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Una víctima de Epstein a Trump: “Estoy traumatizada, pero no soy estúpida”

Supervivientes del pederasta arropan en el Capitolio la votación para liberar los archivos del millonario. Exigen al presidente de EE UU que “deje de hacer política” con su dolor

Este martes era el turno para que la Cámara de Representantes, y, en especial, sus miembros republicanos, se retratasen con la votación para aprobar la Ley de Transparencia sobre los Papeles de Epstein, que permitirá al Congreso exigir a la Administración de Trump la desclasificación de los millones de documentos relativos al caso del financiero pederasta y sus conexiones con el poder. Pero la primera palabra no fue para los políticos, sino para las supervivientes de la red de tráfico sexual que urdió Epstein, con la ayuda de su cómplice, Ghislaine Maxwell. Hablaron por la mañana, una gélida m...

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Este martes era el turno para que la Cámara de Representantes, y, en especial, sus miembros republicanos, se retratasen con la votación para aprobar la Ley de Transparencia sobre los Papeles de Epstein, que permitirá al Congreso exigir a la Administración de Trump la desclasificación de los millones de documentos relativos al caso del financiero pederasta y sus conexiones con el poder. Pero la primera palabra no fue para los políticos, sino para las supervivientes de la red de tráfico sexual que urdió Epstein, con la ayuda de su cómplice, Ghislaine Maxwell. Hablaron por la mañana, una gélida mañana de noviembre en Washington, durante una conferencia de prensa a los pies de las escaleras del Capitolio.

“Estoy traumatizada, pero no soy estúpida”, le dijo una de ellas, Haley Robson, a Donald Trump, que ha obstaculizado durante meses el avance de la norma hasta que el pasado domingo dio permiso a los suyos para votar en favor de la ley que se espera que pueda salir finalmente por unanimidad antes de pasar al Senado. Antes también de que el propio Trump tenga que firmarla, algo que hará, según prometió el lunes.

Desde la izquierda, Donald Trump con su entonces futura esposa Melania Trump, Jeffrey Epstein y Ghislaine Maxwell, en el Mar-a-Lago club, en Palm Beach (Florida), en 2000. Foto: Davidoff Studios Photography (Getty Images) | Vídeo: EPV

“El Gobierno va a empezar a investigar a los demócratas que eran amigos de Epstein. Se lo ruego, presidente Trump, deje de hacer política con esto”, pidió Lisa Jones, en referencia al anuncio de que el Departamento de Justicia fijará sus pesquisas en poderosos de la órbita demócrata, Bill Clinton, el exrector de Harvard, Larry Summers, o el megadonante Reid Hoffman, citados en los papeles que han ido saliendo gracias al Comité de Supervisión de la Cámara.

Jones, como muchas de las víctimas que viajaron este martes a Washington, mostró antes de hablar una imagen de sí misma cuando conoció a Epstein, y este abusó de ella. En su caso, a los 14 años. “No va sobre usted”, le recordó al presidente de Estados Unidos. “Demuestre un poco de clase. Yo le voté, pero su comportamiento en este caso está siendo una vergüenza nacional".

Después, Wendy Avis insistió en esa idea: “Ninguna de nosotras se apuntó a esta guerra política. Nunca pedimos vernos arrastradas a batallas entre gente que jamás nos protegió. Estamos agotadas de sobrevivir al trauma y a la política que lo rodea”. Avis, como el resto, habló arropada por un par de decenas de supervivientes, además de por el hermano de Virginia Giuffre, tal vez la víctima más famosa, que se suicidó en abril, un mes después de sobrevivir a un atropello en Australia, donde vivía. Avis recordó que todas ellas habían viajado pagándoselo de sus bolsillos para asistir a una votación que varias veces se definió como “histórica”.

“Durante demasiado tiempo, a las supervivientes como yo se nos ha ignorado, silenciado, y se nos ha dicho que nuestro dolor era exagerado o inventado. Pero quiero dejarlo claro: esto no es un engaño”, clamó Sharlene Rochard en otra directa apelación al presidente de Estados Unidos, que lleva meses despachando el caso Epstein como un “bulo demócrata”. “La verdad ha permanecido oculta durante demasiado tiempo”, añadió, para tomar el lema trumpista Make America Great Again (MAGA) y usarlo contra su líder: “¿Cómo podemos mantener la grandeza de Estados Unidos si no se protegen los principios sobre los que se fundó la nación, que el poder reside en el pueblo? Que nadie, por muy rico o influyente que sea, está por encima de la ley. Si no podemos afrontar la verdad, traicionamos los ideales que nos definen como país".

Amenazas a Marjorie Taylor Greene

Antes de ellas, hablaron tres congresistas, los dos que han promovido la ley, el demócrata Ro Khanna (California) y el republicano de Kentucky Thomas Massie, y la representante de Georgia Marjorie Taylor Greene, que solía ser una de las caras más prominentes del movimiento MAGA en el Capitolio hasta que la semana pasada Trump arremetió contra ella, y la llamo “traidora” en una serie de mensajes en su red social, que, según denunció Greene, desembocaron en un amenazas y otras tácticas de intimidación por parte de simpatizantes del presidente.

“Exijo que se se publiquen todos los nombres [de la lista Epstein] para que estas mujeres no tengan que vivir en el miedo y la intimidación que yo he podido probar, solo un poco, en los últimos días. Ellas llevan años viviendo así”, dijo Greene, que definió su determinación (y la de los otros tres congresistas que entre sus filas votaron para que la Cámara de Representantes votase este martes la norma), como una “lucha tenaz contra las personas más poderosas del mundo, también el presidente de los Estados Unidos”.

“Ahora me llama traidora, pero permítanme explicarles qué es un traidor: un traidor es un estadounidense que sirve a intereses extranjeros y a sí mismo. Y un patriota es un estadounidense que sirve a los Estados Unidos de América y a los estadounidenses como las mujeres que están detrás de mí”, aclaró, refiriéndose a las supervivientes.

Si, como está previsto, la ley que se vota este martes en la Cámara de Representantes sale adelante, esta avanzará hacia su votación en el Senado, donde podrían introducirse enmiendas que entorpecieran su rumbo a la mesa de Trump, donde el presidente tendría que firmarla.

Entonces, el Departamento de Justicia tendría la obligación de publicar los millones de documentos inéditos de Epstein con información sobre su red de tráfico sexual y quiénes estaban al tanto o participaban de ella entre principios de los noventa y su muerte (un suicidio, según el forense) en 2019, mientras estaba custodiado en una celda de máxima seguridad en Manhattan. La incógnita ahora es si el Departamento de Justicia piensa resistirse, arguyendo que hay investigaciones judiciales en marcha. Todo depende de si dan frutos o no las órdenes del presidente de Estados Unidos a la fiscal general, Pam Bondi, de que indague en las relaciones del millonario pederasta con prominentes demócratas.

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