Washington y Londres advierten a Moscú contra el uso de misiles iraníes en Ucrania

Los ministros de Exteriores de EE UU y el Reino Unido anuncian en Kiev tras verse con Zelenski paquetes de ayuda de más de 1.300 millones para asistencia energética, humanitaria y reconstrucción

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, saluda al presidente Zelenski en presencia del ministro de Exteriores británico, David Lammy, este miércoles en Kiev.Leon Neal (via REUTERS)

Estados Unidos y el Reino Unido han querido enviar este miércoles un mensaje de unidad en la defensa de Ucrania con una visita conjunta a Kiev de sus ministros de Exteriores. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ha subrayado que su presencia en la capital ucrania busca demostrar a la población del país que sus aliados “siguen luchando por la victoria de Ucrania”. Blinken ha añadido que antes desaparecerá el presidente ruso, Vladímir Putin, que la alianza euroatlántica en favor de Ucrania. El ministro d...

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Estados Unidos y el Reino Unido han querido enviar este miércoles un mensaje de unidad en la defensa de Ucrania con una visita conjunta a Kiev de sus ministros de Exteriores. El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ha subrayado que su presencia en la capital ucrania busca demostrar a la población del país que sus aliados “siguen luchando por la victoria de Ucrania”. Blinken ha añadido que antes desaparecerá el presidente ruso, Vladímir Putin, que la alianza euroatlántica en favor de Ucrania. El ministro de Exteriores británico, David Lammy, ha asegurado que esta coalición durará “100 años”. Ambos mandatarios han coincidido en afirmar que su transferencia de armamento a las tropas ucranias no escala la guerra a un mayor nivel. Quien provoca un aumento de la tensión, según Blinken y Lammy, es el envío de misiles balísticos de Irán a Moscú.

Tanto Estados Unidos como el Reino Unido y la Unión Europea dan por hecho que el régimen iraní ha enviado a Rusia sus misiles balísticos de medio alcance Fath-360. Moscú y Teherán lo niegan. Lammy advirtió a China que se desmarque de una suerte de coalición de “renegados” que conforman Rusia, Irán y Corea del Norte. En la invasión de Ucrania han sido clave los drones bomba de fabricación iraní Shahed, pero también la munición de artillería que el régimen norcoreano ha dado a Rusia en 2024.

La opinión pública ucrania esperaba que en la reunión de Blinken y Lammy con el presidente Volodímir Zelenski se anunciara la autorización por parte de Washington y Londres al uso de sus misiles de largo alcance ATACMS y Storm Shadow en suelo ruso. Esta es la principal demanda actual de la diplomacia ucrania, que entiende que es fundamental para anular la fuerza aérea rusa, que bombardea sus ciudades a cientos de kilómetros de distancia. Blinken se limitó a decir que el Gobierno de Joe Biden ha demostrado que sabe “adaptarse a cada situación para tomar decisiones”. Las declaraciones de Blinken son las mismas que expresó el pasado mayo cuando, tras semanas de duras negociaciones, anticiparon la autorización de Biden para el uso de sus misiles en zonas rusas fronterizas. El portavoz de Putin, Dmitri Peskov, dio por hecho este miércoles que la decisión de usar misiles de largo alcance de la OTAN en su territorio ya estaba tomada y que Rusia respondería a ello.

El secretario de Estado de EE UU sí anunció la concesión de un nuevo paquete de asistencia a Ucrania de 700 millones de dólares (unos 635 millones de euros), que incluye 325 millones de dólares de ayuda energética humanitaria, un anuncio análogo al que hizo su homólogo británico. Lammy confirmó la entrega a Kiev de más de 600 millones de libras (710 millones de euros). Esa cantidad incluye 242 millones de libras (286 millones de euros) ya anunciados, destinados a cubrir “necesidades humanitarias, energéticas y de estabilización inmediatas”, así como proyectos de reconstrucción, según un comunicado de la diplomacia británica. El resto del dinero se ofrecerá en forma de “garantías de préstamos para créditos del Banco Mundial antes de final de año”, destinados a pagar servicios públicos como escuelas, hospitales y pensiones.

Dudas sobre el desenlace de la guerra

Los mensajes de Blinken y Lammy subrayando el apoyo incondicional de sus países a Ucrania responden también a las crecientes dudas sobre el desenlace de la guerra. El canciller alemán, Olaf Scholz, ha vuelto insistir esta semana en la necesidad de acelerar unas futuras negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia. The Wall Street Journal publicaba este miércoles un artículo en el que aseguraba que el encuentro de los jefes de la diplomacia estadounidense y británica con Zelenski se enmarca en una presión de los aliados para determinar qué plan de guerra tiene Kiev para el próximo año y cuándo será el momento para buscar un final a la guerra.

El propio Blinken afirmó el martes que su entrevista con Zelenski debería servir para “entender qué necesidades tienen los ucranios en este momento, cuáles son sus objetivos y qué se puede hacer para apoyar estas necesidades”. Al Gobierno estadounidense también le preocupa, por una posible escalada de tensión con Moscú, la ocupación de territorio ruso por parte de Ucrania. Las Fuerzas Armadas Ucranias mantienen bajo su control desde el 6 de agosto más de 90 aldeas de la provincia rusa de Kursk. El portavoz del Pentágono, el general Patrick Ryder, admitió el 21 de agosto que están dialogando con Kiev para determinar cuál es su objetivo con esta incursión “en el largo plazo”. El Kremlin ha asegurado que si las tropas ucranias no se retiran de Kursk, Rusia no accederá a negociar nada.

Los líderes de las principales potencias que sustentan la defensa de Ucrania, desde Scholz al presidente francés, Emmanuel Macron, o al primer ministro británico, Keir Stramer, repiten que continuarán al lado de Ucrania el tiempo necesario para recuperar el territorio conquistado por Rusia, pero al mismo tiempo son conscientes de que cuanto más tiempo dura la guerra, más difícil es mantener el suministro militar. Además, la transferencia de armamento por parte de Occidente hasta ahora no es suficiente para hacer retroceder a las tropas del Kremlin, y para conseguirlo deberían multiplicarse entre tres y siete veces las partidas de armamento transferidas a Kiev hasta ahora por los países de la OTAN, según los expertos consultados por EL PAÍS en el último año.

En el futuro apoyo occidental a Ucrania planea una hipotética victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el próximo noviembre. El candidato republicano, a diferencia de su oponente, la demócrata Kamala Harris, se ha mostrado reticente a continuar dando apoyo militar a Ucrania y es partidario de terminar rápido el conflicto presionando a Zelenski y a Putin. En el debate televisivo con Harris que se celebró el martes, Trump se negó a decir que deseaba la victoria de Ucrania en la guerra.

Zelenski es consciente de la impaciencia internacional, también del inevitable desgaste entre su ciudadanía. Por eso se ha comprometido a concretar este año ante la comunidad internacional su propuesta definitiva para negociar con Rusia. El líder ucranio tiene previsto también presentar este septiembre al presidente Biden, a Harris y a Trump un “plan de victoria” para terminar con la guerra.

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