Israel desplaza el foco de la guerra desde Gaza a Líbano

El ministro de Defensa israelí asegura que mantendrán la presión militar sobre Hezbolá, lo que supone “grandes riesgos” y “oportunidades significativas”

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, durante una reunión este jueves.Foto: Amos Ben-Gershom (DPA/Getty) | Vídeo: EPV

Sin reducir la presión sobre Gaza, donde a lo largo de la tarde del jueves se escuchaban frecuentes disparos de artillería hacia el interior de la Franja, Israel pisa el acelerador para intentar mantener a raya a Hezbolá en la frontera con Líbano, en el norte. El Gobierno anunció a través del ministro de Defensa, Yoav Gallant, que va a mantener la presión militar sobre el país vecino, pese a que eso entraña “...

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Sin reducir la presión sobre Gaza, donde a lo largo de la tarde del jueves se escuchaban frecuentes disparos de artillería hacia el interior de la Franja, Israel pisa el acelerador para intentar mantener a raya a Hezbolá en la frontera con Líbano, en el norte. El Gobierno anunció a través del ministro de Defensa, Yoav Gallant, que va a mantener la presión militar sobre el país vecino, pese a que eso entraña “grandes riesgos” además de “oportunidades significativas”, añadió. Mientras tanto, el ejército bombardeaba posiciones del grupo chií en la frontera y cazas rompían la barrera del sonido sobre Beirut, la capital libanesa. A última hora del día Israel aseguraba que sus aviones de combate habían alcanzado un centenar de lanzaderas de cohetes que la milicia pensaba usar de forma inmediata para atacarle.

La milicia libanesa, con su jefe Hasan Nasralá al frente, prometió vengar el ataque que, entre el martes y el miércoles, provocó la explosión de miles de aparatos electrónicos usados por sus activos para comunicarse, y acusan del mismo a los servicios secretos exteriores del Estado judío, el Mosad. El resultado es de más de 30 muertos, la mitad de ellos integrantes de la milicia, y más de 3.000 heridos. Solo unas horas después de la intervención del líder de la milicia chií, la tarde del jueves, el ejército de Israel bombardeó el sur de Líbano, detallando que allí había objetivos relacionados con Hezbolá, publicó la agencia Reuters. “Las Fuerzas de Defensa de Israel están operando para llevar la seguridad al norte de Israel con el fin de permitir el regreso de los residentes a sus hogares, así como para lograr todos los objetivos de la guerra”, afirmaron las Fuerzas Armadas en un comunicado.

Militares israelíes evacúan a heridos tras estallar un proyectil lanzado desde Líbano, el jueves.Ayal Margolin (REUTERS)

En medio de esa creciente tensión a uno y otro lado de la frontera, Gallant ya dijo el miércoles que están reforzando sus capacidades en esa zona. “Esta es una nueva fase de la guerra, tiene oportunidades significativas, pero también grandes riesgos. Hezbolá se siente perseguido y la secuencia de nuestras operaciones militares continuará”, señaló el ministro Gallant durante un encuentro con los altos mandos del ejército y funcionarios de Defensa. Sin ofrecer detalles, Gallant da a entender que con las oportunidades se refiere al hecho de que Israel haya dejado seriamente dañadas las comunicaciones internas de Hezbolá y su capacidad de dar órdenes; además de haber extendido el pánico entre sus miembros, lo que puede suponer un obstáculo para una organización debilitada ante una posible guerra de alta intensidad. Además de la veintena de muertos, entre los heridos hay cientos de efectivos que, al menos en estos momentos, se encuentran fuera de combate. Se da por hecho que un número considerable de estos sería importante en caso de que aumentaran las hostilidades.

Por otro lado, en cuanto a los riesgos que alberga la actual coyuntura, es necesario recordar que el grupo libanés, apoyado directamente por Irán desde su nacimiento hace cuatro décadas, dispone de más de 100.000 milicianos y un arsenal de miles de misiles y drones. Se da por hecho también que Israel, sus militares y sus 10 millones de habitantes no se encuentran, tras más de 11 meses viviendo a la sombra de la guerra, en el mejor momento para afrontar los importantes daños personales y materiales que, sin duda, acarrearía un choque frontal con Hezbolá.

Una nube de humo se eleva sobre Tyre, en el sur de Líbano, tras un ataque israelí este jueves. Anadolu/Getty Images

El mazazo de los últimos días al partido-milicia libanés es visto por varios analistas israelíes no como el final de un proceso, sino como la chispa que puede hacer estallar el polvorín con una gran operación militar contra el entramado chií que puede incluir la ocupación de parte de Líbano. En todo caso, la decisión final ha de llegar al ejército desde el Ejecutivo. La caravana en la que se mueve el primer ministro Benjamín Netanyahu ha sido vista en la sede del Mosad, pero la oficina del mandatario no ha respondido siquiera a si visitó esas instalaciones, según el medio público Kan. Mientras, la línea divisoria entre ambos Estados sigue siendo escenario de combates y del intercambio de ataques desde uno y otro lado sobre los montes fronterizos.

Israel ha anunciado la muerte de dos de sus soldados en la zona, al tiempo que un misil y un dron lanzados desde Líbano causaron una decena de heridos. Mientras, el ejército israelí asegura que el lunes acabó con dos “terroristas” de Hezbolá a los que bombardeó mientras colocaban artefactos explosivos en el entorno de la frontera.

Manteniendo su retórica, Israel afirma que “la organización terrorista Hezbolá ha convertido el sur del Líbano en una zona de combate” y sigue empleando “las casas de los civiles, ha excavado túneles bajo ellas y ha utilizado a civiles como escudos humanos”, según un comunicado del ejército que insiste en que el objetivo es conseguir la seguridad necesaria para que los aproximadamente 60.000 israelíes desplazados por la guerra en el norte de Israel puedan volver a sus hogares. “Nuestro objetivo es que los residentes del norte regresen a sus hogares de manera segura”, incidió Gallant. “A medida que pase el tiempo, Hezbolá pagará un precio cada vez mayor”, agregó.

El ministro, sin embargo, no quiere olvidar Gaza, que, pese a todo, sigue siendo el principal escenario de una guerra que el 7 de octubre cumplirá un año y en la que han muerto ya más de 41.000 palestinos. “Al mismo tiempo, continuaremos y llevaremos a cabo el esfuerzo para devolver a los rehenes y desmantelar la organización terrorista Hamás”, continuó, incidiendo en el centenar de secuestrados, decenas de ellos ya muertos, que siguen cautivos en la Franja.

Distintas ciudades de Israel siguen siendo cada día escenario de manifestaciones en las que miles de ciudadanos presionan a las autoridades ―con especial énfasis en el primer ministro, Benjamín Netanyahu― para que prioricen la liberación frente a los combates. Hace menos de tres semanas que las tropas de ocupación regresaron de Gaza con los cuerpos de seis de ellos a los que sus captores habrían asesinado en un túnel ante la proximidad de los militares enemigos.

Esos rehenes forman parte de las negociaciones de un alto el fuego que las partes tratan de alcanzar desde hace meses. Israel ha anunciado que hay una nueva propuesta de pacto sobre la mesa que sus responsables han entregado a las autoridades estadounidenses. Permitiría regresar de una sola vez a todos los secuestrados, poner fin a las operaciones militares en el enclave palestino, liberar a prisioneros palestinos de cárceles israelíes y, a su vez, empujar al exilio al máximo jefe de Hamás, Yahia Sinwar, y al resto de responsables del grupo que quieran seguir sus pasos, según ha anunciado el medio público Kan.

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