El ejército israelí recupera en Gaza los cadáveres de seis rehenes capturados por Hamás
Los familiares interpretan la noticia como una prueba más de la importancia de cerrar el acuerdo de alto el fuego para traer de vuelta a los otros 109 secuestrados, al menos un tercio sin vida
Uno de los temores del movimiento que presiona en Israel por traer de vuelta al centenar de rehenes que quedan en Gaza, por medio de un acuerdo de alto el fuego, es que llegue tan tarde que sus seres queridos acaben regresando en ataúdes. Es justo lo que ha sucedido este martes, tras recuperar el ejército israelí los cadáveres de seis civiles que Hamás había secuestrado con vida en su ataque del 7 de octubre de 2023. A u...
Uno de los temores del movimiento que presiona en Israel por traer de vuelta al centenar de rehenes que quedan en Gaza, por medio de un acuerdo de alto el fuego, es que llegue tan tarde que sus seres queridos acaben regresando en ataúdes. Es justo lo que ha sucedido este martes, tras recuperar el ejército israelí los cadáveres de seis civiles que Hamás había secuestrado con vida en su ataque del 7 de octubre de 2023. A uno de ellos se le daba aún por vivo. Nunca, en 10 meses de guerra, Israel había rescatado a la vez tantos cadáveres de rehenes, y sucede en plena negociación exprés de un pacto que ponga fin a la invasión.
Los militares los hallaron en la madrugada del martes en un túnel en la zona de Jan Yunis, según ha informado el ejército. Fue una operación basada “en información precisa de inteligencia” y sin enfrentamientos con sus guardianes, que aparentemente habían huido.
Se trata de Yagev Buchshtab, Alexander Dancyg, Avraham Munder, Yoram Metzger, Nadav Popplewell y Jaim Perry. Son seis civiles (cuatro de ellos con edades entre 75 y 80 años) que vivían en dos kibutzs cercanos a Gaza ―Nir Oz y Nirim― y se encontraron al alba del 7 de octubre con decenas de milicianos invadiendo por sorpresa sus casas y calles.
Tras el rescate de este martes, quedan 109 rehenes en Gaza. Al menos un tercio sin vida; probablemente, la mitad, según las estimaciones. Las milicias palestinas capturaron el 7 de octubre más de 250, pero un centenar fue canjeado en noviembre (en el único respiro de la guerra) por la excarcelación del triple de presos palestinos, una semana de alto el fuego y la entrada de más ayuda humanitaria. Desde entonces, el ejército solo ha logrado rescates con vida muy puntuales, como dos, con doble nacionalidad argentino-israelí, en febrero, o cuatro, con bombardeos masivos que mataron a unos 270 gazatíes, en junio. También ha ido hallando cadáveres de otros rehenes o confirmando sus muertes.
El Foro de Rehenes y Familias Desaparecidas, el principal lobby en favor de su regreso negociado, ha aplaudido que las familias puedan por fin “dar descanso eterno” a sus seres queridos, pero ha exhortado al Gobierno de Benjamín Netanyahu a “hacer todo lo que esté en su mano para finalizar el acuerdo que está sobre la mesa”, porque “el regreso inmediato de los 109 rehenes restantes solo puede lograrse mediante un pacto” y el Estado “tiene la obligación moral y ética” de que todos vuelvan a casa con vida o “reciban un entierro digno”.
Es lo que Yuval Buchstab, hermano del más joven de los seis (Yagev Buchshtab), ha dicho en televisión en términos más personales: “Nuestro caso es el ejemplo de por qué hace falta un acuerdo ya y hay que ser flexibles [en la negociación]”.
Matti Dancyg, hijo de otro de los rescatados, Alexander Dancyg, ha cargado contra Netanyahu en la radio pública. “Eligió sacrificar a los rehenes para mantener en pie su Gobierno. La gente lo juzgará, y lo pagará caro”, ha dicho.
Aunque no hubiese un cuerpo del que despedirse, Dancyg había iniciado el duelo, porque las autoridades militares ya le habían confirmado el fallecimiento de su padre durante el cautiverio. Explicó que se produjo en febrero, “probablemente en un bombardeo del ejército que mató a cinco rehenes, aunque aún no se ha hecho pública la investigación”, porque sigue en curso. “Lo más importante ahora es sacar a los que están con vida”, ha concluido.
Urgencia
Las autoridades sí daban por vivo a Avraham Munder, de 79 años. El Foro ha interpretado su hallazgo ya cadáver como “una prueba más de la urgencia de sellar e implementar el acuerdo” presentado por los mediadores (Estados Unidos, Egipto y Qatar) la semana pasada. “Abraham fue capturado vivo y soportó un cautiverio agonizante junto a sus seres queridos. Debería haber regresado vivo a casa con su familia. Su asesinato en cautiverio subraya el retraso en la implementación del acuerdo, que podría haber salvado su vida y la de otros rehenes”, señaló el foro.
Netanyahu ha emitido un comunicado en el que alaba a los soldados que participaron en la misión y señala, al final, que “seguirá haciendo todos los esfuerzos para traer de vuelta a todos los rehenes”. Viene reforzado de una reunión en la víspera con el jefe de la diplomacia de EE UU, Antony Blinken, en Tel Aviv. Tras entrevistarse durante casi tres horas, Blinken aseguró que el dirigente israelí apoya la “propuesta de consenso” sobre un alto el fuego en Gaza por fases que elaboraron la semana pasada los mediadores. La pelota, añadió, está ahora en el tejado de Hamás, al que exhortó a “hacer lo mismo” sin dilación.
El movimiento islamista ya ha dicho que considera el texto un traje tejido con prisas por Washington a medida de su gran aliado en Oriente Próximo. Uno de sus líderes, Osama Hamdan, aseguró el lunes que los negociadores desconocen “los detalles exactos de la nueva propuesta estadounidense”, pero lamentó el “retroceso respecto de los asuntos incluidos en el documento” presentado por el presidente de EE UU, Joe Biden, y respaldado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Es por lo que Hamás no acudió a la negociación de la semana pasada en la capital catarí. Pero no rompe la baraja, ni se niega a continuar el diálogo. Este martes, el movimiento ha manifestado su “asombro” por una frase de Blinken (“Hamás está dando marcha atrás ahora”) cuando justo su posición es “hablar de cómo implementar” lo ya pactado en julio, en vez de acomodar las nuevas peticiones o marchas atrás de Netanyahu en un nuevo borrador. Las palabras del jefe de la diplomacia estadounidense “no reflejan la verdadera posición del movimiento, que está ansioso por alcanzar un cese de la agresión”, ha afirmado Hamás.
Blinken está en El Cairo, desde donde viajará a Doha, la capital catarí, para presentar a los otros dos mediadores el resultado de sus entrevistas en Israel y coordinarse. Pero ya nadie echa las campanas al vuelo ―como hizo Estados Unidos la pasada semana― en una estrategia para intentar impulsar el acuerdo que solo sirvió para generar falsas esperanzas e irritar a quienes participaban en el diálogo. Precisamente, como no hay avances sobre los que trabajar, los mediadores se han visto obligados a aplazar hasta, al menos, el fin de semana la ronda negociadora en El Cairo que esperaban comenzar este miércoles.
Este martes, en una reunión con un pequeño foro de familiares de rehenes que defiende la línea dura en la negociación, Netanyahu admitió que “no es seguro que haya un acuerdo”, e insistió en “continuar con la presión militar con toda la fuerza” porque “es lo único que llevará a Hamás a abandonar sus demandas ilógicas”.
En el foco del diálogo está el Corredor Filadelfia, la frontera entre Gaza y Egipto. Hamás insiste en que el fin de la guerra implique la retirada total de las tropas israelíes, pero Netanyahu quiere mantener una parte (la propuesta de compromiso de EE UU consiste en limitarla) para impedir que entre armamento a través de los túneles. Netanyahu no se fía de que lo controle solo una fuerza multinacional, ni siquiera estadounidense, pese a que el propio jefe del Estado mayor, Herzi Halevi, ha sugerido la posibilidad de “monitorear” la zona, sin necesidad de soldados sobre el terreno y con redadas puntuales. Netanyahu también quiere presencia militar permanente en otro corredor, el que corta Gaza en dos en perpendicular al Filadelfia.
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