Un escándalo de espionaje a periodistas y activistas con un programa informático israelí estalla en Italia
La empresa Paragon suspende su contrato con el país tras ser usado para espiar al director de un medio digital que reveló antisemitismo en el partido de Giorgia Meloni y al líder de una ONG de rescate en el Mediterráneo
Un escándalo de espionaje a al menos 90 periodistas y activistas de derechos humanos de varios países, incluido España, ha acabado por estallar primero en Italia. Salió a la luz el pasado viernes, denunciado por Meta, la empresa propietaria de WhatsApp: reveló la existencia de un programa de la empresa israelí Paragon, llamado Graphite, de tipo militar y usado por gobiernos, que se había introducido en móviles a través del simple envío de un mensaje o una llamada a WhatsApp, con el poder de robar información sin necesidad siquiera de que el usuario haga clic en ningún momento en un enla...
Un escándalo de espionaje a al menos 90 periodistas y activistas de derechos humanos de varios países, incluido España, ha acabado por estallar primero en Italia. Salió a la luz el pasado viernes, denunciado por Meta, la empresa propietaria de WhatsApp: reveló la existencia de un programa de la empresa israelí Paragon, llamado Graphite, de tipo militar y usado por gobiernos, que se había introducido en móviles a través del simple envío de un mensaje o una llamada a WhatsApp, con el poder de robar información sin necesidad siquiera de que el usuario haga clic en ningún momento en un enlace o archivo.
En Italia, el Gobierno ha confirmado, informado por Meta, que al menos siete personas han sido espiadas, y ha trascendido la identidad de dos, anunciado por ellos mismos: Francesco Cancellato, director del diario digital Fanpage, y el activista Luca Casarini, de la ONG Mediterranea, que rescata migrantes en alta mar. El Gobierno de ultraderecha de Giorgia Meloni aseguró en un comunicado el miércoles que no tenía nada que ver. Pero este jueves Paragon ha suspendido su contrato con Italia porque no ha respetado “el cuadro ético” del acuerdo, según han publicado el diario británico The Guardian y el israelí Haaretz, que aseguran que el cliente era el Gobierno italiano. Toda la oposición, que ya pedía explicaciones, ha multiplicado sus protestas este jueves.
Paragon Solutions fue fundada por el ex primer ministro israelí Ehud Barak y actualmente es propiedad de un fondo estadounidense. Ya el viernes, cuando se destapó el caso, el presidente de la compañía, John Fleming, informó de que vendía la licencia del producto a “un grupo seleccionado de democracias globales, principalmente Estados Unidos y sus aliados”. Según medios italianos, son 35 clientes, y en Italia serían dos agencias gubernamentales. También el viernes, el diario israelí Ynet aseguró que el Gobierno italiano era uno de los clientes y que Paragon estaba estudiando si su programa podía haberse utilizado para fines distintos de la lucha al terrorismo, y evaluaba una posible interrupción del contrato. Cosa que acaba de ocurrir. También The Guardian afirma que la compañía pidió explicaciones el viernes al Ejecutivo de Meloni. En su comunicado, el Gobierno italiano confirmó el espionaje en otros 13 países europeos, según la información facilitada por Meta: Bélgica, Grecia, Letonia, Lituania, Austria, Chipre, República Checa, Dinamarca, Alemania, Países Bajos, Portugal, España y Suecia.
La elección del periodista espiado en Italia es llamativa. Fanpage no es uno de los grandes medios, pero publicó el pasado verano una potente exclusiva. Un periodista infiltrado en Juventud Nacional, la rama juvenil de Hermanos de Italia, la formación de Meloni, reveló que entre sus militantes se coreaban consignas racistas y antisemitas, con saludos fascistas y nostalgia de la dictadura de Mussolini. Con grabaciones en las que incluso algunos dirigentes se mofaban de cómo conseguían engañar, de puertas para afuera, haciéndose pasar por demócratas que habían roto con el pasado.
También es significativo que otro objetivo sea Luca Casarini, jefe de misión de Mediterranea Saving Humans. Esta ONG rescata migrantes que zarpan de Libia, denuncia las violaciones de derechos humanos en ese país y no ha dejado de relacionar el caso con el grave episodio del jefe de policía libio Osama Almasri, responsable de una de las cárceles del horror donde se recluye a migrantes. El pasado mes de enero Italia lo arrestó y luego lo dejó escapar, enviándolo a Trípoli en avión oficial, pese a estar reclamado por el Tribunal Penal Internacional por crímenes contra la humanidad. El Gobierno de Meloni alegó defectos de forma en la detención y es una polémica aún muy encendida en Italia, pues la oposición lo interpretó como un favor a Libia por encargarse de frenar la inmigración hacia Italia. La Fiscalía ha abierto una investigación a la primera ministra, aunque con escasos visos de prosperar, y ayer miércoles el asunto protagonizó una tumultuosa sesión de control en el Parlamento.
Esta nueva polémica añade más leña al fuego. “Sabemos que nuestras operaciones en el mar y de ayuda a las personas encerradas en los campos de concentración libios, o deportadas en el desierto, son objeto de atención de los servicios secretos italianos”, ha dicho la ONG. “Nos preguntamos si detrás de esto están nuestros servicios secretos, y es una paradoja: un criminal es enviado a Libia y los enemigos somos nosotros que solo intentamos salvar vidas humanas”. Además, otro de los espiados es el activista y opositor libio Husam El Gomati, residente en Suecia.
Fue WhatsApp quien avisó a los afectados el pasado viernes. Les advirtió que habían sido víctimas de espionaje, les aconsejaba cambiar de teléfono y les indicaba a un equipo de expertos de la universidad de Toronto, The Citizen Lab, como los asesores adecuados para obtener más información. Es la misma entidad que en 2022 identificó 63 objetivos en España del programa israelí Pegasus, principalmente independentistas catalanes. La lista incluía a dirigentes y exdirigentes de ERC, CUP y Junts y de las entidades cívicas Assemblea Nacional de Catalunya (ANC) y Òmnium Cultural.
The Citizen Lab ha explicado que el programa de Paragon da acceso a todos los contenidos de un teléfono, de mensajes y vídeos a archivos y contactos, y que además puede infectar rápidamente todos los dispositivos a los que se conecta ese móvil, transformándolos en micrófonos ambientales y cámaras fotográficas.