El tifón Kalmaegi deja más de 90 muertos y 400.000 evacuados en Filipinas
La tormenta se dirige hacia Vietnam, con vientos que rondan los 130 kilómetros por hora
El tifón Kalmaegi ha dejado un reguero de víctimas a su paso por Filipinas. El ciclón, que impactó el martes contra las provincias centrales del país insular, se ha cobrado la vida de al menos 92 personas, según el último balance oficial difundido por los medios locales. Hay al menos 26 desaparecidos, y más de 400.000 personas han sido evacuadas de sus hogares. La tormenta ahora sigue su camino por el sudeste asiático hacia Vietnam, con vientos que rondan los 130 kilómetros por hora.
Conocido localmente como Tino, Kalmaegi ha sido uno de los tifones más fuertes de este año en la región. Ha arrasado poblaciones enteras con una mezcla de vientos huracanados e intensas lluvias que han provocado potentes riadas, corrimientos de tierras y cortes de electricidad, que ahora dificultan las labores de rescate. Han sido las zonas urbanizadas las que más han sufrido las inundaciones.
La provincia central de Cebú, un importante destino turístico donde viven 3,3 millones de personas, es la que ha sentido de forma más intensa el azote. Más de 706.000 personas en 241 municipios se han visto afectadas a medida que el tifón cruzaba el archipiélago asiático por su parte central, las Bisayas, según el Consejo Nacional para la Reducción y Gestión del Riesgo de Desastres.
La cifra oficial de muertos incluye a seis tripulantes de un helicóptero militar que se ha estrellado en la isla de Mindanao, al sur de Cebú. La aeronave había sido desplegada para participar en las labores de socorro.
La ciudad de Cebú ha activado este miércoles el Estado de calamidad para tratar de gestionar la situación de emergencia, que se suma a un terremoto que dejó en torno a 70 víctimas el mes pasado en la misma provincia.
Las imágenes del desastre muestran a personas refugiadas en los tejados, torrentes de agua de color del chocolate bajando por las calles, coches y contenedores de carga arrastrados por su furia repentina. Una vez que la tormenta ha amainado, este miércoles, se ha podido comprobar la magnitud de la catástrofe: localidades reducidas a una bola de fango, decenas de vehículos convertidos en un amasijo de cieno, vecinos caminando por barriadas de lodo.
Cuando las aguas de las inundaciones han comenzado a retroceder, mostrando al desnudo ese paisaje desolador, algunos ciudadanos han comenzado a regresar a su casas. Saberon, una vecina de la localidad de Cebú entrevistada por Reuters, ha relatado cómo el agua subió rápidamente, obligando a su familia y parientes a huir de su vivienda, construida junto a un río.
“Pensábamos que sería tan débil como la tormenta anterior, pero destruyó nuestra casa”, decía entre lágrimas. Al regresar, solo ha encontrado los restos cubiertos de barro. “Ya no tenemos hogar. No pudimos salvar nada de nuestra casa. No esperábamos la intensidad de la lluvia y el viento. Hemos vivido muchos tifones, pero este fue diferente. Nuestras casas desaparecieron”, ha relatado.
Kalmaegi es la 20ª tormenta que golpea este año Filipinas. En septiembre, el supertifón Ragasa, que puso en alerta a toda la región, dejó 11 fallecidos en este país y otros 18 en Taiwán. Los tifones son fenómenos recurrentes en el sudeste asiático durante la temporada estival y otoñal, cuando las aguas cálidas del océano Pacífico propician la formación de ciclones que, en ocasiones, provocan daños significativos e interrupciones en el transporte y las actividades económicas.