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La Global Sumud Flotilla anuncia un nuevo viaje a Gaza con 100 barcos y más de 3.000 participantes

La organización prepara para la primavera de 2026 lo que anuncia que será “la mayor acción civil por vía marítima para Palestina hasta la fecha”

El activista brasileño Thiago Ávila, unos de los líderes de la flotilla humanitaria que trató de llevar ayuda a Gaza en septiembre, aseguró tras ser deportado que “la movilización continuará mientras Palestina no gestione sus propias fronteras”. Dos meses y medio después, la organización, cuyo nombre oficial es Global Sumud Flotilla (GSF), ha anunciado que en la primavera de 2026 volverán a surcar las aguas del Mediterráneo rumbo a la Franja. En un comunicado emitido este lunes en redes sociales, describen la nueva misión como “la mayor acción civil coordinada por vía marítima para Palestina hasta la fecha”. Según la nota, más de un centenar de barcos cargados con ayuda humanitaria y más de 3.000 participantes procedentes de más de 100 países participarán en la iniciativa. Además, incorporan la idea de llevar hasta los territorios palestinos ocupados “presencia civil sostenida y especializada”.

En declaraciones a EL PAÍS, Ávila relata con orgullo que volverá a estar en el comité de dirección de la Flotilla y admite que la responsabilidad es “aún mayor”, puesto que esta vez “no solo buscamos romper el asedio, sino también desembarcar en Gaza y, quien pueda, llevar a cabo allí misiones de solidaridad en las áreas de salud, construcción o comunicación. Ni Trump ni Netanyahu: será el pueblo palestino, junto con la solidaridad internacional, quien reconstruirá Gaza”.

La anterior flotilla rumbo a la Franja fue interceptada por Israel en la madrugada del 1 al 2 de octubre. Más de 40 barcos fueron asaltados por militares israelíes en aguas internacionales y sus 473 tripulantes conducidos primero al puerto de Ashdod, en el sur de Israel, y de allí a la prisión de Ketziot, en el desierto del Neguev. Posteriormente, fueron deportados a sus respectivos países. Los activistas arrestados “de forma ilegal”, según denunciaron, describieron tratos vejatorios, maltrato verbal e incluso físico.

La operación anunciada este lunes se plantea mucho más ambiciosa también en cuanto a números que el último intento de arribar a las costas palestinas ocupadas, frustrado de forma violenta. La Flotilla ha definido esta nueva iniciativa como una “expansión decisiva”, pues, según sus cálculos y las cifras que ha divulgado de barcos y de participantes, supondrá el doble de capacidad y afluencia que la anterior. “Zarparemos desde varios puertos del Mediterráneo, algunos más alejados y otros más cercanos a Gaza. El anuncio de las ciudades se hará en unos meses, pero Barcelona es un punto de referencia como refugio seguro para nuestras misiones”, indica Ávila al ser preguntado por cuál será la ruta de las embarcaciones.

Marc Formosa, ciudadano suizo que participó en la misión humanitaria pasada como capitán de uno de los barcos, celebra esta nueva iniciativa y confiesa que le gustaría participar “de otra forma”. “Quiero convencer a gente de mi entorno para que se anime. Creo que el mensaje es más potente y llega más lejos si se embarcan personas que no vinieron antes”, añade. Formosa, que desde su deportación a Lausanne colabora con la organización propalestina Waves of Freedom, cree que puede ser útil en la formación de nuevos navegantes o en el transporte de barcos hasta el puerto de salida. “Pero si hacen falta manos o capitanes, no dudaré en embarcarme de nuevo”, zanja.

“Protección civil no armada”

Los organizadores de la Global Sumud Flotilla aspiran incluso a establecer una “presencia de protección civil no armada”. Los participantes en la iniciativa, reza el comunicado, “estarán altamente capacitados para trabajar junto a las comunidades palestinas, ayudando a disuadir la violencia, documentar las violaciones (de derechos humanos) y fortalecer los mecanismos locales de protección y rendición de cuentas, ante los continuos ataques del régimen israelí contra civiles e infraestructuras civiles”.

La organización aún no ha divulgado la lista de participantes, cuyos nombres se espera se anuncien en las próximas semanas. Sin embargo, la Flotilla sí ha adelantado que procederán de “casi todos los países” y que sus perfiles profesionales serán muy variados. En la flotilla interceptada el 2 de octubre, participaron personas de 44 países diferentes, entre ellos la activista Greta Thunberg o la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

La organización admite a través del activista brasileño que “la logística será muy compleja” y trabajan desde hace meses en evitar errores de organización que se cometieron en la anterior Flotilla. Sin embargo, cree que la misión sirvió para mostrar que el pueblo palestino “no está solo” y añade que “la presión global generada por las protestas contra nuestro encarcelamiento ilegal en una mazmorra en el desierto del Néguev aumentó significativamente la presión y fue uno de los factores que llevaron a Trump a imponer un acuerdo de alto el fuego limitado e insuficiente a Netanyahu”.

Para algunos ciudadanos, las secuelas de enrolarse en esta misión humanitaria no solo fueron físicas o psicológicas, sino también económicas. Los 18 ciudadanos suizos que participaron han recibido una factura por la asistencia consular cuando estaban encarcelados. “A mí me piden 300 francos (320 euros), pero a mi cuñado Stephane le piden 750 (804 euros). Hemos realizado un escrito con nuestros abogados para evitar pagarlo, pero aún no hemos recibido respuesta”, declara por teléfono Formosa.

El comunicado sí avanza que para esta “acción civil coordinada y no violenta” se contará con más de 1.000 trabajadores del sector sanitario a bordo de “buques equipados con medicamentos y equipos vitales” que buscarán coordinarse con el personal sanitario local y sobre el terreno. “La misión busca reforzar la atención de emergencia y estabilizar un sistema de salud devastado por el asedio y los continuos bombardeos”, se ha referido al respecto la Global Sumud Flotilla en su texto.

Después de que Israel interceptara entre el 1 y el 2 de octubre los más de 40 barcos de la primera iniciativa de octubre, una semana después, la Marina israelí interceptó y confiscó de nuevo una segunda flotilla, bautizada como Libertad-Thousand Madleens, formada por nueve embarcaciones.

En esa segunda flotilla del mes de octubre, las autoridades israelíes arrestaron a alrededor de 145 activistas que se encontraban a bordo y siguieron el mismo esquema que con los activistas de la iniciativa anterior. Los miembros de la flotilla detenidos —incluidos algunos periodistas que los acompañaban—fueron conducidos a prisión y luego deportados a sus países de origen a lo largo de las semanas que siguieron a su arresto en aguas internacionales por parte de la Marina israelí.

En junio, Israel había abordado, también en aguas internacionales, una primera flotilla, la que viajaba en el barco Madleen, con 12 activistas a bordo, que también fueron arrestados y expulsados a sus países.

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