Un jurado halla culpable a Ryan Wesley Routh de intentar asesinar a Trump en un campo de golf cuando este era candidato
El sospechoso, que se defendió a sí mismo, se enfrenta a cadena perpetua. Tras conocer el veredicto, trató de clavarse un bolígrafo en el cuello
Dos horas y media bastaron a un jurado de Fort Pierce (Florida) para hallar este martes culpable de todos los cargos de los que se le acusaba a Ryan Wesley Routh, el hombre armado al que arrestaron los agentes del Servicio Secreto en un campo de golf propiedad de Donald Trump con planes de asesinar al entonces candidato republicano, hoy presidente de Estados Unidos.
Fue el 15 de septiembre, cuando solo quedaban poco más de seis semanas para la cita con las urnas que devolvió a Trump a la Casa Blanca. Fue el segundo intento de acabar con la vida del candidato en una convulsa campaña, después de que el 13 de julio un muchacho llamado Thomas Matthew Crooks lo disparara durante un mitin en Butler (Pensilvania) y de que una de las balas rozara la oreja derecha de Trump. En aquel ataque murió uno de los asistentes al acto electoral.
Además de ese delito (“intento de asesinato de un candidato presidencial”), los miembros del jurado también consideraron probado que Routh, residente de Hawái de 59 años y exsimpatizante de Trump, agredió al agente del Servicio Secreto que descubrió sus planes. También lo declararon culpable de tres cargos federales relacionados con el uso de armas de fuego.
Tras conocer su suerte −que, cuando la jueza dé a conocer su condena el próximo 18 de diciembre, le podría acarrear la cadena perpetua−, Routh trató, según los testigos, de clavarse un bolígrafo en el cuello. Los agentes presentes en el tribunal se lo impidieron. No estaba esposado, porque estaba haciendo de abogado de sí mismo.
Mientras se lo llevaban de la sala, Sara Routh, hija del acusado, empezó a gritar y a decirle a su padre que lo quería y que lucharía para sacarlo de la cárcel.
Trump, que pasó el día en la Asamblea General de la ONU, en Nueva York, expresó su contento al conocer la noticia porque se hubiera “hecho justicia”.
Alegato inconexo
El veredicto llegó al final de un juicio de dos semanas en las que Routh se defendió a sí mismo. Y terminó como había empezado, con la jueza Aileen Cannon llamando al acusado la atención a mitad de un alegato inconexo. Cannon, que se enfrentó a Routh en varias ocasiones en estas dos semanas, le pidió que se mantuviera “dentro de los límites del caso”.
Routh se llevó su argumentación lejos del asunto por el que se juzga: divagó para hablar de la guerra de Ucrania, de Patrick Henry, uno de los padres fundadores, y de las tribulaciones del “hombre común”. Cuando la cosa desembocó en el asalto al Capitolio, Routh, que argumento que “el mero hecho de tener un arma en presencia de otra persona no implica intención” de matarlo, fue interrumpido por Cannon. Al final, habló durante 42 minutos.
Cannon es la jueza a la que se encargó el caso de los papeles de Mar-a-Lago, uno de los cuatro procesos penales a los que se enfrentaba Trump cuando era candidato. En este, estaba imputado por haberse llevado sin permiso documentos confidenciales de la Casa Blanca cuando dejó el puesto el 20 de enero de 2021. Dos días después de sufrir su primer intento de asesinato, Cannon, que fue nombrada por Trump durante su primera presidencia, desestimó el caso, y pidió al fiscal especial, Jack Smith, que revisara la acusación, lo que equivalió a aniquilar toda oportunidad de que se lo juzgara antes de las elecciones.
El fiscal Christopher Browne declaró ante el tribunal que el sospechoso había planeado asesinar a Trump “desde hacía mucho tiempo”. Y recordó una nota que descubrieron en su poder. Estaba dirigida “al mundo”, y decía: “Esto fue un intento de asesinato contra Donald Trump, pero lamento que les he fallado. Hice lo que pude y empleé toda la valentía que pude reunir. Ahora les corresponde a ustedes completar el trabajo”.
La carta la dejó Routh meses antes en una caja que entregó a un conocido suyo. En ella, además de dar por hecho que fracasaría, y ofrecía también una recompensa para que otros lo intenten.
Routh, trabajador de la construcción, merodeó en los alrededores del campo de golf durante un mes. Cuando fue descubierto, llevaba aquel día oculto unas 12 horas. Portaba un rifle semiautomático dotado de mira telescópica, cargado y con munición de repuesto, una cámara digital con la que aparentemente pretendía grabar su acción y dos mochilas llenas de placas de cerámica.
Routh se había apostado mirando al hoyo 6, el más cercano al seto, para disparar contra Trump a la menor distancia posible. Pero antes de que el expresidente llegara allí, un agente del Servicio Secreto que se había adelantado para examinar la zona, como parte de las medidas de protección del candidato, vio que el cañón del arma sobresalía entre los arbustos y abrió fuego.
El sospechoso huyó del lugar en un vehículo, pero un testigo presencial tomó fotografías del automóvil y la matrícula, lo que facilitó que la policía pudiera detenerlo en la autopista, aproximadamente una hora más tarde. En un seto, la policía encontró abandonadas las mochilas, la cámara, una bolsa con comida y el rifle, en el que se han encontrado huellas dactilares del sospechoso.