La UE explora enviar a Ucrania misiones militares y civiles para garantizar la seguridad
Los Veintisiete estudian el uso de los instrumentos de su política de seguridad y defensa en el blindaje del país invadido tras un futuro acuerdo de paz con Rusia
La Unión Europea no quiere perder el paso en el debate sobre el futuro blindaje a Ucrania. Los Veintisiete plantean incluso involucrarse militarmente y con misiones civiles para disuadir un futuro ataque de Rusia, tras un potencial acuerdo de paz. El club comunitario, según el borrador de las conclusiones de la cumbre de este jueves al que ha tenido acceso EL PAÍS, explora recurrir a los instrumentos de la política comú...
La Unión Europea no quiere perder el paso en el debate sobre el futuro blindaje a Ucrania. Los Veintisiete plantean incluso involucrarse militarmente y con misiones civiles para disuadir un futuro ataque de Rusia, tras un potencial acuerdo de paz. El club comunitario, según el borrador de las conclusiones de la cumbre de este jueves al que ha tenido acceso EL PAÍS, explora recurrir a los instrumentos de la política común de seguridad y defensa, que incluye operaciones de patrullaje, misiones de fortalecimiento de la seguridad nacional y despliegue de fuerzas militares con bandera europea, como las que ya se han utilizado en la misión contra la piratería Atalanta o la misión de apoyo al ejército de Mozambique.
“La Unión Europea y los Estados miembros están dispuestos a seguir contribuyendo a las garantías de seguridad sobre la base de sus respectivas competencias y capacidades”, dice el documento de conclusiones que debatirán este jueves los líderes de los 27 Estados miembros en un Consejo Europeo extraordinario en Bruselas en el que participará —en una parte— el presidente ucranio, Volodímir Zelenski. No será una discusión fácil. El primer ministro húngaro, el nacionalpopulista, Viktor Orbán, cercano al Kremlin, amenaza con vetar cualquier conclusión sobre Ucrania. Todo el plan común de apoyo a Kiev puede por tanto descarrilar.
El debate sobre esas garantías de seguridad está “todavía por madurar”, señala un alta fuente comunitaria. De hecho, los Veintisiete no especifican qué instrumentos de la Política de Seguridad y Defensa (PCSD) analizan. Sin embargo, el solo hecho de poner la opción sobre la mesa marca la vía y abre diferentes opciones para el día después de la guerra lanzada por Rusia. Y sobre todo, deja clara la intención de la mayoría de los Estados miembros de involucrarse de alguna forma en el mantenimiento de la paz en Ucrania frente al agresor ruso. Actualmente, la UE tiene 21 misiones y operaciones en curso, en el marco de la PCSD, entre ellas 12 civiles, ocho militares y una iniciativa mixta civil y militar.
El salto que ha dado la UE —con un cambio de tono en defensa y anuncios de rearme— llega en pleno desgarro con los Estados Unidos del republicano Donald Trump, que da cada vez más muestras de cercanía con Rusia y presiona a Europa para que se ocupe en solitario de su propia seguridad, incluida la de Ucrania el día después de la guerra, cuyo cuarto año ya ha comenzado. En ese contexto convulso, la Unión Europea está perdiendo pie frente al liderazgo de Francia y el Reino Unido, con interlocución directa con Washington. Londres y París impulsan la formación de una “coalición de voluntarios” que sume a varios países que contribuya a blindar Ucrania con tropas sobre el terreno, inteligencia y contribuciones logísticas.
Pese a todo, Europa no quiere cortar del todo el cordón umbilical del aliado americano. La futura arquitectura de seguridad de Ucrania aún depende de EE UU. La mayoría de países europeos no quiere sumarse a la futura coalición si Washington no se involucra de alguna forma —aunque no sea con tropas sobre el terreno, pero sí con apoyo aéreo e inteligencia—, porque consideran que es imprescindible para que el modelo sea robusto y verdaderamente disuasorio frente al presidente ruso, Vladímir Putin. “Las garantías de seguridad deberán adoptarse en consulta con Ucrania, así como con socios afines y de la OTAN”, remarca el borrador de conclusiones de la cumbre extraordinaria de este jueves en Bruselas, pendiente de discusión y que aún puede cambiar.
“El mensaje de la mayoría de Estados miembros es que hay que seguir apoyando militarmente a Ucrania”, apunta un alto cargo de Bruselas. “El siguiente paso son las garantías de seguridad y ver qué puede hacer la UE. Lo primero es reforzar a su ejército de cara a otra posible agresión”, sigue la fuente. La llamada estrategia del puercoespín —armar de tal forma a Kiev que sea indigesta ante cualquier agresión— sería la primera garantía de seguridad, la más deseable y factible para la mayoría de socios comunitarios y aliados europeos. “Otra dimensión es analizar si la Unión está dispuesta a contribuir de otras formas, como poner tropas sobre el terreno. Este es un debate aún prematuro, porque aún no hay un alto el fuego. Pero no podemos ignorar que hay Estados miembros que ya han dicho que estarían dispuestos”, insiste el alto cargo.
En esa discusión sobre las garantías de seguridad y cómo se construiría ese blindaje en una mesa de diálogo, la UE busca unirse con otros aliados afines. El presidente del Consejo Europeo, António Costa, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la alta representante para Política Exterior y Seguridad de la UE, Kaja Kallas, mantendrán una reunión por videoconferencia el viernes con países que no son miembros de la UE —como el Reino Unido, Noruega o Turquía, pero que han participado en los debates sobre el blindaje a Ucrania, por ejemplo el de la semana pasada en Londres— para ponerlos al día sobre el debate en la cumbre convocada de forma extraordinaria.
Amenaza de veto de Hungría
No obstante, la amenaza del veto de Hungría —que ha llegado a reclamar que la UE entre en negociaciones directas con Rusia— a cualquier conclusión de respaldo a Ucrania puede echar por tierra todos los esfuerzos de la mayoría de mostrar una posición común. De ahí que algunas voces crean que el resto de Estados miembros debe avanzar. Incluso abogan por hablar, para esa arquitectura de seguridad, de “los europeos” en vez de “la Unión Europea”.
Las negociaciones de EE UU con Rusia para la paz en Ucrania y para restablecer las relaciones bilaterales de las dos potencias van rápido, espoleadas por Trump. Y el republicano, que ha pausado la ayuda militar a Ucrania y el suministro de información de inteligencia, sigue presionando a Zelenski para que acepte algunas de sus condiciones. La UE no ha logrado un sitio en la mesa de negociación. Y tiene pocas palancas de presión para lograrlo con una Administración estadounidense que amenaza, además, con la guerra comercial al club que reúne a 27 países y 450 millones de ciudadanos.
Una de esas palancas es, precisamente, la contribución al blindaje del país invadido con un despliegue de tropas. Hace unas semanas, Washington preguntó a los aliados europeos de la OTAN de qué material militar disponen y qué harían en caso de una agresión rusa.
Los líderes de los Veintisiete insisten: “No puede haber negociaciones sobre Ucrania sin Ucrania. No puede haber negociaciones que afecten a la seguridad europea sin que Europa se involucre”, dicen en el documento de conclusiones pendiente de debate y que aún puede cambiar. Y añaden: “La seguridad de Ucrania, de Europa y del mundo están entrelazadas”.