Hungría y Eslovaquia defienden la construcción de centros para demandantes de asilo fuera de la UE
Viktor Orbán insta a establecer instalaciones en el norte de África y a replicar el ‘modelo Meloni’ para deportar a los extranjeros a terceros países mientras se tramitan sus solicitudes
Los primeros ministros de Hungría y Eslovaquia, Viktor Orbán y Robert Fico, y el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, se han reunido este martes para hablar sobre inmigración en la ciudad eslovaca fronteriza de Komárno. Los dirigentes húngaro y eslovaco han abrazado el nuevo eufemismo de cuño europeo, las “soluciones innovadoras” frente a la entrada irregular de personas, y han defendido la construcción de centros para demandantes de ...
Los primeros ministros de Hungría y Eslovaquia, Viktor Orbán y Robert Fico, y el presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, se han reunido este martes para hablar sobre inmigración en la ciudad eslovaca fronteriza de Komárno. Los dirigentes húngaro y eslovaco han abrazado el nuevo eufemismo de cuño europeo, las “soluciones innovadoras” frente a la entrada irregular de personas, y han defendido la construcción de centros para demandantes de asilo fuera de la UE. En una comparecencia tras el encuentro, han propugnado el blindaje de las fronteras exteriores de la UE y han pedido financiación europea para lograrlo.
Los socios más díscolos de la UE —que junto con Vucic son también los líderes europeos más cercanos al presidente ruso, Vladímir Putin—, en esta ocasión están en línea con la corriente que se está convirtiendo en mayoritaria en Europa, en plena derechización de la política migratoria. Los populistas Orbán y Fico apuestan por el modelo italiano impulsado por la primera ministra ultra Giorgia Meloni, que gobiernos de todo el espectro político y Bruselas observan con atención. Italia ha construido un primer centro de internamiento de migrantes en Albania, unas instalaciones para encerrar demandantes de asilo llegados a territorio italiano a la espera de que se resuelvan sus peticiones. Tras el traslado de un primer grupo de personas la semana pasada, que la justicia tumbó, el Ejecutivo aprobó este lunes un decreto para forzar las deportaciones.
El ultraconservador Orbán ha descrito los centros de internamiento a la italiana como una medida temporal para un número limitado de migrantes. La solución más extendida debería ser, según él, un segundo tipo de centros “establecidos directamente en el último país desde el que los migrantes se dirigen a la UE. Por ejemplo, en la costa sur del Mediterráneo, en el caso de los africanos que proceden de África”, ha afirmado, como recoge el diario eslovaco SME. La construcción y el funcionamiento de estas instalaciones deberían financiarse con fondos europeos, ha dicho el dirigente húngaro.
“Solo las personas sobre las que se han tomado decisiones [sobre el derecho a quedarse en el territorio comunitario] deben entrar en territorio de la Unión Europea”, ha instado Orbán también en redes sociales tras el encuentro. Hungría tiene un largo historial de choques con Bruselas y una multa millonaria por vulnerar el derecho al asilo. Una de sus medidas más polémicas es precisamente la imposibilidad de solicitar asilo en suelo húngaro. Tras la crisis de 2015 y 2016, cuando más de un millón de personas llegó a la UE —un buen número de ellas para refugiarse de la guerra de Siria—, Hungría blindó sus fronteras y estableció que los demandantes de asilo solo pueden presentar sus solicitudes en las embajadas de Budapest en Kiev y en Belgrado. “Hasta ahora solo un modelo ha funcionado contra la migración ilegal, este es el modelo húngaro”, ha afirmado también este martes en la ciudad a orillas del Danubio.
Rechazo al nuevo pacto migratorio
Los dirigentes nacionalpopulistas han rechazado el pacto migratorio europeo, el principal compromiso que alcanzaron el año pasado las instituciones comunitarias, tras años de bloqueo, para tratar de contener las llegadas a la UE y al mismo tiempo establecer un mínimo reparto de demandantes de asilo entre países comunitarios. “No es una solución, sino parte del problema”, ha dicho el primer ministro de Hungría, que junto a Polonia, ha sido el país más opuesto al acuerdo. Fico ha manifestado también su rechazo al reparto obligatorio de refugiados. Según ha explicado en una comparecencia conjunta, hay tres corrientes respecto al pacto: quienes lo rechazan, quienes insisten en su adopción acelerada, y un tercer grupo, entre los que se encuentra Eslovaquia, que proponen soluciones innovadoras y reformas en la legislación, según el diario eslovaco Pravda.
Fico y Orbán han agradecido a Vucic su apoyo para controlar las entradas irregulares a través de la ruta de los Balcanes occidentales, que atraviesa la frontera serbia con la UE. “Este año hay un 80% memos de migrantes (en Serbia) que el año pasado”, ha dicho Vucic. “Seguiremos trabajando juntos y creo que el resultado será bueno”, se ha comprometido el dirigente serbio, que ha aclarado sin embargo que su país no tiene intención de acoger ningún centro de migrantes en su territorio. Según datos de Frontex, el número de cruces ilegales en esa vía cayó a menos de 17.000 intentos en los primeros nuevos meses de 2024.
La cumbre de los tres países centrada en la inmigración se produce en un momento en el que el asunto marca la agenda europea. “La inmigración puede tumbar gobiernos”, ha dicho Fico, según recogen varios medios eslovacos. “Teníamos razón cuando dijimos muy claramente al principio de la crisis migratoria que la base de la lucha contra la inmigración ilegal es la protección de las fronteras exteriores de la UE”, ha declarado el primer ministro eslovaco, que ha instado a que la política para frenar la migración sea prioritaria en el próximo presupuesto de la Unión.
Orbán ha vuelto a desafiar a Bruselas con la amenaza de enviar autobuses con migrantes. “Hay una situación cercana a la rebelión en la Unión Europea”, ha asegurado el primer ministro húngaro, que ha mencionado como parte de esa revuelta al primer ministro polaco, Donald Tusk, y al canciller alemán, Olaf Scholz. El primero acaba de proponer la suspensión temporal del derecho al asilo en caso de crisis, como la orquestada por Moscú y Minsk en el frontera que comparte Polonia con Bielorrusia. El segundo impuso controles en sus nueve fronteras desde septiembre hasta marzo, una medida que compromete el espacio Schengen de libre circulación.