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Una coalición de más de 50 países árabes e islámicos acusa a Israel de “genocidio, limpieza étnica y hambruna”

Los ministros de Exteriores aprueban una resolución contra los bombardeos israelíes en Qatar, pero no logran concretar sanciones contra el Gobierno de Netanyahu

La cumbre de emergencia que reúne a los representantes de más de 50 países árabes e islámicos en Qatar entró este lunes en su jornada decisiva. Jefes de Estado de Oriente Próximo, Asia y África se han movilizado durant...

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La cumbre de emergencia que reúne a los representantes de más de 50 países árabes e islámicos en Qatar entró este lunes en su jornada decisiva. Jefes de Estado de Oriente Próximo, Asia y África se han movilizado durante las últimas horas hacia Doha, la capital catarí, para buscar una respuesta conjunta al bombardeo que Israel lanzó contra esa misma ciudad el pasado martes, en lo que los participantes de la cita diplomática perciben como un asalto a un país soberano y como un ataque al pueblo que había ofrecido su suelo como espacio para negociar para la paz en Gaza.

En medio de una fuerte expectación, la cumbre concluyó con férreos comunicados de condena conta Israel, aunque sin medidas concretas contra el Gobierno de Benjamín Netanyahu. Algunos analistas, sin embargo, perciben que la cita deja puntos de inflexión en la retórica con la que estos países se refieren a Israel y también en el rumbo de su estrategia de seguridad. El encuentro se ha celebrado en paralelo a la visita del secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, a territorio israelí.

Como adelantaron la agencia de noticias británica Reuters y el medio catarí Al Jazeera, que han tenido acceso al contenido de un borrador de una resolución común, los ministros lograron consensuar una declaración que condena el bombardeo del pasado martes en Doha y acusa Israel de “actos hostiles”, entre los cuales incluye “el genocidio, la limpieza étnica y la hambruna” que impone sobre la franja de Gaza, así como la expansión “de las actividades coloniales” que promueve en Cisjordania. Todo ello, según reflejan los ministros en el texto, amenaza “el pronóstico de paz y de coexistencia” en la región, y aleja el pronóstico de continuar trazando lazos entre Israel y las naciones árabes e islámicas.

La resolución aprobada por los países participantes menciona también la necesidad de impulsar “el concepto de la seguridad compartida” en la región. Los 22 países que conforman la Liga Árabe reafirmaron la voluntad de mantenerse unidos “ante los desafíos y las amenazas comunes”, así como la importancia de “poner en marcha los mecanismos de implementación necesarios”, según el documento.

En una reunión a puerta cerrada y en los márgenes de la cumbre, los seis países que forman parte del Consejo de Cooperación del Golfo anunciaron en un comunicado la convocatoria de una reunión de urgencia del Consejo de Defensa Conjunto. El ataque israelí del martes contra Qatar —que forma parte del Consejo junto con Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Kuwait y Omán— supuso el primero contra un miembro de esta alianza, que ya trabaja en una respuesta unificada.

Cambio de tono

Analistas y periodistas presentes en Doha habían barajado la posibilidad de que en la cumbre se impusieran sanciones a Israel, como un veto en el espacio aéreo regional a la aviación israelí o buscar presionar a las autoridades israelíes aprovechando la influencia de algunos países —Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos y Sudán— que en 2020 y 2021 normalizaron sus relaciones con Israel, en unos acuerdos sostenidos en pactos comerciales y militares valorados en miles de millones de euros. Al final, sin embargo, los castigos no se concretaron.

El primer ministro catarí, Mohamed bin Abdulrahman al Thani, marcó el tono de la cumbre durante el discurso inaugural del domingo. Al Thani insistió en que el ataque israelí en Doha solo se puede describir como “terrorismo de Estado”, y subrayó que los misiles caídos sobre un distrito residencial de Doha suponían “un asalto al principio de la mediación”. También vinculó ese hecho con una supuesta voluntad israelí de “hacer descarrilar” los esfuerzos para la paz y “poner fin a la causa palestina” mediante la fuerza.

Durante los últimos días, Qatar ha exigido a la comunidad internacional que “castigue Israel por todos los crímenes que ha cometido”, y ha anunciado que emprenderá acciones legales contra las autoridades israelíes, cuyo bombardeo mató un policía catarí, además de cinco miembros de Hamás. Aunque se desconoce si la agresión logró matar los máximos dirigentes de la organización palestina, entre ellos el negociador jefe, Jalil al Haya, Netanyahu proclamó este lunes que el ataque no fue un fracaso, puesto que “envió un mensaje a los terroristas”, según declaró durante una rueda de prensa conjunta con Rubio.

Múltiples líderes regionales aterrizaron en el aeropuerto internacional de Doha para unirse a la cumbre. Entre ellos, el primer ministro de Pakistán, Shehbaz Sharif; su homólogo iraquí, Mohamed Shia al Sudani; el presidente de Líbano, Michel Aoun; el de Siria, Ahmed al Shara, o el jefe de facto de Sudán, el comandante Abdel Fattah al Burhan.

Bajo el radar

También estuvo presente el líder turco, Recep Tayyip Erdogan, quien sabe que Israel tiene su país bajo el radar por ser el otro territorio en la región, junto a Qatar, que acoge oficinas de la milicia palestina Hamás. El domingo, el ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, condenó el ataque israelí “con fuerza” y anticipó que Ankara apoyaría la respuesta que Qatar decida llevar a cabo ante la agresión. Antes de emprender viaje hacia Qatar, el presidente iraní, Masud Pezeshkian, llamó a las naciones islámicas a cortar lazos con Israel, al que definió como un “régimen falso”.

Durante la cumbre, una sucesión de reuniones entre distintos jefes de Estado han tenido lugar lejos de las cámaras, lo que sugiere una actividad diplomática mayor de lo que refleja el resultado oficial de la cumbre. El príncipe saudí, Mohamed bin Salman, se ha encontrado en distintos momentos con el presidente sirio, Al Shara, o con el iraní, Pezeshkian.

Sanam Vakil, directora para Oriente Próximo de Chatham House, ve probable que el ataque israelí en Doha lleve los líderes del Golfo a “profundizar la cooperación entre ellos”, mientras aceleran los esfuerzos para “diversificar sus asociaciones exteriores y de seguridad”. China y Turquía jugarían un papel crecientemente importante en ese escenario, según escribe la analista en The Guardian.

También es posible que los líderes árabes, de acuerdo con Vakil, “reevalúen las inciertas perspectivas de normalización con Israel”, lo que choca con los intereses de los actuales mandatarios en Washington y Jerusalén. Durante el primer mandato de la Administración Trump, cuatro gobiernos árabes formalizaron sus relaciones con Israel mediante los Acuerdos de Abraham, forjados bajo la persuasión de Washington, que cerró contratos militares y económicos con esos Ejecutivos. Aunque ahora está interrumpido por la ofensiva en Gaza, tanto Trump como Netanyahu pretenden la continuación de ese proyecto de acercamiento entre Israel y el mundo árabe, puesto que perciben que agranda sus respectivos legados.

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