Buques chinos y filipinos chocan en aguas disputadas del mar del Sur de China
Las guardias costeras de los dos países se acusan de realizar “maniobras ilegales” un mes después de que Pekín y Manila anunciaran su intención de reducir la tensión en la zona
Los rifirrafes navales entre China y Filipinas han vuelto a enturbiar este lunes las aguas del mar del Sur de China. Las guardias costeras de los dos países se han acusado mutuamente de embestir embarcaciones y realizar maniobras peligrosas cerca del atolón Sabina, ubicado en las disputadas islas Spratly. El encontronazo, que ha causado daños en dos barcos guardacostas filipinos, llega menos de un mes después de que amb...
Los rifirrafes navales entre China y Filipinas han vuelto a enturbiar este lunes las aguas del mar del Sur de China. Las guardias costeras de los dos países se han acusado mutuamente de embestir embarcaciones y realizar maniobras peligrosas cerca del atolón Sabina, ubicado en las disputadas islas Spratly. El encontronazo, que ha causado daños en dos barcos guardacostas filipinos, llega menos de un mes después de que ambos gobiernos se emplazasen a “reducir las tensiones y gestionar las diferencias” en la región. Pretendían hacerlo a través de “un acuerdo provisional” para evitar confrontaciones durante las misiones filipinas para enviar suministros a los soldados estacionados en el Sierra Madre, un oxidado buque de la II Guerra Mundial encallado desde 1999 por el Gobierno de Manila en el banco de arena de Ayungin —cercano al de Sabina—, para mantener sus intereses en el enclave. Pekín, que lleva 25 años esperando que el navío se desintegre por completo, bloquea con frecuencia los esfuerzos filipinos de reabastecimiento.
De acuerdo con la versión de la Guardia Costera china, en la madrugada del lunes, dos barcos de su contraparte filipina entraron en aguas cercanas al bajío Sabina, que ambas naciones reclaman. El arrecife, que en China se conoce como Xianbin Jiao y, en Filipinas, como Escoda, se encuentra 140 kilómetros al oeste de la isla filipina de Palawan y a más de 1.000 kilómetros de la isla china de Hainan.
La parte china afirma en un comunicado que, a las 3.24 de la madrugada (las 21.24 del domingo en la España peninsular), uno de los dos buques filipinos “hizo caso omiso a las repetidas advertencias” y “colisionó deliberadamente” contra una de sus embarcaciones de forma “poco profesional y peligrosa”.
Manila, sin embargo, ha rebatido esa versión, y ha criticado a Pekín por “imponer su propia interpretación de los hechos”. La guardia filipina ha asegurado que sus buques “se toparon con las maniobras ilegales y agresivas” de los navíos chinos cuando se dirigían a proveer suministros al personal destacado en las islas Patag y Lawak, controladas por Filipinas, pero que China también reclama.
Los guardacostas filipinos han notificado que una de las colisiones provocó un orificio con un diámetro aproximado de 12 centímetros en la cubierta del barco Cape Engaño. Minutos después, otra embarcación china embistió dos veces al buque filipino Bagacay, cuya sala auxiliar ha quedado dañada con un agujero de un metro de ancho, según los funcionarios filipinos. El portavoz de la Guardia Costera filipina, el comodoro Jay Tarriela, ha señalado que se trata del “mayor daño estructural” sufrido “como consecuencia de las peligrosas maniobras llevadas a cabo por los guardacostas chinos”.
En otra declaración, los responsables de seguridad marítima de China manifestaron que, alrededor de las 06.00 (las 00.00, hora peninsular española), uno de esos mismos buques filipinos se acercó al banco de arena de Ayungin —que también reclaman las dos naciones—, lo que obligó a la parte china a tomar “medidas de control de acuerdo con la ley”.
El portavoz de los guardacostas chinos, Gan Yu, acusó a la parte filipina de “provocar problemas repetidamente” y de “violar” el acuerdo temporal que los dos países alcanzaron en julio sobre la entrega de suministros al Sierra Madre. Ha aseverado que, si Manila no “cesa inmediatamente con sus provocaciones”, deberá “asumir las consecuencias”. Filipinas, por su parte, ha aseverado que sus dos buques continuarán con su misión de reabastecimiento a los soldados estacionados en Patag, y ha llamado a la “moderación y a la adhesión a la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar”.
En los últimos meses, el deshabitado atolón Sabina se ha convertido en un nuevo punto de conflicto entre los dos gobiernos. La lengua de arena sirve de lugar de encuentro para los buques filipinos que llevan a cabo misiones de reabastecimiento del Sierra Madre.
Los enfrentamientos comenzaron en abril, con la llegada al islote de Sabina de uno de los barcos de la Guardia Costera filipina mejor equipados, el BRP Teresa Magbanua. Pekín consideró dicha acción como un nuevo intento de Manila de establecer un puesto avanzando permanente, mientras que Filipinas alega que su presencia responde a los informes de que China está llevando a cabo misiones de recuperación de tierras.
“Respuesta contundente”
El jueves, la Iniciativa de Sondeo de la Situación Estratégica en el Mar del Sur de China, una plataforma lanzada por el Instituto de Investigación Oceánica de la prestigiosa Universidad de Pekín, sugirió en un informe que Filipinas estaba enviando un nuevo buque guardacostas para sustituir el BRP Teresa Magbanua, y predijo una “respuesta contundente” por parte del gigante asiático. El viernes, el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Lin Jian, declaró que su país estaba “siguiendo de cerca” los acontecimientos y que “tomaría medidas firmes y decididas”.
China reclama “soberanía indiscutible” sobre un 90% del mar del Sur de China, alegando “razones históricas”. En 2016, el Tribunal Permanente de Arbitraje en La Haya negó por unanimidad la base legal de sus argumentos y dictaminó que el expansionismo de Pekín viola los derechos soberanos de muchos de sus vecinos. Aunque la República Popular es firmante del tratado de la ONU sobre el que se basa el fallo, cuestiona la autoridad de esa decisión y no la reconoce.
Hace una semana, dos aviones militares chinos ejecutaron una maniobra peligrosa y lanzaron bengalas en la trayectoria de los aviones de la Fuerza Aérea filipina que realizaban una patrulla rutinaria sobre otro atolón disputado, el de Scarborough, cercano a la isla filipina de Luzón.
Tanto el banco de arena de Sabina como el de Ayungin se encuentran ubicados en la zona económica exclusiva de Filipinas que, según el derecho internacional, se extiende hasta 200 millas náuticas de la costa de un Estado soberano. El bajío de Sabina se aleja 123,6 millas náuticas de la isla filipina de Palawan, mientras que el de Ayungin dista 105 millas náuticas. El domingo, el comodoro Jay Tarriela escribió en la red social X que sus buques “tienen derecho a operar dentro de la laguna del atolón durante el tiempo que sea necesario, sin necesidad de pedir permiso a ningún otro país”.
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