Israel ordena una segunda evacuación de Ciudad de Gaza en plena ofensiva en la localidad
Netanyahu insiste al enviado de EE UU en que cualquier acuerdo deberá respetar sus “líneas rojas”, es decir, el plan de Israel de seguir atacando tras liberar a los rehenes
Sin que se conozcan avances en las negociaciones para lograr una tregua, las órdenes de evacuación forzosas —e ilegales, según la ley humanitaria internacional— se suceden por parte del ejército de Israel contra la población de Gaza. En esta ocasión les toca el turno, por segunda vez, a los habitantes de Ciudad de Gaza, capital y principal núcleo del enclave palestino. Ya en los primeros días de la guerra, el pasado octubre, las tropas de ocupación obligaron a marcharse a cientos de miles de ciudadanos del norte hacia la zona meridional. Fue el primero de muchos traslados al ritmo de las bomba...
Sin que se conozcan avances en las negociaciones para lograr una tregua, las órdenes de evacuación forzosas —e ilegales, según la ley humanitaria internacional— se suceden por parte del ejército de Israel contra la población de Gaza. En esta ocasión les toca el turno, por segunda vez, a los habitantes de Ciudad de Gaza, capital y principal núcleo del enclave palestino. Ya en los primeros días de la guerra, el pasado octubre, las tropas de ocupación obligaron a marcharse a cientos de miles de ciudadanos del norte hacia la zona meridional. Fue el primero de muchos traslados al ritmo de las bombas para cientos de miles de gazatíes. Ahora, nueve meses después y mientras Israel sigue bombardeando, impone la misma orden contra los que permanecen en esa urbe pese a los incesantes ataques y los miles de muertos.
Ciudad de Gaza “seguirá siendo una peligrosa zona de combate”, según el portavoz en árabe de las Fuerzas Armadas, Avichay Adraee, que este miércoles ha publicado la citada orden en su cuenta de X (antes Twitter). Adjunta un mapa con el plan de salida y los itinerarios que, además, ha sido lanzado impreso en papel sobre la población para que se dé por avisada. Pueden escapar tanto por la ruta de la costa, en el oeste, como por la que transcurre en paralelo a la valla de separación con Israel, en el este. La zona propuesta como “segura”, como ocurrió en octubre, es Deir el Balah.
Detrás de este nuevo movimiento de la población subyace una realidad: pese a su superioridad en número y en armamento y pese a ser uno de los objetivos que Israel busca en la presente contienda, el ejército israelí no es capaz de poner coto a la resistencia armada palestina, comandada principalmente por Hamás. Bastiones como el barrio capitalino de Shujaiya son escenario estos días de intensos combates en medio de emboscadas por parte de los milicianos palestinos a los soldados israelíes. Tras ser dados por eliminados, como rescoldos mal apagados, los batallones de Hamás consiguen reorganizarse pese a los miles de bajas —sin dar cifras exactas— que asegura haberles infligido el ejército. El Ministerio de Sanidad de Gaza elevó este miércoles a 38.295 los muertos desde que comenzara la guerra el pasado 7 de octubre.
El aparato de comunicación del grupo fundamentalista hace públicos vídeos a diario en los que muestra a sus hombres haciendo frente a las tropas israelíes. Además de los lanzagranadas o los francotiradores, cada vez son más frecuentes los casos de colocación de bombas en el terreno que son activadas al paso de los vehículos del enemigo ya sean blindados de transporte de personal, tanques o excavadoras. Aparte de Shujaiya, otras zonas como Zeitún o el campo de refugiados de Yabalia, el mayor de la Franja, han sido lugares a los que los soldados han tenido que regresar ante el resurgimiento de la resistencia.
La presión militar ha llevado a Médicos Sin Fronteras (MSF) a cerrar el último centro de salud que mantenía abierto en la zona norte de Gaza, confirma esta organización humanitaria en un comunicado. Estuvo atendiendo a pacientes hasta que un “intenso tiroteo” le obligó a marcharse, añade. Suhail Habib, uno de sus mecánicos, ha grabado un vídeo en el que da cuenta de las dificultades: “No sabemos adónde ir. Dónde dormir, dónde guarecernos”, al tiempo que da cuenta de lo complicado que es conseguir comida con las panaderías cerradas. También expresa su preocupación por los heridos que se encuentren cerradas las instalaciones. Solo están operativos el Hospital Indonesio y el Kamal Adwan, recalca Habib.
La orden de evacuación de la capital de la Franja ha tenido lugar un día después del bombardeo de una escuela de Naciones Unidas, en la que el ejército de Israel ha causado una treintena de muertos en Jan Yunis, principal núcleo del sur. Allí, la semana pasada, el ejército también ordenó, como en ocasiones anteriores en los últimos meses, una movilización forzosa de unos 200.000 ciudadanos. En esa ciudad meridional se suceden también los choques armados, como en la vecina Rafah, fronteriza con Egipto.
Israel insiste, según el ministro de Defensa, Yoav Gallant, en que pretende que Hamás no regrese a esa zona fronteriza, donde asegura que los milicianos se surten de armas gracias a los túneles subterráneos cavados hasta el lado egipcio. Gallant se ha reunido el miércoles con el enviado de Estados Unidos para Oriente Próximo, Brett McGurk, con el que trató la posibilidad de alcanzar un alto el fuego. “Los dos han abordado la importancia de aprovechar la oportunidad creada para lograr un acuerdo para el regreso de los rehenes retenidos por Hamás en Gaza”, según un comunicado de la oficina del ministro.
Previamente, el enviado había sido recibido por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, que “enfatizó su compromiso con un acuerdo siempre y cuando se mantengan las líneas rojas de Israel”, según un comunicado de su oficina. Esos límites son, esencialmente, liberar a los cautivos y guardarse en la manga el as del derecho a seguir la guerra contra Hamás a continuación. Una delegación israelí se encuentra en Qatar tratando de acercar posturas para el acuerdo.
Mientras, varios cientos de personas se han vuelto a manifestar en la carretera que lleva de Tel Aviv a Jerusalén para presionar a las autoridades en la consecución de un acuerdo para traer a casa a los más de 100 secuestrados, de los que unos 40 están ya muertos.
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