánimos de la organización, el ambiente en Sumar es de menor euforia. En el feudo principal de Izquierda Unida, el partido que coordina Antonio Maíllo ha logrado movilizar a sus bases para salvar la imagen de los actos en la comunidad. IU, que estrena etapa, pelea para que la coalición consiga sacar el cuarto eurodiputado (una posición que consideraron en su día baja), lo que le permitiría revalidar su presencia en Bruselas con Manu Pineda. La visibilidad del candidato ha aumentado en estos últimos 15 días. Desde Sumar razonan que, en realidad, el número cuatro de la papeleta funciona como el dos “en la práctica”. Mientras los aspirantes de Catalunya en Comú (Jaume Asens) y Compromís (Vicent Marzà), por delante en la lista, no se han movido apenas de Cataluña y Valencia, Pineda ha hecho campaña por todo el país. Distintas voces en la coalición despejan balones al señalar que si no sale elegido —IU ha tenido históricamente presencia en Europa—, el primer problema no lo tendría Sumar, sino Maíllo, que ha hecho una apuesta clara por seguir avanzando en la relación con los de Díaz. Con todo, en la dirección defienden que ese escenario está muy lejos y dan por asegurado el escaño. La sensación en la coalición, además, es que algunos sondeos han “inflado” a Podemos y descartan que esta sea la foto que defina el peso de cada una en el espacio.
Al margen de la batalla en la izquierda, en Sumar hay preocupación por la campaña del PSOE y su estrategia de “concentración” del voto, con “golpes de efecto” como el de la segunda carta de Pedro Sánchez tras la citación del juez para declarar como investigada a Begoña Gómez, esposa del presidente, por posible tráfico de influencias. Un día después de publicar su misiva, Gómez apareció junto al líder socialista en un acto en Benalmádena (Málaga).
Fuentes de Sumar reconocen que se encuentran en una especie de “sándwich” entre PSOE y Podemos. El sondeo del CIS del lunes ponía cifras a este panorama tan complejo: un 22% de los que el 23-J eligieron la papeleta de Sumar, con Yolanda Díaz al frente, hoy se decantarían por apoyar a Teresa Ribera, mientras un 20,4% elegiría a Irene Montero. En Andalucía, contener esa fuga de votos se vuelve crucial para mostrar la resistencia de la coalición de Díaz y asegurar la calma interna.