El presidente de Colombia vaticina en la ONU “el fin de la humanidad” por las guerras y el cambio climático

El temor a una escalada regional del conflicto de Gaza planea sobre la sesión de apertura de la 79ª Asamblea General

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, durante su intervención en la 79ª Asamblea General de la ONU, en Nueva York, este martes.Foto: Reuters | Vídeo: REUTERS

El mundo se encuentra en estado crítico, a juzgar por los discursos que han abierto este martes la 79ª sesión de la Asamblea General de la ONU. Del catastrofismo del presidente de Colombia, Gustavo Petro, que ha vaticinado “...

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El mundo se encuentra en estado crítico, a juzgar por los discursos que han abierto este martes la 79ª sesión de la Asamblea General de la ONU. Del catastrofismo del presidente de Colombia, Gustavo Petro, que ha vaticinado “el fin de la humanidad” por las guerras y el impacto del cambio climático, al “torbellino” denunciado por el secretario general de la ONU, António Guterres, para quien el estado del mundo actual es literalmente insostenible, los mensajes de los líderes mundiales han alertado de lo obvio: a la sucesión de guerras en curso —esta sesión plenaria está definida por dos contiendas de calibre, las de Ucrania y Gaza— se suman las amenazas contra la supervivencia del planeta y el desafío insondable de las nuevas tecnologías, con la inteligencia artificial a la cabeza. Pero el mundo también adolece de otros retos antiguos y a veces olvidados, como la lucha contra el hambre que con ardor defendió el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el primer orador de la 79ª Asamblea.

El creciente conflicto en Oriente Próximo, con Líbano al borde de una guerra total, ha planeado como una sombra consciente sobre la sesión, una cita anual y tradicional que no por ello parece hallar prevenida a la ciudad de Nueva York: durante esta semana los taxis aplican una tarifa especial de congestión y los alrededores de la ONU se convierten en una cuajada telaraña de atascos. La ciudad, no obstante, se frota las manos por el retorno económico que la concentración de líderes mundiales proporciona a sus arcas, según la alcaldía, el equivalente a albergar tres Super Bowls en apenas una semana. Pero trastornos prácticos al margen, la verdadera incomodidad del plenario ha estado en los mensajes de los líderes, nada complacientes y aun menos optimistas, salvo Joe Biden, sobre los males del mundo.

Petro denunció que millones de hectáreas de la selva amazónica se hayan quemado en tan solo un mes por el calentamiento global. En su tercer discurso ante la ONU, clamó contra los países que tienen el “poder de destruir la vida de la humanidad” y desoyen las repetidas peticiones formuladas en la ONU por la mayoría de la comunidad internacional en favor de los palestinos de Gaza. “No nos escuchan cuando votamos a favor de detener el genocidio en Gaza”, lamentó Petro, haciéndose eco del clamor generalizado en el llamado sur global. También denunció “el crimen de genocidio” de Israel contra la población palestina el emir de Qatar, Tamim bin Hamad al Thani. El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, dedicó igualmente gran parte de su discurso a pedir el fin de la guerra en la Franja.

Entre los oradores de la primera jornada de la 79ª Asamblea estaban también el presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, recibido en el exterior de la ONU por una nutrida manifestación de opositores que pedían su detención; el de Turquía, Recep Tayyip Erdogan; el rey Abdalá de Jordania, parte especialmente interesada en el conflicto de Gaza y Líbano, y los dirigentes de Polonia y Argentina. Sobre este último, Javier Milei, tuvo palabras de crítica, aunque sin citarlo, su homólogo colombiano. El masivo ataque israelí contra su país obligó al primer ministro del Líbano, Najib Mikati, a cancelar su intervención. La llegada del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se aplazó hasta el jueves y será el viernes cuando finalmente intervenga en el plenario, según anunció su embajador en la ONU, Danny Danon. Sin embargo, el viaje dependerá de la “dinámica de lo que está pasando en Israel”, advirtió el diplomático.

Sobre el conflicto de Gaza, el rey de Jordania advirtió, o mejor dicho recordó, que su país no puede permitirse ser “una patria alternativa para los palestinos”, e igualmente que “nunca aceptará el desplazamiento forzoso de los palestinos, que es un crimen de guerra”. Consciente de que la estabilidad del reino hachemita depende de mantener el statu quo —la mitad de la población jordana es de origen palestino, y el fantasma del Septiembre negro, la guerra civil que enfrentó en 1970 a la OLP y el reino de Hussein, padre de Abdalá, está aún muy presente—, el monarca dedicó su discurso a la guerra de Gaza y criticó con dureza a Israel. “Hay extremistas que están arrastrando a nuestra región al borde de una guerra total, y esto incluye a los que siguen propagando la idea de Jordania como patria alternativa. Pues seré muy, muy claro: eso nunca va a suceder, nunca aceptaremos el desplazamiento forzoso de los palestinos”, subrayó. También se pronunció sobre el genocidio de Gaza el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, que atribuyó a la comunidad internacional, por su inacción, la masacre en Gaza y entonó un réquiem por la ONU y su incapacidad de frenar la violencia en la Franja, y a la que, sin embargo, instó a detener a Netanyahu como en su día la humanidad hizo frente a Hitler.

Junto con las de Gaza y Ucrania, la guerra de Sudán se hizo un hueco también en varias intervenciones. Destacaron las de Guterres y el presidente Biden, quien instó a la comunidad internacional a dejar de armar a las partes enfrentadas. Pero lo hizo sin mencionar a países concretos, pues ello habría implicado una referencia a Emiratos Árabes Unidos, estrecho aliado de Washington.

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