La huelga contra Netanyahu concluye prematuramente y sin paralizar Israel
Un tribunal pone fin al paro por considerarlo “político” y ajeno al motivo de su convocatoria: los rehenes en Gaza. Tuvo un seguimiento desigual, pero logró bloquear vuelos y cerrar durante ocho horas bancos, factorías y universidades
Bancos, puertos, factorías o universidades de Israel han detenido este lunes su actividad en el marco de la primera huelga contra el Gobierno de Benjamín Netanyahu en casi 11 meses de guerra. La convocatoria ha tenido un seguimiento desigual y una duración de apenas ocho horas, en las que se han producido pequeñas protestas y cortes de carreteras. Al mediodía, un tribunal ha ordenado poner fin al paro por considerarlo “político” y “sin vinculación” con el asunto por el que la gran central sindical (la Histadrut) lo convocó en la víspera (los rehenes en Gaza), sumándose a la indignación ―...
Bancos, puertos, factorías o universidades de Israel han detenido este lunes su actividad en el marco de la primera huelga contra el Gobierno de Benjamín Netanyahu en casi 11 meses de guerra. La convocatoria ha tenido un seguimiento desigual y una duración de apenas ocho horas, en las que se han producido pequeñas protestas y cortes de carreteras. Al mediodía, un tribunal ha ordenado poner fin al paro por considerarlo “político” y “sin vinculación” con el asunto por el que la gran central sindical (la Histadrut) lo convocó en la víspera (los rehenes en Gaza), sumándose a la indignación ―inédita en meses― por el hallazgo en un túnel de Gaza de otros seis cadáveres de secuestrados. Estos, criticaban los convocantes, habrían regresado con vida si Netanyahu no llevara desde diciembre poniendo palos entre las ruedas a un acuerdo de alto el fuego
El paro comenzó a las 5.00 (una hora más en la España peninsular) con una duración prevista de 24 horas. Primero, el presidente de la Histadrut, Arnon Bar-David, comunicó a un tribunal laboral, que analizaba una petición de suspenderla, que concluiría a las 18.00. Al mediodía, el tribunal ordenó ponerle fin ya a las 14.30 y Bar-David exhortó a los huelguistas a regresar a sus puestos de trabajo.
Durante su corta vida, la huelga no ha logrado paralizar Israel. Su seguimiento ha dependido mucho de la localidad, del sector y de la fuerza que tuviese cada rama sindical en el pulso con las autoridades gobernadas por el Likud, el partido de Netanyahu. Por ejemplo, la mayoría de bancos y universidades se sumaron y, en general, importantes empresas del sector privado. También la empresa eléctrica y el servicio postal, pero el seguimiento en los puertos fue desigual.
El primer ministro ha condenado el paro convocado por la Histadrut. “Es una vergüenza. Es como decirle a [el dirigente de Hamás, Yahia] Sinwar: ‘Has matado a seis personas, nosotros te apoyamos”, ha dicho Netanyahu durante una reunión de su Gabinete.
Las empresas municipales de autobuses en Tel Aviv y Jerusalén solo pararon las seis primeras horas del día. Igual que los colegios de primaria ―los de secundaria ya estaban de huelga por un conflicto salarial―, que reabrieron a las 12.00. El metro ligero, sin embargo, siguió funcionando en la tercera ciudad, Haifa.
Un importante termómetro fue el aeropuerto internacional Ben Gurión de Tel Aviv, que recoge la inmensa mayoría de entradas y salidas por vía aérea. Tras horas de presiones durante el domingo, el paro acabó limitado a dos horas (de 8.00 a 10.00) y solo para los despegues, sin impedir los aterrizajes. La Histadrut y el Ministerio de Transportes ―que dirige una de las ministras más derechistas del Likud, Miri Regev― mantuvieron un pulso pasada esa hora, porque continuaron los retrasos y largas colas, con estrategias como frenar la facturación y recogida de equipaje en los mostradores. Solo salieron siete vuelos a Estados Unidos hasta la orden judicial.
Esta mañana, durante la huelga, el presidente del departamento de Relaciones Públicas de la Histadrut, Yaniv Levy, cifró las autoridades locales en huelga en un 95% y abrió la puerta a nuevas convocatorias que incluyan más sectores. La víspera, el ministro de Finanzas, el ultraderechista Bezalel Smotrich, que se opone a un acuerdo de alto el fuego porque lo considera una “rendición” frente a Hamás, afirmó que el paro de este lunes “cumple los sueños” del líder de Hamás y cerebro del ataque del 7 de octubre de 2023. Además, ordenó al Departamento de Tesorería asegurarse de descontar el día del salario a quienes no acudiesen a sus puestos de trabajo.
Pese a su desigual éxito, es la primera huelga contra el Gobierno de Netanyahu desde marzo de 2023 (entonces, con motivo de su polémica y divisiva reforma judicial), tras dos semanas de agravios acumulados y 12 rehenes regresando en ataúdes. Según la autopsia, de la que dan cuenta medios locales, los seis últimos fueron asesinados con disparos a quemarropa, unas 48 y 72 horas antes de su hallazgo, este domingo, en un túnel de Gaza. Es decir, que aparentemente sus captores los ejecutaron y huyeron, al entender que los soldados habían descubierto el escondrijo y se disponían a intentar rescatarlos. Solo el beduino Qaid Farhan Alkadi fue hallado con vida por las tropas este mes en un túnel. Era el único musulmán.
Los 12 israelíes judíos encontrados sin vida en Gaza en tan pocos días han echado aún más por tierra el mantra de Netanyahu de que “la presión militar acerca un pacto, en vez de alejarlo” y sacó el domingo a las calles a unas 500.000 personas en 40 localidades, en torno a un 5% de la población del país. La mayoría se manifestó en Tel Aviv, donde jóvenes urbanos, habitantes de los kibutz cercanos y ancianos veteranos de la Guerra del Yom Kipur de 1973 se juntaron para corear cánticos como: “¡Todos [los rehenes] ahora!”, “¡Acuerdo ya!”, “¿Por qué están aún en Gaza?” o “¡Tú eres el líder, tú eres culpable!”, en alusión a Netanyahu.
El presidente de la Histadrut, consciente ―como admitió sobre el estrado― de que solo ahora respondía a meses de presiones para paralizar el país, insistió en que lo más importante en este momento es lograr un alto el fuego que traiga de vuelta a los 101 rehenes aún en Gaza, de los que el ejército ha confirmado como muertos a una treintena. “¡Los judíos no abandonan a los judíos, ¿qué no está claro en esto? ¡No tiene sentido que nuestros hijos mueran en túneles por consideraciones políticas! […] El país está camino de la ruina política”, declaró. La Histadrut, reticente a llamar a la huelga, venía negociando con el Ministerio de Finanzas una mejora salarial en los convenios.
Aún hay 18 arrestados por las protestas del domingo en Tel Aviv. No en la manifestación general, sino ya en torno a la medianoche, cuando varios miles lograron saltarse el cordón policial y cortar la carretera de circunvalación Ayalón. El ambiente era otro. Los policías, algunos de ellos a caballo, emplearon cañones de agua y granadas de ruido para dispersarlos. Al avanzar, iban sacando a la gente a empujones.
Eran sobre todo jóvenes, que encendieron hogueras y montaron barricadas en medio de la carretera, entonando lemas más políticos que en la protesta previa, como “Bibi [el apodo de Netanyahu] mata a los rehenes”, “Policía, ¿a quién proteges?” o “[Itamar] Ben Gvir es un terrorista”, en referencia al ministro ultra a cargo de la policía. Los forcejeos con los manifestantes, que se resistían a moverse o se encaraban a los policías, fueron constantes durante las tres horas que duró el bloqueo de Ayalón.
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